OAXACA, OAX., octubre 13.- “Antes, los pintores oaxaqueños éramos los ’empanizados’ y los ‘Toleditos’, ahora son los ‘similares’, como las farmacias”, sostiene cáustico Crispín Vayadares, quien inauguró en su “espacio personal de arte” (Cinco de Mayo 412, local 2, Centro) la exposición de su serie “Novias fashion”.
Ahorita “un artista es refrito de otro y, lamentablemente, resulta difícil que alguno busque una originalidad y se atreva a manifestar que no le importa lo que le digan”.
Todo “se ha vuelto un revoltijo de lo mismo”, concluye.
Por eso él se visualiza fuera del canon artístico local y pinta novias fashion “porque se me pega la gana”.
A la vuelta del jardín “El Pañuelito”, donde los oaxaqueños desempleados matan el tiempo o los novios se besan apasionadamente, y la viejita que es la postal del folclor de la pobreza extrema pide limosna en esta “ciudad artística”; frente al antro impersonal de esas masas atrofiadas para siempre en su gusto musical por la “merca” televisiva, pasa una mujer espectacular en altísimos zapatos de tacón y un mini vestido rojo —y luego rojo— exactamente frente a Crispín Vayadares, quien me busca con la mirada y la señala discretamente con un movimiento de cabeza.
Unos momentos antes me había dicho: “hay dos aspectos convergentes para que haya pintado esta serie. Uno es que a Oaxaca están viniendo a casarse novias fashion, pero no van a Xoxo o Atzompa, sino al templo de Santo Domingo, y yo que he estado en la puerta de este local viendo pasar tal tipo de gente me pregunto de dónde sale, porque ni en ‘Vogue’ las veo así”.
Es entonces que se decidió a pintar una serie inspirada en ellas: “no voy a llamarle crítica, con tanta frivolidad y tantos problemas que a la vez vive México, para qué. Al final, cada quien tiene su vida y a nosotros no nos interesa, la gente es pudiente o no, y resulta muy bonito ver pasar a personajes así, porque, además, uno nunca creció con gente de ese tipo”.
Crispín Vayadares (San Miguel del Puerto, Pochutla, 1962) vendió obra en Oaxaca hace como 25 años, cuando empezó el boom del arte local. En las galerías Quetzalli y Arte de Oaxaca. En el DF estuvo con Estela Shapiro (qepd) y ha estado con OMR y, en Monterrey, con Arte Actual Mexicano, de Guillermo Sepúlveda.
Ahora todo es más amplio, explica, no sólo se vende en el DF o Monterrey, sino también en otros sitios: “a finales de noviembre expondremos en la galería Garco, de Puebla, y después en Morelos, a través de Arte de Oaxaca”, por ejemplo.
Además existe la posibilidad de crear autogalerías, un “espacio de arte personal” en el que pueden ver la obra tanto la gente que compra como la que no sabe nada de arte.
Precisamente es en su autogalería donde platico con él. De los tiempos aquellos, 15 años atrás, en que se le entrevistó por primera vez para la sección cultural de “El Financiero” —en tiempos de Víctor Roura, desde luego— en la galería de Estela Saphiro de la colonia Anzures del DF: “cuando hablamos de los artistas oaxaqueños que eran ‘Toleditos’ o pintaban sólo tehuanas”, se le recuerda.
—¿Cómo ves el momento pictórico de Oaxaca?
—Pues fíjate que se ha vuelto un revoltijo, a los pintores oaxaqueños de hoy algunos le han llamado “similares”, como las farmacias.
“Ya pasamos eso de que éramos los ’empanizados’ o los ‘Toleditos’, ahora son los ‘similares’. Por qué, porque ahorita uno es un refrito de otro y, lamentablemente, no buscan una originalidad ni se atreven a manifestar que no le importa lo que le digan, a pensar lo voy a hacer porque se me pega la gana”.
Agrega: “hoy la idea es más universal. Obviamente uno proviene de una región y al principio pinta lo que ve, pero luego tienes que ir forjando tu forma de actuar y pensar propia”.
—¿Y el movimiento artístico actual del grafitti vuelto “street art”?
—Me parece magnífico, si hablamos de que el que inició en el año 2006 sería un movimiento como cuando Siqueiros quiso llevar su obra a las masas. Tal vez lo que no tengan es un concepto definido: el porqué de su arte, pero lo más interesante es que lo estén llevando y trascienda hacia lo popular. Aunque algunos lo han retomado y comercializado también.