SAN RAYMUNDO Jalpan, Oaxaca, diciembre 5.- Convertido el recinto parlamentario en arena o circo donde se vale de todo con tal de volverse noticia, sin que importe el trabajo legislativo, el diputado local Fredy Gil Pineda Gopar devolvió a su homólogo el vilipendiado Jefté Méndez Hernández, la ironía cobrada en la víspera.
Apenas había ingresado el único Diputado del Partido Nueva Alianza –mejor conocido como Panal– al área de curules la tarde de este jueves 4 de diciembre y el priista, ex presidente municipal de Santos Reyes Nopala, se fue sobre él para entregarle en mano un libro de defensa personal y posar para la foto del recuerdo.
Devolvía así Fredy Gil el obsequio del “Manual de Carreño: Urbanidad y Buenas Maneras” que Jefté le entregó la tarde del martes pasado, cuando ambos se dieron el “abrazo del Fiesta Inn”, luego del encontronazo violento que los dos protagonizaron el 27 de noviembre último.
En esa ocasión, el ex porro de la UABJO, seguido por una docena de guardaespaldas y ayudantes, irrumpió armado y violento en la oficina del plurinominal nuevaliancista y a empellones, cachetadas y amenazas de muerte le reclamó la traición de haber abandonado a la bancada tricolor para buscar cobijo en la alianza PRD-PAN.
Al centro del salón de sesiones, en espera de que comenzara la maratónica sesión ordinaria después de tres semanas de parálisis legislativa, el diputado Jefté Méndez Hernández fue objeto de risas por parte de los presentes que no perdían detalle del hecho.
Con su corbata rosa, vistosa en una camisa blanca y traje gris, el plurinominal de Nueva Alianza sólo alcanzó a sonreír y posar para la foto al lado de su verdugo: el miembro distinguido del Bronx priista Fredy Gil Pineda Gopar.
En medio de las fotos del recuerdo, flashes que disparaban sin cesar sobre sus humanidades exhibidas, vino el coro, al unísono, demanda del respetable: “¡beso! ¡beso! ¡beso!”.
Legisladores, comunicadores y público en general soltaron las carcajadas, mientras Fredy y Jefté, nuevaliancista y priista, volvían a sus curules, con más pena que gloria, con el peso de su regordeta humanidad a cuestas.
La ironía fue cobrada. La sesión estaba por empezar.