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Lecciones del 4 de Julio

Sin duda alguna, el 4 de julio no se olvidará jamás por los priistas de Oaxaca. Después de 80 años interrumpidos, los tricolores ostentaron el poder y lo usaron para bien y para mal de los oaxaqueños. Algunos gobernadores heredaron la filosofía de Benito Juárez y otros la olvidaron para servirse del poder.

El primero de diciembre de 2010 Oaxaca será diferente. La oposición al PRI de Ulises Ruiz Ortiz, que no al PRI original, gobernará por seis años el estado, la mayoría de los municipios y controlará el Poder Legislativo. Tendrán rienda suelta para hacer y deshacer.

El pasado 4 de julio los priistas comprendieron que la fuerza de su partido y la tradición de éste siguen en la mente de la ciudadanía que le dio la mayoría de los votos en todo el estado.

Sin embargo, la suma de los votos de las oposiciones coaligadas, fue suficiente para prácticamente borrar al tricolor de la geografía oaxaqueña.

Si la oposición no se hubiera unido, el PRI hubiera obtenido casi carro completo, con buenos, con malos y con pésimos candidatos, gracias y a pesar de los seis años de Ulises Ruiz al frente del Poder Ejecutivo estatal.

El PAN, si, el PAN, hubiera quedado en segundo lugar, el PRD en tercero, seguido por Convergencia, mientras el Partido del Trabajo hubiera desaparecido.

Sin embargo, nuevamente, la suma de las oposiciones, gracias a la pasada reforma electoral federal, fue suficiente para que el PRI no conservara el poder, al menos por los próximos seis años a escala estatal y en la mayoría de los más importantes municipios.

¿Cómo se distribuyeron los votos?

El PRI solo obtuvo medio millón de votos. Poco le sirvió su alianza con el marginal Partido Verde que sólo le aportó 15 mil sufragios. El PAN obtuvo 260 mil votos, mientras el PRD alcanzó nada más 252 mil. Fue la suma de ambos, juntos o separados, pero sumados, lo que permitió sacar al PRI del poder en Oaxaca, no sus carismáticos candidatos, ni sus excelente estrategias, mucho menos el hartazgo del pueblo, como lo argumentan algunos analistas.

¿Cómo se explica el descomunal crecimiento del PAN en las votaciones, como para haber quedado en segundo lugar en el estado con más pobres en el país, con mayor marginación, sin empresarios ni empresas, sin industria, sin soberanía alimentaria?

Basta revisar el caso del distrito de San Pedro Pochutla. El PAN quedó en segundo lugar. Lo mismo ocurrió en muchos municipios en donde el PAN, también era una fuerza marginal, por la oposición histórica de los oaxaqueños a la derecha gracias a su herencia juarista.

Los votos de los priistas inconformes por el mal gobierno estatal y por la decisión soberbia de los caciques locales de imponer candidatos impopulares, se trasladaron al PAN, no al PRD ni a la coalición “Unidos por la paz y el progreso de Oaxaca”.

Muchos priistas vieron en Gabino Cué a un mejor candidato y a un posible mejor gobernante que lo ofrecido por el PRI con Eviel Pérez Magaña, quien hacía recordar a Ulises Ruiz con sólo hacerse presente.

Por eso, Cué Monteagudo, de estirpe tricolor, ya ofreció sumar a priistas ilustres (que hay muchos) a su equipo de gobierno.

El PRI seguirá siendo la primera fuerza política en Oaxaca, de eso no queda la menor duda, pero sólo en la teoría por los votos que obtuvo, porque en la realidad quedó borrado de la geografía política estatal.

El 1 de diciembre de 2010 el tricolor quedará sin eje rector ni financiero. Si los buenos priistas, que son muchos, no toman esto en cuenta, ese partido será por los próximos seis o 12 años, lo que hasta ahora fue el PAN: un partido testimonial. Les conviene encontrar a un cuadro que los sume y juntos, todos, hagan mucho tequio político para no morir.

Gabino Cué tiene enfrente un gran reto: convencer a los panistas y a los perredistas para hacer un gobierno de transición, el primero de la alternancia, que no se reduzca a conflictos internos ideológicos, sino que trabajen para resolver problemas estructurales en los que todos estén de acuerdo, porque de eso dependerá que la coalición haya o no valido la pena.

A escala municipal, el Llamado a Cuentas es el mismo. Los alcaldes emanados de la coalición opositora deberán encontrar cuáles son las prioridades y concentrarse en ellas. Se tratará de vestirse, no de decorarse, de realizar las obras posibles y que el pueblo requiere y no las deseables para el lucimiento personal, ni el ascenso político.

Los nuevos alcaldes deben recordar que dentro de tres años habrá elecciones y por lógica ya no podrán ir coaligados nuevamente el PAN y el PRD, pues para entonces ambos serán parte de un gobierno deteriorado o dividido y el pragmatismo estará en otras fuerzas políticas, incluso una de estas dos, pero aliada con el PRI.

 

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