Un vasto repertorio de música italiana, española y alemana de los siglos XVII y XVIII, sonará en uno de los instrumentos barrocos más bellos de México, el órgano de San Jerónimo Tlacochahuaya, que este domingo 17 de abril será ejecutado por el organista oaxaqueño Joel Antonio Vásquez González, en punto de las a las 17:30 horas. Concierto que organiza el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca A.C. (IOHIO).
El templo de San Jerónimo Tlacochahuaya resguarda en su coro alto, una de las joyas musicales más preciadas de la organística nacional, señaló Cecilia Winter, titular del IOHIO, al tiempo que hizo extensiva la invitación a propios y visitantes, para que este domingo no descarten la oportunidad de escuchar un programa que incluye piezas de los compositores Domenico Zipoli (1688-1726), Johann Jacob Froberger (1616-1667), Sebastian Durón (1660-1716) y Johann Sebastian Bach (1685-1750), entre otros.
La entrevistada definió esta cita, como una oportunidad única para el público que gusta de la música clásica, debido a que el órgano de Tlacochahuaya además de su belleza externa de su mueble, posee una sonoridad que no es fácil encontrar en un instrumento de su tipo. Con el plus de que esta joya barroca fue realizada por manos oaxaqueñas que plasmaron la grandeza de su espíritu y arte.
“Aunque no se sabe la fecha exacta de la construcción del órgano, se supone que fue alrededor de 1735, según lo indica la fecha cincelada en el tubo más grande del registro del bardón que fue modificado durante o poco después de la construcción original”, apuntó la también organista. Y agregó que la caja del órgano muestra pinturas de ángeles músicos y diseños florales policromados para combinar con la decoración interior de del templo que data del siglo XVI.
Por su parte, el organista oaxaqueño Joel Antonio Vásquez González, dijo sentirse complacido de poder interpretar un repertorio tan completo en un instrumento tan valioso, que pocos organistas tienen la oportunidad de tocar. Y detalló que una de las composiciones más emblemáticas para él, de este concierto son las Cuatro piezas de clarines de autor Anónimo y que fueran recogidas por Fray Antonio Martín en el siglo XVIII.
Al hablar de los organistas oaxaqueños, Vásquez González indicó que la actualidad son pocos los organistas interesados en hacer sonar alguno de los siete órganos tubulares barrocos ya restaurados en el estado de Oaxaca, el organista señala que es responsabilidad de todos saber apreciar y “hacer cantar” a los órganos históricos. “Falta que más oaxaqueños se interesen, habría que buscar en qué forma llamar la atención, tal vez hacer más conciertos para acercar a nuevos públicos, lo que puede desembocar a que existan más organistas, porque no hay muchos”, dijo reflexivo el entrevistado.
Joel Antonio Vásquez González es originario de la ciudad de Oaxaca. Estudió música en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca; piano en la Academia de Música del IOHIO; y órgano (2008) en la Escuela Nacional de Música (UNAM). Colabora con el IOHIO desde 2009 en el área de la documentación y conservación de los órganos, además de ser maestro de piano y órgano de los becarios de las comunidades con órganos restaurados.
Este magno concierto es de entrada libre y organizado por el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca, se realizará este domingo 17 de abril a las 17:30 horas, en el templo de San Jerónimo Tlacochahuaya, y será ofrecido por el organista oaxaqueño Joel Antonio Vásquez González.
El Órgano Histórico de San Jerónimo Tlacochahuaya
El convento de San Jerónimo Tlacochahuaya fue fundado en 1558 por Fray Jordán de Santa Catalina como refugio espiritual para los frailes que ejercían su pastoral en la ciudad de Oaxaca y sirvió como casa de retiro durante toda la época virreinal. La iglesia original tenía un aspecto distinto al que conocemos hoy, ya que el coro alto, la decoración interior y la fachada fueron agregadas a fines del siglo XVII. Sin embargo, el convento original, de dimensiones modestas, no ha cambiado.
Aunque no se sabe la fecha exacta de la construcción del órgano, se supone que fue alrededor de 1735, según lo indica la fecha cincelada en el tubo más grande del registro del bardón que fue modificado durante o poco después de la construcción original. Durante esa intervención, se hicieron otras modificaciones al órgano: los tiradores para controlar los registros fueron cambiados de los lados del órgano a la fachada; la caja fue pintada con ángeles músicos y diseños florales policromados para combinar con la decoración interior de la iglesia; y se agregó una hilera de trompetas horizontales sobre la fachada del órgano y un bajoncillo (trompeta) en el interior de la caja. En cuanto a su diseño musical, su decoración y la construcción de su caja, comparte características con los órganos de San Dionisio Ocotepec (1721), San Andrés Zautla (1726) y San Pedro Quiatoni (1729).
Después de muchos años de abandono, el órgano de Tlacochahuaya fue restaurado en 1991 por la organera Mtra. Susan Tattershall con la ayuda del Mtro. José Luis Falcón, gracias a la iniciativa de la Fundación Pichiquequiti. La pintura de la caja fue restaurada por Mireya Olvera y los tubos por el Mtro. Joaquín Wesslowski. Un ventilador eléctrico fue instalado para hacer pasar el aire a uno de los dos fuelles, aunque todavía se pueden accionar los fuelles manualmente en caso necesario. Desde el año 2000, los proyectos de mantenimiento y reparación han sido organizados y realizados por el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca A.C.
El concierto de inauguración tuvo lugar en 1994 a cargo del organista francés Dominique Ferran y desde entonces este maravilloso instrumento se escucha con frecuencia en conciertos, ceremonias religiosas y eventos del pueblo. Aunque el órgano de Tlacochahuaya no es un instrumento muy grande, produce un sonido sorprendentemente fuerte que combina perfectamente con las cualidades acústicas propias del diseño arquitectónico del templo, llenando el espacio con su música.
