EXPRESIONES.- A media semana compareció el secretario General de Gobierno, Jesús Martínez Álvarez, ante el Congreso del Estado, en esa especie de pasarela política que semeja la mayor de las veces una pastorela entre “diablos y angelitos”, donde no se distingue a ciencia cierta quién es quién.
La comparecencia de Martínez Álvarez fue otra cosa. Al menos aportó algo.
Este en su arenga precisó algunos conceptos interesantes sobre la alternancia oaxaqueña, aunque no puedo asegurar si vertió una sugerencia o fue más bien una autocrítica para el gobierno en el que él colabora.
El responsable de la política interna expresó que: “La transformación que requiere Oaxaca no permite soluciones populistas, sino establecer las bases de esa transformación sin protagonismos”.
Evidentemente, el gobierno de Gabino Cué ha gustado de hacerse presente ante la ciudadanía a través de simbólicas audiencias públicas que le permiten sentir el calor de cierta gente que gusta del asistencialismo gubernamental, igualmente los programas Bienestar, las becas y otras aportaciones a jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, tienen el tinte de los usos y costumbres de la actual política “amorosa” del candidato de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, guía espiritual y ya formal de este gobierno.
Sin embargo, el populismo en Oaxaca ha sido la llave para abrir infinidad de grupos que van en busca del asistencialismo oficial y a veces no lo buscan, lo exigen, provocando ese mal que tanta incertidumbre nos ha proporcionado durante ya más de 30 años: la denominada industria del chantaje y la presión política.
Tiene razón el Secretario General de Gobierno cuando requiere menos populismo y meterse de lleno a establecer bases para la transformación requerida.
Bases que definitivamente no se encontraran en la incompleta y hecha sobre las rodillas reforma constitucional.
La reforma tendría que modificarse, ampliarse y sustentarse en una participación ciudadana creciente que obligue a las diferentes fuerzas políticas a desarrollar su papel con responsabilidad y honestidad.
Tiene razón también, Jesús Martínez Álvarez, cuando advierte que se tiene que fusionar la legitimidad democrática con la eficacia política.
Hoy en día la legitimidad no está bien sustentada y la eficacia política, tampoco aparece en el gabinete.
Sea crítica o sugerencia, lo que dice JMA tiene gran trascendencia para este gobierno.
Oaxaca de Juárez, Oax., viernes 16 de diciembre/2011
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