El economista Francisco Álvarez Figueroa propone implementar la fórmula de “transparencia 2.0” para empezar a construir los cimientos de un gobierno democrático que sea capaz de mejorar su relación con la sociedad, a fin de que la participación ciudadana sea un contrapeso real al poder.
Y es que en opinión del profesionista oaxaqueño el problema deriva en que “no vivimos en un país justo, ni libre, ni igualitario, menos independiente y tampoco contamos con un régimen que procure la vida con dignidad para las personas”.
En entrevista con e-oaxaca, explica que transparencia 2.0 es una nueva herramienta que está siendo adoptada en la actualidad por países desarrollados como Estados Unidos y Australia, y por algunas naciones en vías de desarrollo como Brasil.
“Es una tendencia en tecnologías de información (a través del uso de Internet y redes sociales, entre otras) que tiene como objetivo proporcionar al ciudadano toda aquella información acerca del uso y destino final de los recursos públicos”, refiere.
Comenta que la información que tradicionalmente se publica es complicada y confusa, entendida sólo por técnicos y especialistas, “no así en el caso de la transparencia 2.0, que busca utilizar técnicas que permitan explicar con lenguaje sencillo, entendible y más orientado al ciudadano, la forma en que se utilizan los recursos públicos (contratos, subsidios, deuda pública, manejo de las finanzas, asignaciones presupuestarias entre otros)”.
El ex presidente estatal del Colegio de Economistas sostiene que “esta herramienta permite el control y la observancia por parte de la ciudadanía del desempeño presupuestario del gobierno, lo que a su vez permite exigir una rendición de cuentas pública en caso de detectar abusos y actos de corrupción por parte de los servidores públicos”.
Álvarez Figueroa considera que en este año patriótico “nadie puede invocar a la Patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras y acciones a honrarla y engrandecerla, lo que desafortunadamente está muy lejos de la realidad mexicana y oaxaqueña”.
En todo caso, cuestiona: “¿Qué puede hacer el Gobierno federal y los gobiernos estatales para fomentar una política pública de Estado que tenga como objetivo la mejora de la transparencia presupuestaria?”.
Por eso insiste en que “la construcción de la democracia debe cimentarse en la transparencia del ejercicio del poder como herramienta estratégica para mejorar la gestión de las organizaciones públicas, además de brindar al ciudadano la posibilidad de obtener información oportuna y de calidad acerca del desempeño gubernamental”.
Aclara que un tema sensible por la corrupción galopante en que vivimos “es el relativo a la opacidad en el gasto, caso en el cual hablaríamos de la transparencia presupuestaria en donde México se encuentra rezagado a nivel internacional”.
Como ejemplo, cita algunos casos:
De acuerdo con el índice de Presupuesto Abierto 2008, realizado por la organización International Budget Partnership (IBP), México obtuvo una calificación de 57 sobre 100, lo que indica que es un Estado que proporciona información laxa a los ciudadanos en el tema presupuestario.
Por otra parte, nuestro país obtuvo 48 puntos sobre 100 en el Índice Latinoamericano de Transparencia Presupuestaria 2009 evaluado por la organización FUNDAR, que lo señala como un país poco transparente en materia presupuestaria ubicándose en lugar número 5 de la región, por detrás de países como Costa Rica, Perú, Panamá y Brasil.
