OAXACA, OAX., octubre 14.- El hospital de los maestros de la Sección 22 del SNTE, el “Presidente Juárez” del ISSSTE, se encuentra en un estado deprimente, como de guerra, donde las camas son insuficientes para los enfermos y quienes llegan por un problema menor tienen que convivir con enfermos mentales y en etapa terminal.
Familiares de los enfermos denunciaron la situación que se vive en este hospital. Manifestaron que es deplorable que un enfermo haya permanecido 12 horas sentado en una silla de ruedas porque no pueden cambiarlo de urgencias al primer piso. “No hay camas, discúlpenos”, es la excusa recurrente de una Trabajadora Social.
Otros enfermos más tienen que soportar el frío y la hacinación que persiste en el área de urgencias, donde hasta los pasillos están invadidos por camillas. Y qué decir del panorama del hospital: a las ventanas les faltan vidrios, en los baños no hay papel, jabón o algo que pueda dar un aspecto de limpieza.
Esto obliga a que los familiares permanezcan durante todo el día con su paciente, porque hay que recibir indicaciones que les corresponden a las enfermeras, pero por no tener personal el familiar tiene que hacerlo.
Quienes denunciaron esta situación, entrevistadas en el interior del hospital, se preguntaron si aquí entre estas personas han estado familiares o los integrantes del Comité Ejecutivo de la poderosa Sección 22 del SNTE, si conocen de la situación que se vive al interior, si se han puesto en los zapatos de los enfermos.
Cada movilización que realiza el Magisterio oaxaqueño los lleva a exigir a los gobiernos estatal y federal mejores prestaciones de ley; sin embargo, el panorama que se palpa en el Hospital “Presidente Juárez” de Oaxaca es insostenible, no cabe en las personas que viven en este momento la noche, el día y la madrugada como en un estado de guerra al internarlos en los pasillos, el esperar días para recibir un trato más amable.
Un caso concreto que se vivió la madrugada de este domingo es el de un enfermo agresivo que fue internado en urgencias, los camilleros no podían calmarlo, eran aproximadamente las dos de la madrugada, los demás enfermos se pusieron nerviosos, en su mayoría de la tercera edad.
A la persona no podían controlarla hasta que la sedaron. Como estos casos se han vivido otros por no tener un área en donde poner a los enfermos agresivos.
Lo único que alivia esta situación es la caridad de las personas que llegan noche tras noche a regalar café, pan o una torta. Son personas que invitan a los familiares a darles aliento ante el panorama deprimente que se vive en el nosocomio, que no cambia su aspecto, que sigue ahí intentando la atención, con muchas carencias.