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Están volviendo a la Guelaguetza una fiesta cansada y monótona, alerta García Manzano

+ Urge el Director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña a no embarrar la máxima fiesta de los oaxaqueños con improvisaciones porque la acorrientan

García-Manzano-Guillermo-16.07.15-GCAOAXACA, OAX., julio 16.- La Guelaguetza, máximo espectáculo del folclore oaxaqueño, merece apoyo y debe ser muy bien cuidado, no embarrarse con una serie de improvisaciones que lo acorrientan, alerta Guillermo García Manzano, director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO).

Refiere que esta presentación es herencia de alguna idea muy bonita que se tuvo en el año 1932, cuando se celebró el cuarto centenario de la Ciudad de Oaxaca y como un  homenaje lo hicieron realidad el doctor Vargas, Jacobo Dalevuelta, Alfredo Canseco Feraud y otras personas, con la representación de una señorita por cada una de las regiones del Estado.

Tiempo después inició la tradición de subir al Cerro del Fortín, donde se dio paso a otros espectáculos como las Bodas de Cosijoeza, un  homenaje a Donají y más adelante comenzaron a presentarse los bailes de las entonces siete regiones del Estado, los que se les dio el título de Guelaguetza.

En entrevista, García Manzano precisa que la Guelaguetza se refrenda en 1946, en un acto para el entonces presidente de la República, el general Manuel Ávila Camacho, celebrado cerca de los Indios Verdes, en el Distrito Federal.

Como funcionario de Turismo en el Gobierno de Oaxaca, a García Manzano le correspondió organizar festividades de los Lunes del Cerro, por lo que conoce los orígenes y el desarrollo de estas festividades.

Al paso de los años, lamenta que se haya rebasado en mucho lo que denomina “proceso organizacional de la tradicional Guelaguetza”.

El también ex rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) recuerda que anteriormente las delegaciones que venían a los Lunes del Cerro eran embajadas, pero ya no asisten.

Considera que se trata de un proceso de cambio que va evolucionando, cambiando, transformándose.

Señala, por ejemplo, que no ha podido detenerse  el impulso y ánimo de las delegaciones que en los años recientes no sólo presentan sus bailes, sino también muestran una serie de ceremoniales como las mayordomías, pero que alargan la Guelaguetza de manera inmisericorde.

LA MAYORDOMÍA DE TLACOLULA

Guelaguetza-16.07.15-GCA-(3)Guillermo García Manzano señala que todas esas manifestaciones que se han agregado pueden presentarse bien, pero ¿por qué durante la Guelaguetza?

Por ello, propone que sea en los distintos lugares y espacios que tiene la capital del Estado, inclusive en fechas especiales, para presentar, por ejemplo, a Tlacolula y su mayordomía.

Otra presentación se dedicaría a los Mixes; en otros lugares, como un atrio, una calle para enriquecer las festividades de los Lunes del cerro y descargar un poco la fiesta de la Guelaguetza que “la están volviendo cansada y monótona”.

Aclara que para quien la ve por primera vez resulta muy interesante, pero cuando ya tiene uno una idea y va cambiando, evolucionando y creciendo en relación con el tiempo, se está cayendo en un serio abuso, anticipó.

Pone como ejemplo el que denomina “hermosísimo Jarabe Mixteco”, una  invención del maestro Corro y la coreografía del inolvidable maestro Cipriano Villa Hernández.

Y es que el Jarabe Mixteco lo baila sólo una pareja, pero que viene acompañada por 50 gentes que le dan la vuelta al escenario de entrada y de salida y lo hacen cansadísimo, lo que le resta pureza.

FLOR DE PIÑA

Otro ejemplo es el bailable Flor de Piña, de la profesora Solís, que en cada presentación lo aplauden más, pero que lamentable e indebidamente lo llenan con un montón de señoritas que forzosamente quieren figurar.

García Manzano afirma que se trata de una coreografía muy bella, pero la entrada y salida del grupo de damas dura el doble o triple de lo que normalmente se lleva el bailable tan hermoso.

Guelaguetza-16.07.15-GCA-(1)Reitera que Flor de Piña es uno de los bailables más bellos, “pero para qué nos hacemos tontos, no es lo auténtico, como la mayoría de los bailables que se presentan los Lunes del Cerro en el auditorio Guelaguetza.

¿Cuál es auténtico?, cuestiona. Y se responde: “Ninguno; la música y los pasos pudieran ser, pero que yo sepa tanto la coreografía como los pasos en los pueblos de donde provienen las delegaciones no son tan espectaculares.

Comenta que “en los pueblos cada quien baila por su lado, como Dios les da a entender, porque esa es la tradición, pero aquí se le agregan evoluciones y otras tantas cosas”.

Considera que “lo malo es que nosotros les vamos a decir allá, en sus poblaciones, debes de bailar de esta manera, con este tipo de coreografía, con estos movimientos, porque así es, y eso no es cierto, no es así”.

Autor de algunas obras sobre tradiciones, costumbres y leyendas de Oaxaca, Guillermo García Manzano advirtió que “el pecado mortal sería que ahí, en las regiones, adoptaran como auténticas estas modificaciones”.

LAS DEGENERACIONES DE LA GUELAGIETZA

García Manzano recuerda que las bailarinas tehuanas no se ponían ni usaban zapatos de tacón alto; andaban descalzas, con sandalias o chanclas.

Dice que las bailarinas de Tuxtepec también danzaban descalzas, lo que les llevó a sufrir quemaduras en los pies al presentarse en el auditorio del Fortín, por lo que ahora calzan huaraches, lo que es correcto y eso va evolucionando.

LA DANZA DE LA PLUMA

El historiador y narrador oaxaqueño refiere que en alguna ocasión los integrantes de una delegación de la Danza de la Pluma acudieron a bailar con tenis y “hubo necesidad de decirles que se los quitaran y por eso bailan descalzos”.

Guelaguetza-16.07.15-GCA-(2)Por eso, agrega, “la Guelaguetza como máximo espectáculo folclórico de los oaxaqueños merece apoyo y mucho, no se va a terminar con un régimen de gobierno u otro, pero lo principal: se tiene que cuidar y evitar que no se embarre de improvisaciones, que lo lleven a perder su atractivo”.

Del llamado “Comité de Autenticidad de la Guelaguetza” –del cual fue el primer presidente, pero renunció al año siguiente porque no le pareció tener que ir a decirles a las gentes de las regiones cómo deben bailar o cómo cuidar lo auténtico— propone “que los autóctonos y oriundos nos vengan a enseñar, no imponer nosotros”.

Afirma que “la Guelaguetza debe seguir conservándose y cuidándose para que sea una tradición de lo que son los bailables, alguna música y algunas coreografías naturales de las diversas regiones del Estado”.

Insiste en su propuesta de adecuar el espectáculo, porque genera malestar en el espectador el tener que soportar demasiado tiempo en  algo que puede ser más reducido, más elegante y más bello.

Advierte que el Comité de Autenticidad incurre en un grave error al tratar de suprimir o eliminar bailables tradicionales, de gran significado, como el de Ejutla de Crespo o de Juquila.

¿Es la Guelaguetza el orgullo de Oaxaca?

–Sí. Es un orgullo. Recuerdo que el primer cartel fue en blanco y negro, porque no había dinero, y decía: “Oaxaca, tierra de Guelaguetza y folclore”, lo que es cierto porque la Guelaguetza como institución zapoteca es bellísima y lo seguirá siendo por sécula seculorum.

Al final, el maestro García Manzano concede: “La Guelaguetza forma parte del folclore oaxaqueño, aunque ya adaptada a lo espectacular”.

 

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