El peligro de una elevada abstención en los comicios de ese año es inminente, el desánimo de la población es palpable. Oaxaca, que había tenido siempre baja participación electoral, venía experimentando un incremento en su votación. Hace seis años, en las elecciones de gobernador de 2010 participó el 56.97 por ciento, la votación más alta hasta entonces. Superada por las presidenciales de 2012 cuando votó en Oaxaca 61.23 por ciento.
Pero en las elecciones federales intermedias del año pasado, 2015, esta participación de nuevo cayó, 41.81 por ciento. Se puede esperar que siendo las de este 2016 votaciones para gobernador la participación se incremente, pero el panorama hasta ahora no es halagüeño. Por cierto, aunque el voto duro de los partidos va en picada, la poca afluencia de votantes en las urnas sigue beneficiando al PRI, que aún tiene el mayor voto duro.
En el ámbito nacional, los datos de la reciente encuesta de Parametría de Francisco Abundis, arrojan que el 59 por ciento desaprueba la gestión del presidente Peña Nieto, una caída espectacular, que en otras mediciones incluso es más baja. El Latinobarómetro señala que sólo 21 por ciento de los mexicanos está satisfecho con su gobierno.
Abundis expresa que acompañan en su descrédito al presidente Peña varios gobernadores, entre los que destacan el de Veracruz, Javier Duarte y el de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, con un rango de rechazo de 62 y 53 por ciento, respectivamente. Aunque es alto y previsible, de todos modos para quienes habitan estas entidades hasta parece poco.
El cansancio de la ciudadanía, su hastío no sólo de los partidos políticos tradicionales, sino de la política en general lo viven hoy quienes promueven el voto de sus candidatos, hay mucho rechazo, incluso hasta reclamos y enojo.
Campañas en todas partes
Ya están en su apogeo las campañas en toda la geografía de Oaxaca. Dar una vuelta por estos días por algunos municipios es ilustrativo del revuelo entre la clase política. La población, por el contrario, está en lo suyo, en busca de su sustento cotidiano. Ni siquiera los taxistas están bien enterados de sus candidatos. Es que son muchos. Dicen que hay más candidatos que perros callejeros.
En Huatulco, contienden 9 candidatos de partidos y un candidato independiente; en Juchitán va un número similar; en Salina Cruz, la disputa es al mismo nivel. En los municipios más grandes o importantes se dan más duramente las disputas por el poder, la intensidad es proporcional al tamaño del erario.
Sin embargo, parece no haber pasado el tiempo, la estrategia—por llamar de alguna manera al método que usan algunos candidatos— es la misma de hace 20 años. Ni siquiera porque son los mismos candidatos de hace dos décadas, aunque ahora algunos con diferente partido.
Campañas aburridas, sin propuestas
Todos hacen las mismas campañas, aburridas la mayoría, sin propuestas, nada atractivas. Los candidatos priistas, por ejemplo, en los municipios y distritos solo copian el eslogan de su candidato a gobernador “Es tiempo de crecer”, que tiene una lógica en este candidato ligada a su juventud y convocatoria para los votantes jóvenes.
Sin embargo, con singular comodidad caras maduras lucen en sus propagandas esta misma leyenda que así no funciona. La competencia electoral municipal es local y requiere de propuestas y ofrecimientos locales, como dice Sun Tzu “Los que no recurren a los guías locales no podrán obtener ventajas del terreno”.
En Huatulco, un viejo y desprestigiado priista (quien ya fue presidente), que por lo mismo tuvo que irse al PAN donde fue aceptado de mil amores, hoy fue impuesto como candidato a presidente municipal de la alianza de ese partido con el PRD. Sin embargo, ello se dio bajo un escándalo de inconformidad de la dirigencia local de ese último partido y del cacique regional del mismo, Raymundo Carmona. Ser un mal candidato, desprestigiado, conocido por corrupto y arbitrario, a quien muy poquitos quieren, y que tampoco te quiera tu cacique, sí que es algo difícil de lograr. Alfonso Carrasco, lo ha logrado.
Divisiones y ambiciones
En Juchitán, la votación parece que será bajo el ruido de la metralla, o con ese ruido es que pretenden inhibir la presencia de votantes en las urnas. Aquí las divisiones son de lo más democráticas, hay divisiones en la COCEI-PRD, en el PRI y hasta en los divididos. La Cocei va a las elecciones dividida en varias partes: Cocei-PRD, Morena-Cocei de Alberto Reyna, Cocei-PT de Mariano Santana. Aunque estas dos últimas expresiones son minoritarias, a la hora de contar los votos podrían restar lo suficiente para lograr su objetivo, beneficiar al PRI.
Sin embargo, en esto Cocei-PRD está empatado con su adversario, pues al enviar el PRI de candidato a Daniel Gurrión —quien quiere ser presidente por segunda ocasión— ha provocado otra no menos fuerte división. Además que dos de los tres candidatos independientes vienen del PRI, sobre todo una, Pamela Terán (hija del afamado y perseguido Juan Terán) y se estaría llevando unos cuantos miles de votos.
Asimismo, el médico Héctor Matus ha declarado la guerra a su compañero de partido pero enemigo político, Gurrión. Secunda el galeno a María del Carmen Chiñas, quien interpuso una demanda ante el Tribunal Electoral por no haberse respetado sus derechos electorales. De tener éxito, el PRI saldría beneficiado pues cumpliría con su cuota de género y se libraría del rechazado Daniel Gurrión.
En Salina Cruz el PRI está agónico, la prepotencia, represión y escandalosa corrupción de Rosa Nidia Villalobos como presidenta tiene así a ese partido. El candidato a presidente municipal del PRI en ese puerto no deja que se le acerque ni a 10 metros. No obstante, nadie da un quinto por el PRI en esa municipalidad, pues, además, muchos dicen que al ser rechazada Rosa Nidia Villalobos se ha volcado en apoyo de José Antonio Estefan, otra vez. Seguimos pues con las divisiones, escisiones, ambiciones. En todo esto, el pueblo es convidado de piedra.
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