EXPRESIONES.- Sin duda que una cosa es prometer y otra cosa es poder hacer.

Desgraciadamente la maña de los políticos, para hacerse de preferencias, es precisamente prometiendo cosas, que en la práctica y con el paso del tiempo se transforman en tremendas lozas demagógicas que terminan por desacreditar a un personaje o a todo un gobierno. 

Así le pasa al presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien se autonombró el “Presidente del empleo” y de muchas cosas más que no ha podido cristalizar.

Hoy tiene que capotear las imputaciones en su contra.

Y algo que realmente pesa en los hombros del Presidente de la República no sólo es la inseguridad y la violencia generada por la delincuencia organizada y el narcotráfico, sino los millones de pobres que siguen sumando en México.

Entre 2008 y 2010, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), más de 3 millones 600 mil personas se sumaron a la pobreza en nuestro país.

Fue México, durante el 2010, en donde más repunto la indigencia al sumar 4 millones de pobres.

Datos que contrastan con la reducción de la pobreza en toda América Latina y que también fueron remachadas con la certera opinión que hace unos días vertió el ex presidente Carlos Salinas de Gortari al respecto.

Salinas de Gortari recomendó a jóvenes estudiantes rechazar las políticas emanadas del PAN, por ineficaces.

Enmarcando su arenga con una cita lapidaria y contundente: “La pobreza es la peor expresión de la violencia”.

El repunte de la pobreza en México y la politización del combate al narcotráfico, han puesto a nuestro país en los límites del contraste.

Por un lado, una macroeconomía con fortaleza y, por el otro, un mercado interno paupérrimo, violento y conflictivo que amenaza con avasallarnos.

La herencia de Calderón Hinojosa es alarmante.

Oaxaca de Juárez, Oax., domingo 4 de diciembre/2011

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