OAXACA, OAX., noviembre 4.- De visita en Oaxaca, la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, planteó aquí tipificar la discriminación como un delito y llamó a dejar de ver a las personas indígenas como un problema o como víctimas porque se socavan sus derechos.
Durante su participación en la conferencia magistral “Los derechos políticos de los integrantes de los pueblos y comunidades indígenas y su protección judicial”, que clausuró el VII “Seminario internacional del Observatorio Judicial Electoral”, la pacifista guatemalteca sostuvo que la discusión unilateral sobre los pueblos indígenas no funciona para garantizar sus derechos, sino el diálogo conjunto para encontrar caminos comunes que abran nuevas posibilidades para las generaciones jóvenes.
“Yo no comparto que los pueblos indígenas sean un problema; ya quitemos del lenguaje el problema indígena (…) Quitemos de nuestra noción y de nuestro lenguaje que los indígenas son víctimas; la victimización de una mujer es igual a socavar sus derechos, la victimización de un pueblo indígena es socavar sus derechos”, subrayó.
A la conferencia magistral asistieron los magistrados Manuel González Oropeza, Salvador Nava Gomar y José Alejandro Luna Ramos, magistrado presidente del Tribunales Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Quien fuera nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO también planteó la tipificación de la discriminación como un delito para que de esa manera se puedan inhibir prácticas que violentan la dignidad de las personas.
“Si sabemos que esa actitud es condenable y que puede llevar a una pena a un tribunal, entonces vamos a cuidar mejor nuestras actitudes, nuestras palabras, nuestras miradas, nuestros tonos”, dijo.
Señaló que uno de los principios fundamentales en la discusión de los derechos políticos de los pueblos indígenas es socializar que existen derechos colectivos y derechos individuales, en el cual los derechos colectivos pasan por aceptar que hay diferentes percepciones e ideologías.
Otro principio básico, expuso, es el saber y conocer las formas de vida de las comunidades indígenas, “que no se repiten en varias piezas, sino que se da como se da en el lugar que se da”, conforme a la cosmovisión de cada pueblo.
Consideró que ningún derecho se puede ejercer sin la complementariedad que se hace basada en los principios del respeto, gratitud y conciencia propia.
Menchú Tum dijo que el choque constante entre la diversidad con la normatividad se debe a la elaboración de leyes con base en el castigo y no la complementariedad.
No obstante, dijo que “a pesar que nuestra legislación inició como un método de castigo, como una sanción, hemos creado un conjunto de normatividades que son importantes para nuestra consistencia actual.
Afirmó que los principales retos los tienen las y los jueces y las y los magistrados porque son a quienes les toca la aplicación de la justicia cuando las personas se ven en la necesidad de recurrir a los tribunales.
Es ahí donde debe defenderse la verdad legítima de la víctima porque implica resarcir los daños causados a la sociedad, y la justicia habrá fracasado si lo que se gana es el discurso y no la verdad, advirtió.
La Premio Nobel de la Paz 1992 insistió en que “la justicia es el equilibrio más importante que necesita la sociedad, porque necesitamos credibilidad en el sistema legal y en el Estado en general. Queremos ver al Estado como defensor y no como enemigo”.