LIBROS DE AYER Y HOY
En todo el continente está igual la situación de los indígenas.
Los matan, los expulsan, les arrancan sus tierras y sus bienes y todavía se atreven a juzgarlos y a meterlos a la cárcel.
En Chile el papa los regañó, en Perú les mostró su carácter paternalista como suele tratárseles y en México asesinaron en Cherán a la indígena purépecha, la activista Guadalupe Campanur; la expulsión sigue viva en Chalchihuitán, Chiapas, medios destacan el robo de tierras indígenas en la capital y liderazgos oaxaqueños denuncian el abuso de transnacionales de la energía eólica contra los pueblos originarios.
Son solo tres ejemplos, tres países y una depredación continua. Tenemos, por ejemplo, el caso de los mapuches totalmente disminuidos en su país.
La comunidad se integra por menos de un millón y representan alrededor del 4 por ciento de la población total de Chile; son casi el 90 por ciento de los indígenas de ese país.
Pero hay analistas que dudan de esas cifras y han denunciado fórmulas de encuestas que tienden trampas a esa población para hacerla parecer menor.
Los desaparecen en el papel y con las políticas de depredación que tiene el estado contra ellos aparte de la militarización que han instalado en sus tierras.
Todo eso lo ha denunciado la comunidad y está por escrito. En las últimas décadas habrían bajado de un poco más del 8 por ciento de la población total, al 4 por ciento mencionado.
Agredidos por siglos, saqueados en sus tierras, ninguneados en todos sus derechos, los mapuches de Chile se rebelaron contra las imposiciones estatales y el papa Francisco, sordo ante los reclamos, solo fue a su entorno a regañarlos.
¿Con que calidad moral el señor de la sotana, líder de una institución que encubre pederastas, puede llamar la atención a los verdaderos dueños de una parte de ese país sureño y hasta donde llega la cerrazón de los gobiernos para no entender el problema?
La rebelión mapuche que se expresó en una serie de escaramuzas las últimas semanas, se dio en el marco de la visita papal con el fin de llamar la atención.
Pero el argentino lejos de entender el mensaje continuó con su vieja retahila, pidió perdón a las víctimas de pederastas, y se siguió haciendo el omiso acerca de la verdadera justicia que exigen los agredidos: juicio y cárcel.
En sus escritos, la comunidad mapuche habla de la explotación que han sufrido a lo largo de los siglos, pero se muestran sorprendidos de que el estado, del que esperaban justicia, haya sido peor.
¿Que pasó con la Bachelet que se decía democrática?
LA ARAUCANA, exaltación española frente al sufrimiento mapuche
La Araucana, largo poema épico dividido en tres partes, fue escrito por Alonso de Ercilia, en la tercera parte del siglo XVI, para narrar la cruenta guerra que emprendieron los conquistadores contra comunidades indígenas que vivían en la zona de la Arauca.
Se publicó en España en 1569, 1578 y 1589. Largos años duró esa guerra, en la que el autor participaba como soldado y en la que iba escribiendo en verso, sobre la marcha, los acontecimientos que se daban.
Nobleza obliga y en algunas partes de su larga obra, el español, de una familia culta, reconoce la valentía y dignidad del pueblo mapuche, resalta sus liderazgos, Lautaro, Fresia, Caupolicán, y Colo colo entre otros, pero eso no le impide exaltar la victoria española conseguida a partir de miles y miles de muertos.
El poema, que tiene según los expertos, influencias italianas y griegas -se mencionan a Dante y a Homero-, fue calificada con elogios por Miguel de Cervantes, pero el que se lanzó duro contra ella fue Voltaire, que la describió como obra pesada y aburrida.
A México, que sufrió -y sufre-, los mismos avatares destructivos contra el mundo indígena, no llegó ningún poeta tipo Ercilia para lanzar un poema épico, aunque hay clásicos como la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo.
Para mi gusto sigo leyendo la moderna Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes. Tuve en mi poder la obra de Ercilia con la reproducción de las viñetas originales, pero la presté y como suele suceder, no me la devolvieron.
He obtenido de Wikipedia el poema XX, que describe el entorno en el que se movían los contendientes.
Por razones que todos conocemos, aunque parezca broma, hay una similitud con lo que está sucediendo en México en esta contienda electoral:
¿Todo ha de ser batallas y asperezas
discordia, sangre, fuego, enemistades
odios, rencores, sañas y bravezas
desatino, furor, temeridades
robos, iras, venganzas y fierezas
muertes, destrozos, riñas, crueldades
que al mismo Marte ya pondrían hastío
agotando un caudal, mayor que el mío?