OAXACA, OAX., octubre 28.−”Derechos sexuales y reproductivos” es el tema de la tercera edición de la Muestra Internacional de Cine con Perspectiva de Género 2014 (MICGénero) que hoy inicia aquí con la exhibición –en OaxacaCine Alcalá (avenida Independencia 900, Centro), a las 19:00 horas− de la cinta “Pelo malo” (Venezuela, 2013), de Mariana Rondón, y culmina el nueve de noviembre.

Conferencias y retrospectivas, documentales, corto y largometrajes de exponentes de países de todo el mundo serán presentados en espacios como el Centro Cultural san Pablo, Museo de Arte Contemporáneo (MACO), Paraninfo y Centro Cultural Universitario de la UABJO, Teatro Juárez, Colectivo Tutuma y Cinemex.

El programa incluye la serie de producciones “Cineminuto”, pequeñas creaciones cinematográficas filmadas en Chiapas, Distrito Federal, Oaxaca y Yucatán que tratan temas como el del parto, las parteras, el aborto, las prácticas anticonceptivas y el condón, y el ejercicio de la reproducción sexual consensuada, por cierto, la palabra clave del espíritu de la MICGénero 2014.

Es decir, derechos sexuales y reproductivos sobre los que la población debe de informarse y tomar conciencia, al igual que de las sanciones punitivas que se ameritan cuando sean transgredidos.

El espectro es amplio e incluye filmes como “Quebranto” (México, 2013), de Roberto Fiesco; “Made in Honduras” (México/Honduras, 2014), de Mateo Crossa Niell/ Opus Social Media; “A story of children and film” (Reino Unido, 2013), de Mark Cousins; “Paris is burning” (Estados Unidos, 1991), de Jennie Livingston, y “Turning” (Dinamarca, 2012), de Charles Atlas, entre varios más.

También una prueba de cine queer y postporno a través de largometrajes como “Mutantes: punk porn feminism” (2009), de Virginie Despentes.

−Naief Yehya ha planteado que vivimos en una sociedad pornificada. La pornografía hoy es una mercancía del capitalismo salvaje que está en todos lados. No es que sea mala “per se”, sino que la educación sexual se quedó atrás y se carece de elementos para digerir aquélla de una forma crítica. ¿Qué piensas al respecto?

Responde Hipatia Argüero Mendoza, directora de comunicación de MICGénero: “Claro, de acuerdo. Es un tema que nos ha interesado mucho. Contamos con una sección llamada “Queer y postporno” y en nuestro programa incluimos un par de películas del tipo: es pornografía hecha desde una mirada consciente de lo que implica”.

Todo el mundo “consume de una manera inconsciente la pornografía comercial, sin pensar realmente lo que está perpetuando, porque ésta muchas veces es muy violenta y dispar: con imágenes de mujeres en posiciones de completa sumisión, sin una cualidad participativa en el acto sino más bien como una vasija donde los hombres realizan sus actos sexuales”.

No es más que un “síntoma sobre cómo la sociedad percibe a las mujeres en el acto sexual. Hay que recordar que en muchos países ellas no tienen manera de expresar lo que desean sexualmente, lo que quieren ejercer y cómo”.

De acuerdo con Argüero Mendoza, “el postporno es una forma estética de producir pornografía con mucho más equidad que empodera a las mujeres sin someter a los hombres y les otorga un papel de protagonismo y satisfacción plena”…

−¿Y que puede educar sexualmente?

−Si no educar sexualmente, porque a lo mejor no necesariamente es de ese tipo, sí cambia la idea de que para disfrutar tú el sexo como hombre tienes que someter a la mujer o usar ciertas posiciones o ser de tal tamaño y forma.

“El postporno muchas veces usa cuerpos y personas reales, sin cirugía, sin los tamaños desproporcionados que vemos en la pornografía tradicional que desinforma a la gente y puede generar problemas de falta de autoestima”.

Para Hipatia Argüero la falta de educación sexual aunada a la hipersexualización de los medios audiovisuales genera un problema mayor porque la gente desconoce cuáles son sus derechos al respecto, amén de que no sabe ejercer su sexualidad sin lastimar a terceros y de forma “libre, consciente y consensuada”.

−Una educación sexual seria debería iniciar desde la educación primaria, ¿no?

−Desde el hogar, con los padres. Las prácticas sociales tradicionales deben de ir cambiando. En la primaria tendría que haber una educación del ramo por lo menos en términos de que existe una diversidad de familias, de identidad, de género y de orientación sexual.

Hay que eliminar los tabúes, expone Hipatia Argüero, “porque la falta de educación sexual se relaciona con ellos” y con esa doble o triple o décima morales con la que se manejan los medios de comunicación: cómo decirles a los hijos que usen condón si a las cinco de la tarde en la televisión pasan programas abiertamente sexuales.

“En las escuelas se escandalizan si alguien pone un póster de una mujer desnuda, pero no pasa nada si en el noticiario televisivo de la mañana una mujer semidesnuda se sienta en la pierna del conductor”.