En su sexto y último informe de gobierno, Ulises Ruiz Ortiz aseguró que en el mandato que el pueblo de Oaxaca le confirió “vencí resistencias, vicios, corrupción e intereses creados en distintos los ámbitos”.
Sin mencionar sus nombres, Ruiz Ortiz reprochó a sus antecesores José Murat Casab y Diódoro Carrasco Altamirano no ir a fondo en el combate a la pobreza y sólo limitarse a anunciar obras aisladas con bombo y platillo.
“No caímos en el simulación del pasado, cuando los discursos estruendosos anunciaban una obra aislada, de renombre, sin ir a fondo en la lucha de los rezagos o sus causas”, espetó rodeado de priistas en su mensaje al pueblo de Oaxaca desde el antiguo palacio de gobierno, hoy convertido en museo por decisión de él.
Ante el virtual presidente de la Junta de Coordinación Política de la sexagésima primera Legislatura del Estado, Martín Vázquez Villanueva, y el titular del Poder Judicial, Héctor Anuard Mafud, afirmó que él a Oaxaca le cambió el rostro.
Arropado por los gobernadores de Colima, Mario Anguino; Puebla, Mario Marín; Tabasco, Andrés Granier; Tamaulipas, Eugenio Hernández; Veracruz, Fidel Herrera; Quintana Roo; Roberto Borge; Humberto Moreira, Coahuila; el electo de Tlaxcala, Mariano Gonzales, y el ex candidato presidencial y ex dirigente nacional del PRI, Roberto Madrazo Pintado, entre otros, sostuvo que “ahora el estado empieza a figurar en los primeros lugares en distintos rubros”.
“Indolencia” del pasado
Para lograrlo, Ruiz Ortiz aseguró de que su gobierno cumplió con las exigencias sociales, ciudadanas y de la comunidad indígena desesperada por los rezagos irritantes y la indolencia del pasado.
A diferencia de sus antecesores, dijo que en sus seis años de gobierno “no fue el prestigio personal, la aceptación en las encuestas ni el trato complaciente de los medios, lo que buscamos con nuestros actos de gobierno”.
Indicó que antes de asumir actitudes populistas o la simulación de consultas a personas sin autoridad o grupos protagónicos, hizo lo que los oaxaqueños le demandaron: “proyectos para el desarrollo integral, para el desarrollo social y económico”.
Sedicentes libertadores
Sobre el conflicto sociopolítico del 2006, en el que la Sección 22 del SNTE y la APPO intentaron derrocarlo su gobierno, Ulises Ruiz manifestó:
“Aquí estamos, pese a sedicientes libertadores que se valen de la humildad de la gente, de corruptelas y del chantaje para agitar en beneficio personal, no social”.
Paralelamente, afuera del ex palacio del gobierno un grupo de integrantes del Magisterio y la APPO arengaban contra Ruiz Ortiz y lo llamaban insistentemente: ¡”Asesino”! ¡”Asesino”! ¡”Asesino”!
Un aplauso encendido de los asistentes al acto, la mayoría priistas e invitados especiales, rubricó varias veces el apoyo a su jefe político para apagar la enésima protesta opositora.
A 14 días de entregar la titularidad del Poder Ejecutivo al gobernador electo, Gabino Cué Monteagudo, pidió no hablar del futuro regresando a esquemas del pasado, demagógicos.
“No podemos volver a los esquemas que colapsaron la economía de México y agudizaron los rezagos. Tenemos que ir a fondo, aunque eso no abone en la imagen del gobernante”, subrayó.
Pidió entonces al nuevo gobierno “dar pasos serios, como los que ya iniciamos los oaxaqueños: “buscar la transformación profunda de la economía, que fortalezca las instituciones, antes que denostarlas por intereses personales o de grupo” (sic).
Opacidad desterrada
Tras asegurar que la opacidad de sus antecesores fue desterrada de la entidad, resaltó que su gobierno fue objeto de 20 revisiones por parte de la Auditoria Superior de la Federación (ASF), de 44 de la Secretaria de la Función Pública (SFP) y nueve de la Auditoría Superior del Estado (ASE), esa que dirige Rosa Lizbeth Caña Cadeza, la procuradora general de Justicia del estado durante el conflicto del 2006.
De estas 73 revisiones, aseguró que se solventaron 99 por ciento y el resto, es decir el 1 por ciento, está en proceso de comprobación.
Las bondades de los PPS
Reprochó que existan apreciaciones que pretendan la descalificación de un ejercicio gubernamental del que Oaxaca es pionero y ejemplo del país, que se está generalizando para la ejecución de grandes obras en distintas entidades, a través de los sistemas PPS.
“Es absurdo, e incluso resultado de la ignorancia, pretender el descrédito de un gobierno que ha tenido la iniciativa privada de subsanar las carencias presupuestales con esquemas generalizados en el mundo financiero moderno y que se están adoptando por gobiernos estatales que quieren acelerar su desarrollo”, criticó.
Y tachó de “ignorantes” a quienes lo criticaron por revertir las carencias presupuestales, a través de esquemas de financiamiento de obras como el PPS.
Puntualizó que le tocó enfrentar definiciones que fueron soslayadas o aplazadas por mucho tiempo, pero que “para eso lo eligieron”.
Pensando en Oaxaca
Ulises Ruiz afirmó que su trabajo lo hizo pensando en el estado, en sus etnias y en las ocho regiones, en los 570 municipios y en sus miles de pueblos, nunca cuidando lo personal ni mi prestigio.
“Me ocupé de la responsabilidad que me dieron mis hermanos oaxaqueños con toda mi pasión, con todo el corazón, pero sobre todo con una visión de desarrollo para el largo plazo, de justicia social y económica plena para nuestra gente”.
Por vocación política, agregó, pretendí buscar la conciliación y el acuerdo, practicar la tolerancia y honrar la política como instrumento soberano para la transformación de la sociedad y el bienestar de la gente.
Y fue más allá, al manifestar que no creyó en la confrontación de ningún tipo, “ni aceptó la violencia como método para obtener cualquier resultado” (sic).
Dijo que vivió los años de su sexenio “con una intensidad cotidiana, aprendiendo todos los días. He sabido ser tolerante para escuchar a todos, tender mi mano franca y aceptar con firmeza las críticas o las adversidades que no han sido menores (re sic)”.
Y por encima de los momentos ingratos, sostuvo que concluye su ejercicio con la alegría del deber cumplido, con la humildad de un político que entiende que la soberbia o el autoritarismo no son virtudes ni enaltecen a nadie.
“La alegría y la cordialidad son valores universales que aquí hemos querido honrar todos los días” (sic), subrayó.
Agradecimientos
Al final, el gobernador Ruiz Ortiz agradeció a su equipo de colaboradores y a los trabajadores de los tres poderes del estado por su apoyo para alcanzar los logros de Oaxaca, así como a los integrantes del Poder Legislativo y del Honorable Tribunal Superior de Justicia, por sus contribuciones para el bien común.
A las autoridades municipales, ejidales y comunales por su empeño en el progreso de sus pueblos, “que nos acicateó para trabajar sin tregua”.
De la misma forma, reconoció al “glorioso Ejército Nacional y a la Armada de México, por el resguardo de la patria y el apoyo a Oaxaca”.
Lo mismo agradeció a los políticos de su partido, el Revolucionario Institucional, por su solidaridad y apoyo, a sus colegas gobernadores que le dieron palabras de solidaridad y de aliento y a sus amigos de todos los partidos con lo que fortaleció sus lazos de amistad.
“En suma, mi gratitud a todos los que han estado conmigo y a quienes no lo han estado también. Con todos hemos logrado dar un paso muy grande en la superación de nuestra vida común”, dijo.
A su esposa Lourdes Salinas le agradeció “por su compañía y el compromiso entregado a la población vulnerable” que recibió beneficios sin precedente, a través del DIF estatal. Lo mismo a sus hijos, Lila y Ulises, por estimularlo en su trabajo por Oaxaca.
Por los intereses y la voluntad del pueblo
Al final, último tramo de su último discurso como gobernador, a Ulises Ruiz se le quebró la voz.
Hasta en dos ocasiones tuvo que hacer una pausa y tomar agua para continuar.
Fue cuando parafraseó al benemérito Benito Juárez García para señalar con voz pausada:
“Mi única aspiración fue servir a los intereses del pueblo y respetar su verdadera voluntad. Siempre procuré hacer cuanto estuvo en mi mano para defender y sostener a nuestras instituciones. He demostrado en mi vida pública que sirvo lealmente a mi patria, a Oaxaca y que amo la libertad”.
Gracias a todos, dijo y con un “¡Viva Oaxaca!” bajó del atril para fundirse en un beso con su esposa y perderse en medio de sus invitados especiales, políticos y priistas, y reporteros que lo seguían para ahondar y precisar sus declaraciones.