MUJERES Y POLÍTICA.- “México, tierra de volcanes” es el nombre de un libro de historia escrito por Joseph H. L. Schlarman en la primera mitad del siglo XX y cuya intención es develar las erupciones de los volcanes humanos que han movido a este país y que “hacen de nuestra nación una perenne tragedia”.
Un nombre correcto para el México de los últimos ocho años gobernados por Felipe Calderón, del PAN, y Enrique Peña, del PRI, la punta del iceberg que se gestó desde hace varios sexenios, una corrupción que se fue construyendo con las armas del poder político (hoy sabemos que de todos los partidos) y el dinero del narcotráfico (el monstruo multiplicado y de mil cabezas), hasta llegar al punto actual donde los enfrentamientos, desapariciones y asesinatos tienen un hilo conductor semejante, están atravesados por la misma aguja: San Fernando, Tlatlaya e Iguala.
Las cifras de desapariciones forzadas varía, pero algo es seguro, hay más de 20 mil personas que no volvieron a sus hogares en los últimos siete años y este 2014 acumula las cifras más altas de ese mismo periodo con la quinta parte de víctimas de desaparición con más de cinco mil casos.
En suma del total de casos reportados, 40 por ciento, han ocurrido en los dos primeros años del gobierno peñanietista.
La perenne tragedia que relata el historiador norteamericano es cien años después la continuación de un doloroso capítulo que parece no tener fondo y que gracias a los muchos avances tecnológicos en la comunicación, conocemos al instante y mejor aún conocemos más a fondo, con los rostros y nombres de quienes protagonizan esos episodios de odio, terror y muerte.
Sin duda la historia es escrita de un tiempo para acá por vencidos y vencedores y no habrá más historia oficial de los hechos ocurridos en México. Eso está por extinguirse.
Lo lamentable de este 2014 es la cruda realidad que empieza a rebasar toda imaginación diabólica posible.
Quién creería que elementos de las fuerzas de seguridad, policías y militares de este país, ordenados por sus “jefes” inmediatos, según investigaciones recientes, tuvieron que ver con la muerte de mujeres y hombres en San Fernando (2011), Tlatlaya (30 de junio de 2014) y en Iguala (26 de septiembre de 2014), donde además del asesinato de seis personas y varios heridos, hay 42 estudiantes normalistas desaparecidos, luego de que se reconocieran los restos de al menos uno de ellos.
Los datos de la violencia son grotescos. En medio de esa tragedia humana, todavía en México hemos visto al menos dos actos que nos indignan: el enriquecimiento y lujo en el que vive la clase política de todos los partidos, que ya sabíamos en parte, y la impunidad coronada con la exoneración por enriquecimiento ilícito de Raúl Salinas de Gortari, hermano del no querido ex presidente Carlos de los mismos apellidos y al día de hoy la nula claridad sobre el paradero y destino de los estudiantes normalistas, así como el fusilamiento de un grupo de personas en el Estado de México por parte de elementos del Ejército mexicano…pero sobre todo la inexplicable desaparición de más de 20 mil personas.
¿Qué país es el nuestro donde hechos como estos pueden pasar sin tener ninguna respuesta apropiada por parte del gobierno?
Esto solo pasa en un país donde gobierno y delincuencia forman una sola red, donde la ciudadanía y sus derecho son el botín de la tierra de nadie, México es hoy por hoy tierra de nadie.
En nuestro país las mujeres desaparecen una a una, por docenas, por centenas y nadie, más allá de algunas organizaciones y sus familias, se preocupa por ellas, porque la respuesta de las instituciones de gobierno son la ineficiencia y la ineficacia, la omisión y la impunidad.
En México, ellas se convierten en botín de guerra, en objetos sexuales para el “triunfador”, en carne del mercado de la trata de personas, como narran las crónicas en Michoacán y en Guerrero y en otras muchas entidades, pero que causan alarma social extrema en el Estado de México donde unas 400 mujeres de todas las edades han sido secuestradas y/o desaparecidas…
México puede ser comparado con Nigeria, donde más de 200 niñas de entre 16 y 18 años son secuestradas de una escuela internado por el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau. Ni en México ni en Nigeria hay respuesta para las familias. ¿Qué distancia nos separa de ese país africano?
El feminicidio es la otra tragedia, una tragedia que sigue con cierta invisibilidad a la preocupación generalizada y por la que, como se ha dicho, no ha habido una sola manifestación multitudinaria en México, aunque en el fondo la violencia contra el estudiantado, la ciudadanía y el feminicidio tienen el mismo y lamentable origen.
La ONU relata que en México cada día siete mexicanas fueron asesinadas durante el 2013 por razones de género, en los últimos 28 años (1985-2013), por encima de la prevalencia de violencia en general a nivel mundial.
Me aterra en verdad pensar en los “resultados”, en las estadísticas que vamos a conocer sobre este año que termina.
Oaxaca no es la excepción. Desde 2013 el Estudio nacional sobre todas las fuentes, orígenes y factores que producen y reproducen la violencia contra las mujeres calificó a esta entidad como un foco rojo por el incremento en feminicidios.
En los últimos cuatro años, 349 mujeres han sido asesinadas en Oaxaca por distintas razones, la más importante es por ser mujeres.
Es claro y visible el fracaso en las políticas de genero del gobierno de Gabino Cué y el equipo que lo “asesora” y acompaña en cuestiones de “género”, que encontraron en esto un modo de vida y que puntualmente cobran un sueldo y que como premio este año recibieron su aguinaldo, sin necesidad de dar resultados a nadie, hombres y mujeres que están insertos en el gobierno de planta o por fuera, todólogos y todólogas, nacionales y extranjeros que fueron tan insensibles al “celebrar” el feminicidio con un festival de música en lugar de dar resultados concretos.
Lo que queda claro es que este gobierno, el de Gabino Cué, ha sido el más cruel y cruento en contra de las mujeres en los últimos 20 años.
Políticas de papel y promesas incumplidas, testigos de esos hechos casi 350 familias en sólo cuatro años, familias que esperan respuestas de las instituciones patito que no operan, que no funcionan, así como de legisladores y legisladoras sin compromiso con las mujeres; ellas creen que llegaron por méritos propios, a ellos no les interesa, están inmersos en ver que se roban, qué desaparecen de las arcas, cómo se benefician de los recursos públicos: San Raymundo Jalpan es la cueva de 42 conocidos ladrones.
El recuento de los daños de la violencia generalizada es fatal en nuestro país, pero las mujeres estamos frente a un fenómeno creciente donde tenemos las más graves desventajas.
Las malas noticias continúan: el próximo año ha sido descrito como difícil, en esa combinación de elecciones y crisis financiera que repercute desde ahora en la economía de cada persona.
En casi tres décadas el peso mexicano ha ido perdiendo su valor adquisitivo hasta alcanzar en 2014 el indeseable porcentaje del 77.7 por ciento, eso confirma el hecho indudable de que México es una fábrica de pobres, como se dijo en abril de este año que termina, lo que contrasta con los sueldos y nivel de vida de la clase política mexicana y el entramado de corrupción que encierran los hogares de los políticos mexicanos no sólo en el gabinete federal, sino en los principados que hoy conforman los Estados del país, donde sexenio tras sexenio surgen nuevos ricos y nuevos millonarios.
Cierto, en México ya no es ilícito el enriquecimiento, el caso que sienta precedente es la exoneración de Raúl Salinas de Gortari, ser pobre es lo ilícito, Ayotzinapa el ejemplo más cruento.
En Oaxaca la historia no deja de ser impresionante y triste. Cada paro, cada cierre de comercio significa menos ingresos a las familias de muchas personas que laboran en las “plazas” comerciales locales, eso se traduce en menos posibilidades de ingresos y aunque usted no lo crea invariablemente en más tragedias familiares y todo eso ocurre mientras los maestros de la mano de sus aliados “siguen haciendo la revolución”, como dice un amigo.
Se va 2014, tendremos que hacer algo para que el 2015 sea diferente, pero siento decirlo, difícil es el panorama para el nuevo año, aun así tenemos la esperanza en nuestras manos y con ella recibimos el regalo de la vida cotidiana.
¡Qué sea entonces un buen año!
@jarquinedgar