Los jóvenes representan hoy en nuestro país uno de los grupos atareos de mayor tamaño, constituyen cerca del 30% de la población total, a decir de los estudiosos seguirá aumentando por los menos en las próximas dos décadas, es decir, mantendremos lo que se denomina “bono demográfico”.
Sin embargo la mayoría de este grupo poblacional que va de 14 a 24 años de edad, más del 70 por ciento no tiene acceso a educación superior, esto a nivel nacional, pero hay regiones como la mixteca en donde menos del 20 por ciento estudia una carrera universitaria o tecnológica, a pesar que es una de las regiones que más escuelas de nivel superior tiene (12 en total) y con una cobertura de más de 50 porciento, pero también de las que más gente ha estado expulsando en la última década hacia Estados Unidos (unos 40 mil cada año).
El juego con el efecto del globo nos está pasando en México, pero el riesgo es que explote, como ocurrió el año pasado en países como Chile, España, Grecia, entre otros.
Porque los jóvenes en edad de estudiar tienen pocas posibilidades –quizá por falta de medios, no de oportunidades-, pero que el plan B que sería trabajar, no hay espacios y los que existen se da mediante rigurosa evaluación y calificación para ser contratado, o en su caso subempleos y subcontrataciones de tiempo parcial, mal pagados, en la mayoría sin seguro social y demás derechos laborales, es decir en la informalidad.
La trayectoria y condición familiar determina el futuro de estos, y las opciones ante la crisis económica y de empleo es, emigrar, o engrosar la pobreza y soportar la transmisión intergeneracional de la desigualdad, esto porque el capitalismo ha cambiado radicalmente la concepción de trabajo, ya no es la fuente principal de autorrealización de la sociedad, tampoco lo que era una carrera garantiza hoy día un empleo seguro, bien remunerado y permanente.
En la carrera presidencial para este año, poco o nada se ha dicho entorno a la juventud, se tiene en cuenta que son factores demográficos, pero se está prescindiendo que son la fuerza y el motor de desarrollo y seguridad social para las generaciones adultas, el que llegue a la presidencia deberá enderezar el barco y ello implica atender de manera inmediata a la juventud para sembrar expectativas de movilidad social ascendente, aplicando políticas públicas inmediatas y tener presente que ya no se podrán postergar, pues cada año un millón y medio de jóvenes debería insertarse al mercado de trabajo, de estos casi la mitad se va a Estados Unidos aún con toda la política migratoria restrictiva, pero los que se quedan no hallan un espacio porque simple y sencillamente no hay o se subemplean.
Aunado a lo anterior, el fin de semana pasado en los 9 distritos electorales del Estado y en los 291 del país, aplicaron una evaluación como una de las fases de reclutamiento de personal que se encargara de la Supervisión Electoral (SE) y la Capacitación y Asistencia Electoral (CAE), que serán quienes se encargaran de una Zona de Responsabilidad Electoral y Áreas de Responsabilidad Electoral, en concreto son quienes integraran las mesas directivas de casilla y ejecutaran en campo el proceso de la jornada electoral del primero de julio próximo.
En un distrito en donde tuve la oportunidad de observar, los aspirantes a ocupar uno de los cargos temporales que inicia el 23 de febrero y termina el 15 de julio son en su mayoría jóvenes de una edad que oscila entre 18 a 35 años, para algunos será su primer trabajo, otros quizá puedan volver a emplearse, pero lo que quiero destacar es que cerca de 1000 aspirantes estaban concursando para hacerse de uno de los 170 lugares, la mayoría profesionistas, algunos con secundaria y otros con bachillerato.
No creo que sea el espíritu democrático o arrollados por el anuncio “lo que hace grande a un país es la participación de su gente”, más bien la causa es que no existen ofertas de trabajo en la región, en el estado y el país, y cuando esto ocurre pues hay una copiosa competencia.
Por otra parte y en el ámbito internacional, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostiene en su reporte Tendencias Mundiales de Empleo 2012, que en la próxima década deberá crearse en el mundo por lo menos 600 millones de puestos de trabajo.
Hay un déficit generalizado de trabajo sostiene la OIT, así también un retraso en el empleo, es decir, los puestos de trabajo demandados no se crean y se va acumulando, pero lo peor es que con la crisis de crisis que se acentuó a finales del 2008, está afectando fuerte a la juventud, porque al cierre de 2011, 74,8 millones de jóvenes en edades comprendidas entre los 15 y los 24 años estaban desempleados, en nuestro país se habla de poco mas de 6 millones.
Es la juventud la que absorbe el golpe al no haber oportunidades para emplearse, además que tienen más probabilidades de estar desempleados que los adultos.
La misma instancia sostiene que aproximadamente 900 millones viven con sus familias con unos ingresos inferiores al umbral de pobreza, por debajo de los 2 dólares estadounidenses, en nuestro país de 52 millones de pobres oficialmente reconocidos, unos 20 millones son extremo pobres y de estos deben haber un número significativo de jóvenes que también han ido perdiendo las esperanzas de encontrar trabajo y quizá se estén apartando del mercado por completo, los que encuentran viven con un trabajo parcial o temporal, además que se ha ido agudizando lo que se denomina flexibilidad laboral y en consecuencia, mas en las ciudades la corrosión del carácter, y ello trae consigo otras consecuencias colaterales como el alcoholismo, la drogadicción, tensión y conflictos sociales y familiares, de manera acelerada se ido rompiendo el tejido y la cohesión social, tema que debería estar en la agenda política.