MUJERES Y POLÍTICA.- El cierre de esta administración pública en Oaxaca es más violenta que cualquier otra cosa que hubiera pasada en los últimos años: asesinatos de líderes de organizaciones, de sindicatos, porros…la zona triqui en su máxima expresión, narcotráfico en el camino…
Aunado a ello, el secretario de Finanzas del gobierno estatal, Miguel Ángel Ortega Habib, sospechoso ante la ciudadanía que no ante su jefe Ulises Ruiz, quien sigue minimizando un hecho lamentable como la detención de Martha Ortega Habib y Daniel García Tornel Ortega, hermana y sobrino del funcionario, además de Rosa Elvia Orozco Santiago, por su “probable responsabilidad en la comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita en la hipótesis de depositar dentro del territorio nacional recursos procedentes o que representan el producto de una actividad ilícita”.
La noticia de estos penosos hechos ocurridos en la capital de Jalisco se dio a conocer hace tres semanas. La indignación ha llenado de colorante la cara de muchos y muchas, pero no deja de ser un chisme a medias, no hay asociación o ciudadanía que proteste, que demande explicaciones. Algunos comentarios periodísticos, pero nada más.
Todo o lo poco que hay es esencialmente mediático, incluso la intentona de los diputados de que el funcionario comparezca no pasa de ser parte del teatro. Todos (mundo de varones) están inmersos en la disputa del poder político, lo demás es lo de menos y de Ortega Habid nada de nada.
Peor aún, este escándalo por la transacción de esos “recursos de procedencia ilícita”, como señaló el Juez de Distrito en Materia Penal en Jalisco (7 de octubre de 2010/7 de octubre/adimnCMINoticias) y que asciende a la cantidad de 1 mil 200 millones de pesos que habrían salido de una de las entidades más pobres del país, “casualmente” ha quedado envuelto en una serie de acontecimientos dramáticos y horrendos, donde lo que se pretende mostrar es el poder de la violencia, pero lo que realmente refleja es el problema más serio que ha enfrentado Oaxaca por muchos, muchos años: IMPUNIDAD, sin duda Oaxaca es el paraíso de la impunidad.
Habría que decir que “la descomposición social” que alcanza a Oaxaca es menos semejante a lo que pasa en entidades del norte del país y que el todavía gobernante oaxaqueño supone es lo que sucede, de ahí el clima de violencia.
Cierto. Nadie puede ocultar que en Oaxaca también campea el narcotráfico, pero eso nada tiene que ver con lo que ha pasado este mes.
No me vayan a salir ahora que tenemos el Cártel del MULT o el Cártel de El Dragón, digo, la ciudadanía hemos demostrado que no nos hierve la sangre frente a la corrupción, pero de eso a chuparnos el dedo hay una enorme diferencia. Tal vez tengamos el Cártel de los Ortega, eso es más probable.
Los recientes asesinatos, a plena luz del día y en la ciudad de Oaxaca, son de carácter político y, sí, son parte de la descomposición política que vive la entidad no ahora sino desde hace varios años, donde la disputa por el poder parece no tiene ningún precio y eso incluye la vida de buenos o malos: Heriberto Pazos, líder del MULT; Jesús Rubén Maldonado Marmolejo y José María González Parra, ambos considerados presuntos “porros” de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y vinculados a actividades diversas con políticos de distintos bandos partidistas.
A estos homicidios –no usuales en Oaxaca, sino en tiempos de relevos administrativos, como sucedió hace seis años cuando José Murat Casab estaba por dejar el gobierno– se suman los de Tomás Matus, dirigente sindical, y Catarino Torres Pereda, líder del Comité de Defensa Ciudadana, uno en la Ciudad de Oaxaca, el otro en la región de Tuxtepec.
El escenario es la violencia política y, además de impunidad y corrupción, nos muestran el lamentable nivel que vive la población oaxaqueña.
El año 2006 fue el reflejo más agudo de cómo la incapacidad de los funcionarios y “la burbuja” aquella llevó a la comisión de una serie errores que los relacionaron con pequeñas mafias, inversiones para la protección, el castigo, la persecución, la comisión de ilícitos y todo parece que de ambos lados.
Para 2007, el sueño seductor del caciquismo político se reacomodó, imperó la ley de la burbuja enseñoreada y confiados vislumbraron la continuación del PRI. (La burbuja fue el grupo político que rodeó a Ulises Ruiz).
Esa es la descomposición de la que hablamos, la de funcionarios y políticos que creen que frente a ellos no hay sujetos con derechos sino cosas.
Las equivocaciones al momento de designar a los candidatos y candidatas priistas contribuyó aún más a la derrota, caprichos y más caprichos de Ulises Ruiz, frente a una ciudadanía que decidió votar por una coalición de partidos, para el resultado los priistas no estaban preparados.
Hoy muchos varones, que no todos, piensan que hay que dejar la casa limpia y los pocos priistas que serán gobierno y que ganaron las elecciones en algunos distritos y municipios, tendrán que remar contra corriente, contra la mala imagen que dejan personas como Ortega Habib, José Murat, Jorge Franco, el alcalde con licencia y diputado plurinominal José Antonio Hernández Fraguas, y el último pelo en la sopa: Alejandro Figueroa, secretario particular de URO, a quien le han descubierto un “ranchito” aquí cerca de la Ciudad de Oaxaca con caballos pura sangre, cuyos costos ascienden a varios miles de dólares…quizá frente al ranchito haya personas que no tengan hoy ni para comer.
Seguirá la pesca de algunos funcionarios por corrupción, nepotismo, enriquecimiento ilícito, avaricia… o por ineptitud, ya que los sostuvieron por amiguismo o compadrazgo aunque no pudieran nunca con el paquete.
Frente a esta violencia política, la corrupción que empieza a salir a flote y que la impunidad, apostándole al olvido, pretende llevar al fondo de ríos nauseabundos, algunas personas se preguntan ¿qué hará Gabino Cué? ¿Tendrá el tamaño suficiente para hacer justicia?
Y sobre ello se preguntan quienes votaron por la coalición de partidos de derecha-izquierda o izquierda-derecha, dicen, buscando un huequito para la esperanza de que las cosas cambien. A mí me dan frío.
Así, en tanto Gabino sigue con sus planas de caligrafía y casi arma el equipo, los perredistas –insisto, pobres perredistas– ya están viendo cómo hacerle de chivo los tamales, luego que el próximo gobernador de Oaxaca ha desoído sus preocupaciones y recomendaciones a fin de que no incluya a priistas o ex priistas en su gabinete, cosa que no va a suceder.
Están listo en para reaparecer en primera línea del “gabinetezo” al menos cinco ex funcionarios priistas, fieles al neo panista y ex gobernador priista Diódoro Carrasco Altamirano.
El nivel de las discusiones ha llegado a las más populares cantinas de Oaxaca, sí, en las cantinas, Rosendo Serrano, Lenin López Nelio, Jesús Romero y otros discuten sobre cómo se van a repartir el pastel.
A grito pelado los señores perredistas simulan llamadas telefónicas o quizá las hacen, ordenan y reparten huesos, pero sobre todo planean cómo van a seguir pegados a la ubre. Sin duda, los perredistas serán el “infiel” en la balanza y los Judas en la política convertida en una tragicomedia de horror.
Actitudes que sólo favorecen a la derecha a la que están dispuestos a servir. Modos que no abonan en nada a la democracia, abonan sí a la desigualdad entre mujeres y hombres, a la diferencia entre abusivos funcionarios y gente cada vez más empobrecida.
El colmo de esta violencia es que ahora una organización denomina “Zeta” envía comunicados a las y los periodistas de Oaxaca para decirnos que:
“Lo que le sucedió al Dragón y a su compadre El Chema les va a pasar igual a todo aquel que robe, secuestre, extorsione y asesine en nombre de la organización Los Zetas, sin que pertenezcan a ella”.
Cualquiera diría que sus declaraciones fueron hechas para confirmar que se trata de delincuencia organizada y no de crímenes políticos como dice Ulises Ruiz. ¿Será?
Policías y ladrones
Dos hechos. Por un lado, policías municipales fueron descubiertos por comerciantes del Mercado de Abasto, tras una serie de robos comunes.
Ayudados por la tecnología del video, los comerciantes descubrieron que eran policías los que los asaltaban cada noche.
Por otro lado, criminales disfrazados de policías ministeriales de Oaxaca atentaron contra la vida del periodista Félix García, quien había estado haciendo un seguimiento sobre “el saqueo” de oficinas.
Esto no es sino resultado de la corrupción que campea las corporaciones policiacas, donde los elementos de seguridad pública no tienen preparación ni vocación para el ejercicio de su trabajo.
Sin duda, también resultado de lo poco que importa gobernar Oaxaca de Juárez que durante 40 años no ha visto concluir a un presidente municipal, aunque ahora tenemos uno que tiene permiso, es diputado plurinominal y es ciudadano, así que en cualquiera de sus tres disfraces se aparece en los actos públicos para colgarse de algo y salir en la foto.
Lo otro, lo sucedido a Félix García es lamentable. Otra vez en Oaxaca se agrede a un periodista y, peor, fueron policías ministeriales sorprendidos saqueando unas de esas muchas oficinas que quedaron regadas por todo Oaxaca.
La procuradora María de la Luz Candelaria Chiñas dice que va a proceder, pero los días pasan. El periodista fue amenazado con atentar con su vida y la de su familia si denunciaba, y todavía no sabe quiénes fueron los trogloditas que golpearon a Félix García.
Me pregunto: ¿Sabe la Procuradora que alguien está saqueando las oficinas? ¿qué es lo que se están llevando? ¿documentos o bienes? Pregunto si sabe, porque en las mafias todo se sabe y la jefa debe estar bien informada.
También debe tener conocimiento del conato de bronca suscitado en uno de esos antros que hay en Oaxaca, en la esquina de Porfirio Díaz y Jesús Carranza, donde se iban a enfrentar por un lado guaruras de un “narco” y por el otro de “funcionarios”, pero qué creen: se dieron cuenta que eran del mismo bando y nada pasó.
Todos trabajaban para el mismo patrón; es decir, para el narco. Lástima que Oaxaca sea el paraíso de la impunidad, de lo cual la ciudadanía podemos arrepentirnos como sucede en el norte en esta guerra cruenta que deja innumerables víctimas jóvenes y ahora también mujeres, como sucedió con las trabajadoras de la maquila en Juárez.