EXPRESIONES.- Seguramente usted alguna vez ha oído hablar de Flavio Sosa Villavicencio, y más que ex vocero de la APPO, como algunos quieren atenuarle sus antecedentes de beligerancia social y política, siempre fue la punta de lanza de una insurrección mal llamada social, pero que todos sabemos sigue enmascarada en una reivindicación social que sólo le llega a los agitadores, que como Sosa Villavicencio, hoy quieren aparecer como ovejas con piel de lobo.
¿Cómo es posible que alguien pueda creer que Flavio Sosa se diga hoy “víctima de la violencia”, de la cual, dice, salió adelante por sus propios medios, y que su labor era de asesoría para que los desposeídos alcancen ambientes democráticos, no para la confrontación?
Quizá Flavio Sosa, hoy investido de flamante diputado local, con igual fuero que cuando era líder de la APPO y que aunque piso la cárcel salió de ella con “puente de plata”, gracias a ese enemigo a quien tanto atacó y que tuvo que ceder finalmente al chantaje político para mantener la maldita “gobernabilidad”; quizá el mejor conocido como “La bestia de Tasmania” cree que somos tontos como para pensar que su labor de zapa ha acabado con el “hueso” que hoy ostenta.
Pues se equivoca, su deslinde de los aberrantes hechos en Santiago Choapan no limpia su papel ignominioso de fiera desalmada en los hechos del 2006, fama que le arrastra y que arrastrará siempre, por muy diputado que ahora sea.
Los oaxaqueños sabemos que para ser diputado no se requiere ni ética, ni moral, menos honradez o capacidad política, esto dicho con sus honrosas excepciones, que son las menos; por lo que Flavio Sosa, al carecer de ello y haber llegado al Congreso estatal, no lo exime de su oprobioso papel ante la sociedad oaxaqueña.
Y eso es lo que lo señala, eso es lo que lo exhibe ahora como una bestia con piel de oveja…
Oaxaca de Juárez, Oax., miércoles 18 de mayo/2011.
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