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Madero, USA y la Revolución

Francisco I. Madero, el más necio mártir

Segunda parte

SIN DERECHO A FIANZA.- Ante los certeros golpes asestados por los esbirros de don Porfirio a los primeros mártires de la Revolución, como a los de la familia Serdán, entre muchos otros, Francisco I. Madero se proponía salir de Estados Unidos rumbo a Europa, pero los levantamientos de Pascual Orozco y Pancho Villa con sus rápidos triunfos en Chihuahua, lo detuvieron.

A ellos se sumaron Abraham González, Maytorena, Zapata y muchos otros. Excepto un gran farsante, el que se llamaría (después de la muerte de Madero) a sí mismo como “Primer Jefe del Ejército Constitucionalista”: Venustiano Carranza.

¡Y cómo! si Porfirio Díaz lo hizo diputado por Coahuila, senador suplente y luego senador propietario.

Al movimiento de Madero, su paisano se adhirió a él y se hizo reeleccionista. Sin vergüenza, porque con Díaz fue electo tres veces como presidente municipal de Cuatro Ciénegas, y en 1908 Porfirio lo hizo gobernador interino de Coahuila.

Incluso, cuando Madero entró a la Ciudad de México en su campaña electoral, Carranza estaba junto al dictador en el balcón presidencial. Su última hazaña porfirista fue votar por la última reelección de Díaz en la convención del Teatro Fábregas.

Pero así era Madero, ingenuo. Sólo cuando supo Carranza que Díaz no tenía remedio, se pronunció por Madero y temiendo la cólera de Díaz se exilió en San Antonio, Texas.

El inocente Madero lo tuvo que hacer jefe de la Revolución de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas con la condición de que abandonara San Antonio y viniera a luchar a México.

Pero (como lo haría después cuando Villa, Obregón, Zapata y otros se partían el alma contra Victoriano) Carranza se hizo “ojo de hormiga”, y reapareció ya que había llegado el triunfo.

Gustavo Madero, el sagaz hermano del Mártir, ya le había informado de la traición de Carranza. Ya desde aquí el necio no escuchaba.

En todo ese tiempo de funcionario o representante del pueblo, Venustiano Carranza ¿no vio las injusticias?

Me recuerda a los del “Nuevo PRI” de Oaxaca. Cuando aceptaron ser “designados”, antidemocráticamente para cargos de elección popular o importantes encargos en el gobierno priista en turno, nada decían sobre la manera de designarlos.

Ahora que perdió su candidato (del que aceptaron su imposición) y quedaron fuera de las listas, ya vieron, por fin, que no hay democracia en ese partido. Así era Carranza, convenenciero.

MUY BREVE REVOLUCIÓN

El 14 de febrero de 1911, Madero regresó al país, “acosado por las autoridades norteamericanas al considerar que había violado las leyes de neutralidad”, dice Bertha Ulloa.

Madero se puso al frente de los revolucionarios y el 29 de marzo estableció su cuartel en Bustillos, Chihuahua.

Orozco y Villa propusieron sitiar Ciudad Juárez, lo cual iniciaron a mediados de abril. Desde Washington, el presidente Wiliam Taft, que estaba atento a todo, ordenó la concentración de 20 mil de sus soldados en la frontera, y envió barcos de guerra a aguas mexicanas, supuestamente para proteger a sus ciudadanos. Esto debió llenar de temor a Porfirio.

Mientras tanto la revolución avanzaba en la mayor parte del país; los triunfos rebeldes eran mayoría. El ejército de Díaz resultó inepto. Por ello, el dictador envió a mucha gente a negociar con Madero.

Hasta envió representantes a USA a hablar con los familiares de Francisco Ignacio. Seguramente éste habría aceptado las condiciones de Porfirio si no lo hubieran impedido sus compañeros, como José María Pino Suárez y Francisco Vásquez Gómez.

“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad.” S. Bolívar

La suerte de Porfirio estaba echada. A su llegada al poder había lanzado al país en brazos de Estados Unidos. Eran los gringos los que más aprovecharon las riquezas de México, no obstante, en la última parte de la dictadura, su amor por Europa era más fuerte, por lo que también entregó las riquezas a otros países, principalmente a Inglaterra; eso tenía molestos a los empresarios norteamericanos y se cree que de aquí partió buena parte del financiamiento para Madero. (Ver México Negro de F. Martín Moreno).

A principios de 1911, el maquiavélico embajador de USA en México (como haría más tarde con Madero) Henry Lane Wilson enviaba informes desprestigiantes para Porfirio a su presidente William Taft.

El pusilánime Madero, por su parte, insistía en negociar la caída de Ciudad Juárez porque la tabla cuija “le había vaticinado a Madero el fracaso si recurría a la violencia” (Martín Moreno). Otra equivocación de los espíritus y de Madero.

A estas alturas varios jefes se habían dado cuenta de que con el carácter de Francisco Ignacio no se iría a ninguna parte. Por eso, el 8 de mayo, desobedeciendo al jefe de la Revolución, Pancho Villa y Pascual Orozco deciden tomar Juárez, estratégico por varias razones y que albergaba buena parte del ejército federal; dos días después Juárez se rendía.

A la caída de la antigua Paso del Norte, Estados Unidos reconoció de facto al gobierno provisional de Madero (como hiciera más de 40 años antes al reconocer a Benito Juárez y presionar a Francia), y puso en jaque a Porfirio.

En la Ciudad de México las manifestaciones multitudinarias para exigir la salida de Díaz fueron reprimidas.

“Llamarse jefe para no serlo es el colmo de la miseria”. S. Bolívar

“Si la lucha armada se hubiera prolongado un poco más, los revolucionarios habrían adquirido mayor cohesión y sin condiciones hubieran acabado con el Porfiriato, pero como Madero era enemigo de derramar sangre, optimista y generoso aceptó una transacción: el Tratado de Ciudad Juárez”, afirma Bertha Ulloa. Otro error.

Ahí se acordó la renuncia de Díaz y de… ¡Madero! Como presidente uno y provisional el otro. Y que Francisco León de la Barra, quien como secretario de Relaciones Exteriores había hecho hasta lo imposible por afectar a Madero, asumiera como presidente provisional.

¡Habrase visto tanta estulticia! El ganador dejaba que el perdedor marcara sus condiciones. Y lo que nadie puede creer. El necio permitió que licenciaran, que dieran de baja, a las tropas revolucionarias. ¿Quién pensaba que lo defendería? ¿Los amigos de don Porfirio?

Además, Madero permitió que toda la maquinaria administrativa, el Ejército y el Poder Judicial quedaran intactos. Es decir, con ello la Revolución reconocía al gobierno que había repudiado y dejaba inconcluso el Plan de San Luis.

El 21 de mayo de 1911 se firmó el Tratado de Ciudad Juárez y el 25 el gran dictador firmaba su renuncia. Había triunfado la Revolución.

P.D. En la pasada entrega se me colaron dos errores: donde puse 1873 como la fecha de nacimiento de Bolívar debe ir 1783. Y como inicio de la Revolución escribí 1810, obviamente debe ser 1910.

 

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