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La poesía es una rata muerta detrás del armario, dice el poeta Jesús Rito García

OAXACA, OAX., marzo 21.− Quizá ni a nivel nacional existe un lugar y un tiempo para ella como en el “Palomazo de Poesía” de cada martes del café cultural La Nueva Babel (Porfirio Díaz 224, Centro), ese proyecto que camina a sus ya cabalísticos 13 años que un día emprendió Valente Placencia Ordaz.

Por lo mismo, es un referente obligado en el Día Mundial de la Poesía que se festeja este 21 de marzo.

Forjado bajo la influencia de la contracultura ceceachera de la UNAM, del CLETA y “El Llanero Solitito” y, por supuesto, del movimiento rupestre de un Rodrigo González o un Rafael Catana o un Jaime López o un Armando Rosas, Valente Placencia se puso a andar los caminos y ciudades del país en busca de un lugar apropiado para su propuesta cultural: cuando llegó a Oaxaca no hubo ya vuelta de hoja.

Y el “Palomazo de Poesía” fue el primer día fijo de actividades en Babel desde su fundación: en la primera sesión que convocamos no hubo nadie. Mi ex compañera leía y yo escuchaba, y luego al revés.

“Poco a poco fue creciendo el ‘Palomazo de Poesía’, nombre que se ocurrió por lo de la música, por aquellos espontáneos que se sube a acompañar al artista: así, en Babel quien quiere subir al foro a leer un poema, puede hacerlo a la hora que quiera”.

La propuesta de La Nueva Babel, aclara Valente Placencia en entrevista, es completamente cultural. La poesía, por lo tanto, era (es) obligada: “en realidad, todo ocurre por poner al alcance de la gente la cultura, sin tanto pedo; por eso la entrada es libre desde hace un par de años, sencillamente ahí está el foro sin costo alguno para quien quiera utilizarlo”.

Y vaya que los poetas oaxaqueños, nacionales e internacionales lo han utilizado. Por los “Martes de Poesía” de la Nueva Babel han pasado Ted Jones, John Ross, Macario Matus (qepd), Leticia Luna, Araceli Mancilla, Guadalupe Ángela, César Rito Salinas, Carlos Atl, Balam Rodrigo y “un chingo más:

“Conocidos y no, publicados y no: esa es la satisfacción; igual que la tarea más importante la constituye el darle voz a la palabra”.

Valgan sólo dos botones de muestra de dos poetas jóvenes de Oaxaca:

(Sin título)

Jesús Rito García

Odio tener trabajo cuando escribo poesía,
no me dan ganas de trabajar y no puedo escribir poesía:
porque tengo trabajo.

Si algún día tuviese que hacer poesía como trabajo,
definitivamente… no lo haría.

Me gusta escribir pensando que estoy haciendo algo inútil,
asesinando a un anciano indefenso
o violando las leyes de la física cuántica.

Cuando alguien toque a mi puerta y me pida un poema por encargo
le cerraré la puerta en la cara,
y gritaré que no estén chingando.

Tengo trabajo y escribo un poema,
sé que no me pagarán ni el poema
ni el trabajo. Como siempre.

Así que debo de ser preciso,
prudente, no hacer nada que
rompa las reglas del universo
y las órdenes del jefe.

Pero ya me siento mal por gastar la luz eléctrica que está dirigida a enviar mails,
imprimir oficios y memorándum.

El gobierno
ni la iniciativa privada pagan la energía eléctrica para escribir poemas.

En fin,
mientras pierdo el tiempo en el trabajo:
escribo un poema,
mientras la lluvia inunda las casas,
les lanzaré la palabra “salvavidas”
a ver si les ayuda en algo;
es lo único que puedo hacer por ellos.

ELLA

Gregory Quiñones

“La poesía es una rata
muerta detrás del armario”

Jesús Rito García

Camina cien millas sobre la sierra,
la veras cortando las hojas de café
vendiéndose al mejor postor por
un tostón
amanece por fin sobre la ciudad
y el hombre que custodia los perros
está ebrio de mezcal, sobre su barba
la comida le escurre, y se pierde
en los portales
pero allí esta ella, cuidando de él,
dándole un pan que llevarse a la boca
ella, la única que no hace muecas
para ir a la cama,
la que se descubre los senos sin problemas
y más allá todavía, la que permite
ser tomada sin pedir nada a cambio
llueve sobre la ciudad
grita Neruda y los jóvenes
de siempre
buscan su rincón oscuro,
para murmurar entre el
cachondeo, de los dientes aprensando
los pezones, así nace ella,
y nunca muere, ni en silencio ni en la nada.
anochece sobre la ciudad
y ella vaga tentadora
en los callejones y privadas
desde La Noria hasta Galeana
camina periférico hasta
el parque del amor,
descansa y vuelve a su rutina
exhausta como puta
pero con esas ganas de trabajar
con esas ganas de seguir viviendo
hasta que el último hombre muera.

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