Un cerco de aproximadamente mil indígenas triquis a la sede del Poder Legislativo en San Raymundo Jalpan marcó el inicio de funciones de la LXI Legislatura estatal este sábado 13 de noviembre de 2010.
Las protestas de quienes exigían esclarecer ya el asesinato del ex líder del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), Heriberto Pazos Ortiz, llegaron incluso a la máxima tribuna del estado, donde la recién ungida presidenta de la mesa directiva, la panista Eufrosina Cruz Mendoza, no acertaba a aplicar el reglamento, mientras los inconformes arrebataban el micrófono para manifestar sus reclamos.
“Nos vamos a convertir en fortaleza para que nuestras comunidades tengan lo que se merecen”, señalaba después Cruz Mendoza, en entrevista colectiva, al término de la ceremonia de toma de posesión de los nuevos representantes populares, alrededor de las 11:30 horas.
Familiares de diputados locales, invitados especiales, trabajadores del Poder Legislativo y público en general presenciaron la sesión solemne donde salió a relucir la moda elegante de las damas y los trajes de color oscuro de los caballeros.
Los gritos de protesta arreciaban afuera y las mantas colgadas de los barandales de la sede del palacio legislativo de San Raymundo Jalpan reclamaban a las autoridades castigo para los asesinos del líder histórico del MULT, ejecutado el 23 de octubre en esta Ciudad de Oaxaca.
Contrastaba la indumentaria de las mujeres triquis, con sus pies descalzos y el Sol cayendo a plomo sobre sus rostros, con los asistentes a la toma de posesión de la LXI Legislatura estatal, que eran cubiertos por lonas.
La Comisión instaladora de la nueva Legislatura, presidida por el priista Jaime Aranda Castillo cumplía su función.
Ahí se dejaban ver rostros de antaño de políticos que seguramente acompañarán a Gabino Cué Monteagudo en sus seis años de gobierno, a partir del 1 de diciembre próximo, como Celestino Alonso Álvarez.
Entre la multitud también se encontraba el ex secretario de Organización de la Sección 22 del SNTE, Ezequiel Rosales Carreño –sustituyó a Enrique Rueda Pacheco, quien dimitió en pleno conflicto político social del 2006.
Igualmente, observaba la ceremonia el presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Oaxaca, Romualdo Francisco Mayrén Peláez, y el ex rector de la UABJO, Felipe Martínez Soriano.
En primera fila estaban los presidentes municipales electos de Huajuapan de León, Oaxaca de Juárez y Salina Cruz –todos triunfadores por la coalición opositora “Unidos por la paz y el progreso”: Francisco Círigo Villagómez, Luis Ugartechea Begué y Gerardo García Henestroza.
Más de medio centenar de fotógrafos buscaban un espacio para imprimir sus placas, encaramados sobre el entarimado que los organizadores colocaron en la explanada del palacio legislativo, donde uno a uno los 42 diputados locales fueron ungidos como tales.
Afuera arreciaban las protestas de los indígenas triquis, mientras era instalado el quórum con los nuevos diputados y se daba lectura a la orden del día.
El punto principal: el nombramiento de la mesa directiva que recayó en Eufrosina Cruz Mendoza, como presidenta, y el ex rector de la UABJO, Francisco Martínez Neri, como vicepresidente.
El legislador plurinominal, Carlos Hampshire Franco, del Partido Unidad Popular (PUP), se abstuvo de votar, “porque no fueron tomadas en cuentas las minorías”.
Fue entonces cuando comenzaron los titubeos de la mujer originaria de la Santa María Quiegolani, en el distrito de San Carlos Yautepec.
A Eufrosina la traicionaban los nervios, se confundía con los artículos del Reglamento Interno del Congreso del Estado.
“Voy a dar mi vida si es necesario para que el rostro de los niños y niñas indígenas cambie”, aseguró después, cuando todo había terminado y una decena de mujeres triquis que lograron colarse extendieron pancartas y subieron al entarimado para reiterar su exigencia de que se esclarezca el crimen de Heriberto Pazos y se castigue a los culpables.
Incluso, uno de los inconformes tomó el micrófono para lanzar sus exigencias, que fueron apagadas por los encargados el equipo de sonido, quienes le cerraron el micrófono.
Con un colita sujetada para guardar su larga cabellera, Flavio Sosa Villavicencio –líder moral de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO)– lucía radiante una sonrisa de felicidad, mientras el presidente municipal de Juchitán, el petista Mariano Santana López Santiago, observaba orgulloso cómo su hijo Pável López asumía funciones como diputado plurinominal.
Besos, abrazos y buenos augurios fueron el común denominador del acto.
Apenas había terminado y el diputado Raúl Bolaños Cacho Guzmán –ex presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado en la recién concluida era priista– abandonó la sede del Poder Legislativo a grandes zancadas, cual largo es.
Detrás marcharon también Eufrosina Cruz Mendoza y Francisco Martínez Neri, más reporteros y fotógrafos.
Mientras, el coordinador de la bancada priista, Martín Vásquez Villanueva, reconocía que “el sistema sociopolítico de Oaxaca cambió, por lo cual se debe fortalecer la división de poderes”.
Señalaba que en la LXI Legislatura del estado “está expresada la pluralidad, sin la presencia hegemónica de una corriente, como había sido en pasadas legislaturas, lo que cayó en el cansancio de la gente”.
Vásquez Villanueva aseguraba que hay avances en los consensos con los diferentes partidos para que él sea quien coordine el primer año de gobierno legislativo como presidente de la nueva Junta de Coordinación Política, luego de que la última aplanadora priista derogó la figura de la Gran Comisión.
Zenén Bravo Castellanos, el ahora ex diputado appista- convergente, confiaba: “Ahora me voy a dedicar a lavar trastes. Es que cuando fui legislador en casa no me respetaban el fuero, tenía que hacerlo y ahora con más razón”.