MUJERES Y POLÍTICA

¿Por qué las mujeres votaron por Donald Trump?

¿Por qué una mujer impidió que su pareja fuera detenido luego de agredirla físicamente y éste volvió más tarde para asesinarla?

¿Por qué es tan popular el dicho: mujeres juntas ni difuntas?

¿Por qué los senadores del PRD, Luis Sánchez Jiménez y Fernando Mayans Canabal, chacotean con “naturalidad” sobre la trata de mujeres y lo más grave, en el pleno del recinto legislativo?

¿Por qué el magistrado presidente de la Sala Superior del TEPJF relaja su lenguaje de jurista y arremete contra las mujeres de quienes dicen algo así como “no quiero que lleguen solo porque tienen nalgas exquisitas”?

¿Por qué la televisión como la radio comercial sigue cotorreando con programas sexistas y misóginos? Y lo peor ?por qué tienen tanta audiencia?

¿Por qué le quitan más de la mitad al presupuesto para el Programa Nacional contra la Violencia que maneja la Secretaría de Gobernación, lo que repercutirá en la violencia contra las mujeres?

Éstas son algunas de las preguntas que durante la semana brincaron por acá y por allá, a mujeres que conozco y a mí también.

No sé a ciencia cierta si podré responder, pero hay una razón para que estas cosas sucedan. Tiene que ver con la forma en que el mundo ha sido construido, en medio de una división de acuerdo al sexo con el que nacemos, diferencia que ahonda profundamente la desigualdad. Tanto que las mujeres en general quedamos en una posición por debajo de los hombres.

Y no es que las mujeres prefieran a Donald Trump, quien ya vimos es un discriminador de todo lo que el considera diferente a la piel blanca, lo que me da más susto que cualquier muro que pudiera o no construir, también es un misógino y victimario de mujeres, las ha usado y mostrado al mundo desde su visión sexista porque para él las mujeres deben ser objetos de belleza, decorativos. Entonces, no se asuste si las mujeres votaron más por el presentador de concursos de belleza ahora convertido en presidente electo del vecino país del norte. Acaso no hemos dicho, a modo de consuelo, que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

Históricamente nos han enseñado a creer más en los hombres que en las mujeres. Nos han enseñado a obedecer ese mandato que nos dice que ellos son mejores para estar en lo público y nos han dicho eternamente que las mujeres somos las peores para estos menesteres, acaso no para eso están los hombres, a quienes desde un mandato divino se les ha dado el poder. Y eso es de ida y vuelta. A los hombres tampoco les gusta que las mujeres estén cada vez en más espacios del poder político-público. De ahí que ahora se haya tenido que abrir una carpeta más dentro de las violencias de género contra las mujeres: la violencia política.

En el fondo es la misma situación que llevó a una mujer en Nuevo León a impedir que su querido esposo fuera detenido por la policía a pesar de la golpiza que le había propinado minutos antes, pero luego el furibundo marido volvió para convertirse en un feminicida ?Qué terrible!, o qué tonta, pensarán algunas personas, pero en realidad ella sólo hizo lo que le dijeron que era correcto: soportar a su violento, borracho y golpeador marido, del que sólo se puede separar con la muerte.

También nos han dicho que la peor enemiga de una mujer es otra mujer y tiene que ver con los mandatos de género. Dice la antropóloga y feminista Marta Lamas (Mujeres Juntas…Reflexiones sobre las relaciones conflictivas entre compañeras y los retos para alcanzar acuerdos políticos. INMUJERES 2015) que las mujeres no hablamos de manera clara y directa las diferencias y esas “conductas pasivo-agresivas son una respuesta cultural que muchas mujeres tienen frente a figuras de autoridad o a sus “iguales”…Asumir que sentimos hostilidad hacia otra mujer, aceptar ese sentimiento negativo, nos dificulta preservar la imagen de “femeninas”. Agrega que aprendemos, generación tras generación a asumir esa conducta con las otras mujeres.

Y qué decir de los dichos de los senadores y del ahora exmagistrado presidente de la Sala Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quienes mostraron sus ideas machistas desde sus cargos políticos y público, respectivamente. Ellos, podría decirlo, se mostraron “naturalitos”, así son, así fueron creados, educados, formados…Y eso no es ni debería ser pretexto para su comportamiento sobre todo porque también están sujetos a normas y reglamentos, pero sobre todo porque vivir sin violencia es un derecho de las mujeres y porque ser usuario de la prostitución los hace cómplices de la trata.

Yo no volveré a creer en los senadores que por cierto no fueron molestados ni por el Senado, ni por la diputación ni por nadie. También tienen fuero por su boca. No es el caso del magistrado, quien al menos tuvo que dejar la presidencia de la Sala Xalapa del TEPJF, pero para mi gusto y como un hecho de justicia para la mitad de la población, el magistrado ya no debería seguir cobrando en esa institución.

Lo único bueno es que ya sabemos quiénes son y que respondieron como los casos de las mujeres a un mandato construido. El mandato del poder patriarcal.

Es lo mismo con el presupuesto. Por un lado, las mismas autoridades dicen que el feminicidio es una emergencia nacional, pero le quitan la mitad del presupuesto al programa contra la violencia de la Secretaría de Gobernación, lo cual es inaudito, pero nos pone en blanco y negro el hecho de que las mujeres no somos una prioridad.

Y bueno qué decir de lo que transmiten la radio y la televisión con conductores como Jordi Rosado, quien como los Senadores también se declara -y con mucha risa- que ha comprado sexo. O los conductores del programa de radio Ya Párate, cuyo “éxito” radiofónico está basado única y exclusivamente en su lenguaje sexista y misógino. Tanto la televisión comercial como la radio se olvidan de que contribuyen en gran medida a naturalizar o normalizar la violencia contra las mujeres.

La respuesta de mujeres y hombres es una acción construida socialmente, hoy hay muchas personas empeñadas en hacer cambiar las cosas, pero aún nos falta mucho por hacer y otras han dejado de hacer para mimetizarse con el poder.

¿Se refiere de manera irrespetuosa a las mujeres?… Monterrey, Nuevo León.- Una hora y media después de evitar que la Policía se llevara detenido a su marido tras golpearla, una mujer fue asesinada por el mismo hombre a quien “perdonó”. De acuerdo con las primeras investigaciones, la víctima, identificada como Lorena Zapata Urbina, de 35 años de edad, se encontraba conviviendo con unas compañeras de trabajo en su domicilio ubicado en la calle Cartagena, entre Barcelona y Murcia, en la Colonia Praderas de San Juan. Sin embargo, cerca de las 4:00 horas, la pareja sentimental de la mujer llegó al domicilio y comenzó a discutir con ella.

Momentos después el sujeto comenzó a golpearla, situación que alarmó a las asistentes al convivio que solicitaron la presencia de las autoridades policíacas.

@jarquinedgar