OAXACA, OAX., octubre 29.- Bebí alcohol como muchos jóvenes, amigos con problemas en casa me invitaban a tomar unas cervezas, se me quedó la costumbre y lo seguí haciendo aunque a mis padres les molestara.
Es Juan de Luis Jiménez García, hijo del recordado y fallecido peluquero Porfirio Jiménez, conocido como “Tin Tan”, quien habla de su cruda realidad y acepta no haber tenido respeto para sus padres, ni tampoco llevar y cumplir lo que dice la religión de amarás a Dios y respetarás a tus padres.
Dice quien siguió el trabajo de su padre —la peluquería—que bebía cada fin de semana, después entre semana y se fueron acortando mis ingestas de licor y luego bebía sin control.
Reconoce que ingirió alcohol durante unos 30 años, pero le causó problemas familiares, laborales, en el trabajo protagonizó un escándalo, pensó que lo iban a correr, el dueño lo llamó y entonces pensó en Alcohólicos Anónimos.
Para entonces su familia y gentes que veían su forma destructiva de beber, le aconsejaban que se metiera a un grupo de AA, decía mañana y mañana, pero llegó el momento en que se vio entre la espada y la pared y voluntariamente, Juan de Luis, decidió auto castigarse e ingresó a un grupo de 24 horas.
A ese grupo dice haber asistido varios meses y una noche cansado porque el no beber le causaba problemas, decidió tomar, pero un compañero—afirma—subió a tribuna y dijo “hay pendejos que se intoleran con el grupo o alguien del grupo y se van a beber los hijos de su.
Recapacitó nuestro entrevistado y pensó: que culpa tiene mi madre de que yo sea un pendejo y al final no bebí esa noche y las experiencias de vivir con los alcohólicos me han servido para sostenerme sin beber, sugerencias y todo lo que escucho de ellos me han ayudado en mi diario vivir y lo sostengo “no necesito beber para vivir”, antes necesitaba beber para vivir.
Ahora afirma que gracias a AA ha logrado definir su personalidad, la decisión de dejar de embriagarse fue inmediata, los 30 años de beber, el alcohol lo dejó en la miseria física, económica, familiar y dice: todo me lo arrebató “Don Alcohol” porque es un ladrón y un enemigo acérrimo.
Nuestro personaje reconoce que gracias a Dios sus problemas de salud han mejorado, estaba al punto de padecer enfermedades por haber y que empezaban a desarrollarse, pero no se desarrollaron.
Confiesa haber dejado a esposa e hijos, Don Alcohol es tan sutil y engañoso que prefieren irse a tomar una copa y cuando se está enviciado, nos olvidamos de todo, los amigos que cojean de la misma pata y tienen problemas con su alcoholismo, lleva a los dos pendejos a meternos a la cantina.
Con los amigos era fácil de manipular, hay mayores de edad que son más audaces que uno. Ahora Jiménez García va a las fiestas y afirma tener la capacidad de decidir que no tiene porque beber.
Recuerda haber caído varias veces a la cárcel por orinarse en la calle, en cierta ocasión, su hermana cansada de sus borracheras, le dijo “cuando estés en la cárcel, ni me hables, cabrón”.
Al final de su carrera alcohólica todo lo acabó en ceros; empezó una nueva vida y su primer auto regalo para él fue comprarse una bicicleta, después una motocicleta, un coche, los amigos de AA le decían: échale ganas, hay la llevas cabrón.
Ahora nuestro entrevistado se dedica a la peluquería, heredó el trabajo de su padre, reconoce que es su fuente de ingresos, mantenimiento para él y un poco para la pareja que ahora tiene.
¿Un consejo para las nuevas generaciones?
El principio de todo es madurar, oír consejos de personas que se te acerquen viendo tu comportamiento, cuando tomaba tenia muchos amigos, hay muchos en ese caminar, ahora que no tomo, no hay amigos, son ocasionales, son amigos de interés.
Me doy cuenta que el amigo es el que da, cuando deja de dar, cuando ya no lo pecha uno como vulgarmente se dice, lo señalan y le dicen “eres ojete”, finalizó José Luis.