EXPRESIONES.- A un año y meses de que Gabino Cué entregue la estafeta oaxaqueña, su gobierno da claros signos de desmoronamiento ante la crisis política, social y económica que se manifiesta en la entidad.
En época de elecciones, la incertidumbre se regodea en campañas políticas sin fondo ni interés ciudadano ante el hartazgo evidente hacia los gobiernos corruptos y omisos de la ley, así como de un trabajo honesto y productivo.
La inseguridad y la violencia se manifiestan no sólo en marchas y bloqueos de maestros y organizaciones sociales, sino también en el crecimiento de los índices delictivos.
Los asesinatos cada vez son más recurrentes y la impunidad sigue siendo el principal signo de la justicia oaxaqueña en toda clase de hechos delictivos.
l gabinete de Gabino Cué se desmorona. Unos salen huyendo, otros, decepcionados por la incompetencia manifiesta y el nulo interés del Ejecutivo por enmendar la situación.
Actualmente es la Secretaría de Salud la que está en el ojo del huracán, esperándose por fin la renuncia de Germán Tenorio Vasconcelos, quien no ha podido salir por no encontrar un momento adecuado para hacerlo. Otros se le han adelantado.
Y qué decir del bochornoso papel de este gobierno que tiene que asumir su incompetencia y corrupción ante la imposibilidad de concretar una obra de envergadura para el Estado.
La presa de Paso Ancho está suspendida, así como el estadio de futbol del ITO, el Centro de Convenciones y nadie sabe nada del avance de las carreteras a la Costa y el Istmo.
El gobierno de Gabino Cué se muestra así ante Oaxaca y todo el país como un gobierno fallido, que levantó falsas esperanzas con una coalición que sólo sirvió para enriquecer a unos cuantos y empobrecer más a una entidad cada vez más pobre.
Hoy se desmorona el que se auto llamó “gobierno del cambio” y que, como dice el populacho, resultó ser pura morralla.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, jueves 7 de mayo de 2015