OAXACA, OAX., junio 30.–En conferencia efectuada en la Biblioteca Francisco de Burgoa, el historiador Enrique Krauze vino a sustentar a esta capital la tesis de que el presidente Enrique Peña Nieto no tiene el poder que ejercieron sus homólogos Gustavo Díaz Ordaz o Ernesto Zedillo Ponce de León, por ejemplo.
En el 30 aniversario de la publicación de su libro “Por una democracia sin adjetivos”, invitado por el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, pero acompañado por diputados como el priista Martín Vázquez Villanueva, reiteró que “el presidente de la República no tiene el poder” y que ejercerlo como aquellos otros del siglo XX “no se lo permitirían hoy ni el Congreso de la Unión ni el periodismo ni la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)”.
En un discurso que pareció más manifiesto político que ejercicio académico, además, dio a entender que la “democracia sin adjetivos”, sola, como la querían Francisco I. Madero o José Vasconcelos, la planteó él –Enrique Krauze– en la década de 1980 en su libro de marras.
Al señalar que la “democracia es no estar de acuerdo, pero incluyendo aspectos como la tolerancia”, precisó que su libro nació con un ensayo escrito en 1983 en Oxford, Inglaterra, donde descubrió que en siglos anteriores en ese país también tuvieron su PRI que compraba votos y manejaba al rey.
Además, refirió que, históricamente, en el siglo XX hubo dos experimentos democráticos en México, los de Madero y Vasconcelos, y uno previo que ocurrió en el siglo XIX con la República Restaurada de Benito Juárez.
Ya situado en las últimas décadas del siglo XX, expuso que la democracia sufría, en diferentes ámbitos, tres tipos de autoritarismo: el del PRI, el del socialismo y el golpista de Sudamérica.
Y que, en México, la democracia sola, sin adjetivos, se comenzó a tomar en serio a partir de 1988.
El autor de “Biografía del poder” sostuvo que hablar de “presidencialismo” como lo hacía Daniel Cosío Villegas, suena “rarísimo para las generaciones de hoy”.
Pero, añadió, es que “estoy hablando de otra época: de esos años ochenta en la que la democracia era una palabra rarísima”.
Incluso, a manera de comparación entre la situación de ayer y hoy, cuando “estamos mejor que como éramos antes” –a pesar de que vivimos en “una zona delicada y conflictiva”–, recordó los tiempos de quien fuera catalogado como el paradigma del cacique priista del siglo XX: Gonzalo N. Santos.
En específico, mencionó escenas como cuando el “Alazán Tostado”, oriundo de Tamuín, huasteca potosina, rociaba con balas de metralleta a los votantes de la oposición.
De ahí que, “aunque no somos Suiza y la situación hoy es más caótica y difícil, pero más clara, el sistema político mexicano del siglo XX ya no existe”, y “por eso estamos mejor que como éramos antes”, según el intelectual que Antonio Gramsci, seguramente, catalogaría como orgánico; el ensayista que creció bajo el amparo del poeta Octavio Paz; el editor de la revista “Letras Libres”, y el director políticamente correcto en relación con Televisa, donde por años ha mantenido su programa “Clío”.