EXPRESIONES.- El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, defensor de migrantes, ha declarado en diversos medios de comunicación que varios testigos le dijeron que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron incinerados. Los colocaron en una pira de madera, afirmó.
Y agregó: “El gobierno sabe y supo desde un principio todo esto. Si cree que estoy mintiendo, me encantaría que me dijera que soy mentiroso y que demostrara lo contrario. Parece que todo se está obstaculizando como para que no se supiera esta verdad“.
Palabras fuertes que se entrelazan con las afirmaciones que también ofreció el senador Miguel Barbosa, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, quien en entrevista con el director del periódico Milenio, Carlos Marín, dijo que lo de Ayotzinapa será un caso como el 68 , como el 71, como Atenco, dando a entender que estos renglones torcidos del ejercicio del poder siempre se entierran, dejando al tiempo el restañar las heridas o meterlas en el saco histórico de tantas y tantas versiones vergonzosas de nuestro devenir político.
Realidad de un México corrupto y sangriento que prefiere guardar las apariencias que ejercer la vida política bajo un pleno estado de derecho, en donde la legalidad se imponga a la impunidad.
Se sigue prefiriendo maquillar los errores, las omisiones y la corrupción que prevalece en los tres niveles de gobierno, dejando en el panteón del olvido hechos que debieron enfrentarse en su oportunidad bajo el imperio de la ley y el orden.
Hechos que ubican a México como un país débil y comparsa del imperialismo, precisamente ahora que se está buscando crecer y transformarse en un país más independiente y capaz de codearse con otras potencias en el plano internacional.
El presidente Enrique Peña Nieto se ubica con ello en el dintel de encarar un reto mucho más grande que las “famosas” reformas estructurales.
Lo de Ayotzinapa encuera a un México demasiado corrupto, ante los ojos de todo el mundo.
Solalinde y Barbosa, como ángeles o demonios, han puesto el dedo en la llaga.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, miércoles 22 de octubre de 2014
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