Utopía
A pesar de que un juez del Centro de Justicia Penal Federal de Almoloya de Juárez, estado de México, “negó de manera definitiva” órdenes de aprehensión en contra de 31 integrantes del Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, que presuntamente cometieron ilícitos con recursos públicos y en detrimento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el rector de la Universidad Nacional, Enrique Graue, en un acto oficial lo calificó como “un despropósito” y “acusación inconcebible”.
Dijo textualmente el oftalmólogo que encabeza nuestra máxima casa de estudios: “Ante la creciente preocupación y desasosiego que ha surgido entre integrantes de la comunidad académica nacional por este despropósito, por esta acusación inconcebible de asociación delictuosa, que debemos manifestarnos”, sostuvo como si el papel que desempeña fuera el de juez para absolver a presuntos responsables de la también presunta comisión de ilícitos, procedimiento que ya cumplió el togado de Almoloya.
Consciente de su exceso retórico de tipo político, el maestro Graue juró que la UNAM, no él como funcionario mayor, reitera su confianza en la correcta y proporcionada aplicación de la justicia y que creemos (sic) firmemente en la división de poderes y en su autonomía, con un respeto irrestricto a la defensa de los posibles involucrados. Estaremos atentos y comprometidos en ello”.
Está muy bien que el burócrata mayor de la UNAM defienda a los académicos en cuestión y que todo indica forman parte de la comunidad universitaria, pero de allí a descalificar una investigación de la Fiscalía General de la República como “acusación inconcebible” y que corresponde sólo a los juzgados dictaminar, pues existe una enorme distancia. Ojalá (Alá quiera) y el señor rector defendiera con la misma pasión a los muchos miles de profesores de asignatura que viven y trabajan en condiciones muy precarias en la UNAM.
Desconozco si el oftalmólogo al que algunos inscriben como integrante de la llamada “mafia de la bata blanca” que administra la UNAM prácticamente desde 1973, está previendo un conflicto social significativo o simplemente pone sus barbas a remojar, en un ámbito donde los cacicazgos y la corrupción ponen y disponen en la universidades de Guadalajara e Hidalgo, entre otras.
En cualesquiera casos lo pertinente es que el Ministerio Público y los jueces cumplan con sus obligaciones con imparcialidad, profesionalismo y oportunamente; sin la intervención autoritaria del tribunal mediático y ahora del rector Graue.
El que nada debe, nada teme; sostiene la sabia voz popular y el presidente Andrés Manuel lo repite porque, en efecto, el combate a la corrupción si va en serio como todo apunta, no debe ni puede tener excepciones en razón de los títulos profesionales que se acumulan o ejercen ni por los cargos públicos o en la iniciativa privada que se desempeñan. Tampoco por la condición socioeconómica, el credo que se profesa, las preferencias sexuales o el partidarismo político e ideológico que se practica. Teóricamente todos somos iguales ante la ley y los 31 académicos por distinguidos que sean no tienen por qué ser la excepción por más apoyos que logren.
Tuve la suerte de comparecer en tres ocasiones ante el Ministerio Público militar –lo que es completamente anticonstitucional– y la PGR. En los cuatro casos los agentes no fueron capaces de demostrar ningún ilícito cometido por el que esto escribe. Así de sencillo, aunque ante la milicia son palabras y riesgos mayores, pero valió mucho la pena correrlos.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.