Amaranta Gómez Regalado, primera candidata transexual a una diputación en México en 2003, retó al gobernador electo de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, a debatir el tema de la diversidad sexual y las políticas públicas que aplicará su gobierno en esa materia.
Gabino Cué, recordó Amaranta Gómez, dijo durante su campaña en una entrevista televisiva con Sabina Bergman, que el tema de la diversidad sexual lo abordaría después de ganar la gubernatura.
“Ya tiene el papelito en la mano y ahora espero que le entre al debate”, señaló.
Gómez Regalado, transexual indígena zapoteca, contendió en 2003 por una diputación con el Partido México Posible. Ahora es secretaria de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales de América Latina y el Caribe (ILGA-LAC).
A su regreso de la 18ª Conferencia Internacional sobre el VIH/Sida que se realizó en la capital de Austria, Gómez Regalado manifestó sus temores sobre el papel que jugarán los panistas en el gobierno de Gabino Cué.
“El equipo de Gabino Cué es de dulce, chile, manteca, pero mi temor mayor se basa en el hecho de que la ultraderecha se disfrace con ropajes democráticos y de izquierda porque ese camuflaje sí es un peligro para Oaxaca”, apuntó la activista que trabaja en la prevención del Sida.
Para Amaranta Gómez, el nuevo gobierno de Oaxaca está obligado a impulsar una ley estatal contra la discriminación que tenga que ver no solo con el tema de la diversidad sexual, sino contra la discriminación que sufren mujeres, afros, discapacitados e indígenas.
Oaxaca, apuntó la promotora de educación sexual, es una entidad indígena y el fenómeno del VIH/Sida está presente en el medio rural, “y aquí es dónde quiero ver, cómo le hará Gabino Cué para insertar el tema entre las familias de los migrantes que viven en la pobreza y la violencia”.
Quizá, añadió, muchos se pregunten qué tiene que ver el Sida con los indígenas y con las minorías, pero “me acuerdo que un joven afro de la costa de Oaxaca, víctima de esa epidemia me dijo un día: mi dolor no es el Sida, porque ni siquiera se ve; mi dolor y mi problema es mi color”.
Ante esa realidad de Oaxaca, donde la comunidad afro es invisible ante el poder, hay cientos de comunidades indígenas expulsoras de mano de obra, persiste la violencia contra las mujeres y la discriminación se impone, es válido el debate para ver qué políticas públicas se deben aplicar, dijo.