EXPRESIONES.- Sin duda que la cruzada contra el hambre, pilar de la política social del presidente Enrique Peña Nieto, es un gran reto, pero mucho más complicado y puntilloso es cuidar que la cruzada supere el hambre política de los partidos que están en busca de nutrientes para llevar agua a su molino bajo el pretexto que sea, sobre todo ahora en que es temporada de procesos electorales en varias entidades y municipios del país.
Y así lo hace notar la jauría del PAN y del PRD que se han ido en pos de “la cabeza” de Rosario Robles Berlanga, titular de la Secretaría de Desarrollo Social, en un acto de revancha y misoginia política, característico de opositores al régimen que siguen a pie juntillas el precepto de que en política como en el amor todo se vale.
Todos ellos saben que la debilidad de Rosario Robles ha puesto en jaque el Pacto por México, la gobernabilidad nacional y el Estado de Derecho, íconos de una transformación que pretende el presidente Peña Nieto implantar en todo México, por lo que su posición peligra en la Secretaría de Desarrollo Social.
Sin embargo, los que ahora “gritan y apedrean” a Rosario Robles, también evidencian su pragmatismo político en decisiones y peticiones, como la que hizo ayer Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal a la titular de Sedesol.
Mancera condicionó el desarrollo de la cruzada contra el hambre en el DF utilizando a los delegados como cabezas de la misma y no a gente de la Sedesol.
Una manera poluta de lograr que el proselitismo político implícito en el programa sea para el PRD y no para el partido gobernante.
La suciedad de la política no tiene límites, no cabe duda.
Oaxaca de Juárez, Oax., martes 23 de abril/2013
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