OAXACA, OAX., enero 28.‒El Catana es la neta, diría la banda de hoy. Anda rocanroleando como siempre, se indigna en el feis contra tanta estupidez política, sube el rolón, apuntaría Valente, el de La Nueva Babel, “El ombligo del mundo” (https://www.youtube.com/watch?v=VjHbbI-THr0&feature=youtu.be), de Armando Rosas, viene a Oaxaca a participar en la exposición de carteles de Andrés Mario Ramírez Cuevas, el diseñador gráfico del ya mítico Multiforo Alicia, que todavía puede verse en la Casa de la Ciudad (Porfirio Díaz y Morelos, Centro).
Es ahí donde platicamos con Rafael.
‒No sé qué tan rockero consideres a Juan Villoro, pero en una entrevista reciente que le hicieron declaró que no había bandas potentes del género hoy en México, que se notaba el hueco, tú has comentado algo similar…
(Por cierto, en esa nota publicada en http://www.sinembargo.mx/29-12-2014/1202788, se menciona que “The Doors adoptó su nombre a partir de un texto de Aldous Huxley, ‘Las puertas de la percepción”, cuando se sabe que el autor fue William Blake, y uno se queda con la duda si fue error o ignorancia del reportero o de Juan Villoro, porque nadie hizo después la aclaración debida, excepto, desde luego, un buen lector que reparó el daño con un comentario).
‒No, sí las hay ‒dice Catana‒. Juan fue un productor radiofónico y un escritor muy prematuro, y hoy es un hombre con gran experiencia, un cuate con una gran presencia y una brillantez intelectual muy importante, pero siento que le falta encontrarse con su ciudad, porque se la pasa mucho tiempo fuera de México.
“Hay montones de bandas”, afirma, y menciona para ejemplificar a La Trola, de Puebla, y a Japónica, de Oaxaca. “Existen muchas”, insiste, sólo que “no todas están fuera del subterráneo”, sino que suenan por abajo. “No sé si Juan conozca el trabajo que hay en esas zonas”.
La “bronca es que hay que rascarle abajo de las piedras, porque es en el subterráneo donde existen bandas increíbles”.
‒¿Seguir diciendo que el rock ha muerto no es como nada más para desacreditar a los jóvenes?
‒El rock siempre ha estado vivo. Cuando estuvo prohibido, con Echeverría y un tiempo con López Portillo, hubo una guerra sin cuartel contra él y vivió en el subterráneo muy subterráneo y en el hoyo funky. El suceso es que los mexicanos no tenemos memoria, se nos olvidan dos mil o cinco mil años de cultura, también que en el rock hay cosas muy importantes.
Para Rafael Catana, uno de los grandes persistentes del movimiento rupestre, “México no es un país rockero. Si tú escuchas a los jóvenes”, te das cuenta que “ni el pop es tan popular como la música de banda. A mí no me gusta ésta, pero es un género, y sucede que tiene que ver con la industria, con una cuestión económica”.
También sostiene que, igual que antes, existen “buenos letristas mexicanos, gente interesante, incluyendo a Zoé, que es más rock pop comercial: tiene buenas letras”, dice Catana. “Hay una diversidad, pero a veces sólo los adictos, los melómanos, gastamos en conocerla, porque es nuestra vocación”.
La nostalgia es importante, reflexiona, pues “hay que destacar la memoria”, entre otras cosas, porque “lo que estamos viviendo ahora es tan intenso como lo que se vivía en los años sesenta y setenta”.
Nada más que “como lo estamos viviendo, no nos damos cuenta, porque todavía pensamos, como decía mi abuelita, que todo tiempo pasado fue mejor, pero pues nel”.