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La Casa Roja

LIBROS DE AYER Y HOY.- No se trata de cambiarle el color a ninguna casa, la del título se refiere El misterio de la casa roja, obra que fue considerada hace décadas una de las mejores novelas de detectives que se hayan escrito.

Pero ya que hablamos de otros colores, buena se ha armado con el misterio de la casa blanca y sus derivaciones. Normas que no existen, un funcionario designado a modo, una investigación que se empantana y una población que se siente burlada, cuando lo más sencillo sería nombrar una comisión independiente.

El conflicto de intereses flota sobre los involucrados. Aquí hemos mencionado en otras ocasiones y ahora por fortuna se está discutiendo, el papel que juegan los parientes políticos en el uso de recursos públicos y si es válido que el erario, es decir el pueblo, pague viajes, vestuarios lujosos, y la administración preste locales y enseres y pague personal, a gente que debería depender del sueldo del funcionario público.

¿Quién pagará, por cierto, la lujosa boda del gobernador de Chiapas con la señora Anahí y los muchos vestidos que anuncia la novia?

El misterio de la casa roja (A.A. Milne, Plaza y Janes, 1988), es de un autor de libros infantiles nacido en el siglo XIX. Raymond Chandler se sorprende en El simple arte de matar de que el escritor Alexander Wollcott, muy poco dado a los elogios, lo mencione con tanto entusiasmo; elogios que hacen otros autores.

Con otro color, la mencionada casa roja tiene algunos de los vericuetos que ahora se nos presentan en el caso blanco, al menos en lo económico. Un hombre suplanta a su hermano –que él ignora que murió hace tres años–, pero el secretario del suplantador, con el que tiene conflicto de intereses, lo mata.

Éste en realidad está matando formalmente al hermano suplantado, ya muerto. Un galimatías. Agatha Christie recrea el caso en El templete de Nasse House.

Un hombre suplanta la personalidad de un rico propietario, para hacerse de la gran fortuna de la pupila de su madre, una muchacha huérfana. Mata a la joven y la suplanta con su propia esposa. El tema de la suplantación domina ambas novelas y sobre todo, la ambición por quedarse y utilizar un dinero ajeno.

La discusión que ahora se da en torno al conflicto de intereses, se topa, como en otros casos, con las lagunas e inconsistencias legales: no había titular en la SFP, no hay norma que obligue a investigar al titular del ejecutivo, no hay documentación completa de los casos que se están discutiendo, pero sobre todo como lo dijo el nuevo titular de la SFP a los corresponsales extranjeros, el caso llevará mucho tiempo y se tocará únicamente a la empresa Higa.

Como grandes maestros, los autores que diseñaron la novela policiaca clásica, plantearon el conflicto al revés para llegar al esclarecimiento de los hechos.

Los enigmas que se presentan actualmente, no son sino eso, escondrijos que se tendrán que aclarar retrotrayendo el caso, porque la opinión pública ya tiene el asunto en sus manos.

Y como en aquellas novelas, caiga quien cayere.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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