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Alternancia, la única vía para el progreso

Más de ocho décadas de atraso y marginación es el saldo que se vive en los hogares de muchos miles oaxaqueños. Con la elección de este año, el poder de la ciudadanía se verá reflejado en el derecho que tenemos todos para votar. En esta elección, podremos elegir un gobernador, un presidente municipal y un diputado local, y por primera vez, los partidos coaligados aparecerán de forma individual en la boleta electoral.

Desde hace meses, el candidato de la coalición opositora, Gabino Cué Monteagudo (PAN, PRD, PT y Convergencia), se ha colocado como el único candidato a gobernador (de los 10 estados donde habrá elecciones), con posibilidades reales de lograr la alternancia en un gobierno priista.

Parte de este triunfo se debe a una gama de propuestas importantes y con mucho contenido social que ha venido impulsando. Primero, al acercarse a los sectores más desfavorecidos del estado, que representan la mayor parte de la población, como los niños y jóvenes que integran más del 35 por ciento de la población, y ofrecerles un programa de becas y útiles escolares. Un segundo programa, contempla un seguro de desempleo temporal para mujeres y hombres, para cuando se vivan momentos de crisis. Y en tercer lugar, a los adultos mayores una compensación económica similar a la que se otorga en el Distrito Federal, que les permita establecer mejores condiciones de vida.

En materia legislativa, el mismo candidato ha propuesto al menos tres importantes reformas. Una en materia de transparencia y acceso a la información, para avanzar y ser más eficientes en el servicio público y abrir a la ciudadanía la información que a todos interesa. También ha impulsando, una reforma política para establecer los mecanismos para elegir por consulta ciudadana, al Procurador de Justicia del estado, así como las figuras del plebiscito y referéndum para los asuntos públicos. Y una tercera reforma para fortalecer la autonomía de la auditoria superior del estado, con el fin de que vigile con mejores herramientas el buen uso de los dineros de la ciudadanía.

En otros temas, Gabino Cué se ha pronunciado a favor de una composición más equitativa entre hombres y mujeres, en los espacios de representación política, y en numerables ocasiones ha dicho que “las mujeres son la base de un gobierno con aspiraciones a ser cada día más justo y libre”.

El abasto de agua en la capital y sus zonas conurbanas, es una preocupación latente que agobia a miles de oaxaqueños todos los días. Ahí es donde centrará las baterías el gobierno de transición, para instaurar un ambicioso programa que permita hacer más eficiente este servicio, acompañado de leyes que regulen de forma estricta su mal uso.

La transición que se aspira construir en Oaxaca, debe pasar por la inclusión de todos los grupos de la sociedad. Desde la clase empresarial, los obreros, sindicatos, campesinos, jóvenes estudiantes, indígenas, amas de casa y por supuesto, las organizaciones sociales que en su momento constituyeron la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

Y es que ellos representan precisamente el Oaxaca, que durante 80 años nadie ha querido atender. Ese Oaxaca que a los funcionarios del gobierno actual les da miedo voltear a ver, saludar, o simplemente, escuchar la problemática que todos los días los aqueja.

Ese es el verdadero Oaxaca, el de más de 2.5 millones de pobres que viven en esta tierra y que todos los días se enfrentan a la falta de un empleo digno, de un mejor salario, de un servicio de transporte público de calidad o hacen frente a los problemas de inseguridad en sus colonias, de drogadicción en sus familias, apenas viven con un salario mínimo y mucho menos tienen acceso a los servicios de salud básicos o una educación digna.

Ellos son los que todos los días se levantan muy temprano para limpiar nuestras calles, hacer el aseo en nuestras casas, cortar el jardín de los parques de nuestras colonias, pero no tienen la oportunidad de visitar nuestros cines o restaurantes, mucho menos aspiran algún día a tener una vivienda digna, en alguna de las colonias donde hoy habita la nueva clase política venida a más.

Por eso les tienen miedo. Porque en 80 largos años no han aprendido a lograr construir un Oaxaca más equitativo, porque en todo este tiempo, han buscado dividir a esta tierra entre rojos y los demás, porque desde hace años, siempre han querido ver un Oaxaca que no existe más, esa tierra, donde no pasaba nada.

Por eso estoy convencido que la alternancia es la única vía para el progreso de Oaxaca. Porque permitirá oxigenar el sistema político local, renovar la clase gobernante, volver más competitivo el sistema de partidos y más eficientes a nuestros servidores públicos.

Pero no sólo eso, también vendrán las reformas constitucionales y legales que Oaxaca necesita para integrarse a la ruta del desarrollo que se sigue en el resto del país, con mayores herramientas que generen una economía más competitiva y controles más claros sobre el ejercicio de gobierno.

Pero además, la alternancia mejorará también la estructura del PRI. Seguramente renovará sus liderazgos y permitirá abrir más espacios a nuevas generaciones. No tengo dudas, la alternancia curará heridas tan rápido que en poco tiempo, Oaxaca tomará su equilibrio para ser un estado de vanguardia en política social.

La integración de cuatro fuerzas políticas a la coalición que busca la alternancia en Oaxaca, tiene sus diferencias obvias, producto de la complejidad y ruta histórica que por mucho tiempo han seguido estos partidos. Sin embargo, hoy en día llevan mucho candidato por delante, con un gran liderazgo y un respaldo que cada día va creciendo con más fuerza, por cada región del estado. A todo esto, bienvenida la alternancia en Oaxaca.

 

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