Libros de ayer y hoy
Debe haber cambios profundos en torno a las mujeres, incluso en algunas que estimulan por costumbres, mucho de lo que denuncian.
En un marco de violencia verbal, mentiras y armamentos en acción, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Fecha paradigmática en la que mucho aflora, y que hoy tiene el añadido de una paz mundial, en peligro.
Los datos sobre feminicidios serán lo fundamental en esta fecha, igual que en el día del periodista lo que aparece son los asesinatos y agresiones a los que ejercen el oficio de la prensa.
Lo demás no cuenta. Los avances, los cambios en actitudes, el apoyo en leyes no serán evaluados porque están de por medio muchos casos que no han tenido justicia y el aumento en algunos sectores, de esas muertes.
Está, además, la exacerbada virulencia de los que aprovechan el día para condenar como si el problema fuera de hoy y se aplicara como política de estado. Quien tiene un dolor propio por una pérdida, no ve en cambios la posibilidad del consuelo.
Un violencia que viene de siglos se reproduce en la vida actual
Las viejas leyendas del antiguo Testamento, que condenaron a la primera mujer como un ser traidor y maldito, evidencia el misogismo que ya experimentaban los que escribieron esos libros.
Pero para muchos son benditos. Anclado parte del mundo a esas posturas, eluden los ejemplos que aún subsisten, se trepan al patriarcado aunque algunas lo denuncien y campean en las actitudes actuales.
Ninguna de la mujeres religiosas, muchas de las cuales desfilan levantando consignas y se van contra el gobierno en turno, han condenado el sistema bíblico de dar al patriarca a una mujer nueva, tras el rechazo y abandono de la vieja.
Ni el harem que tenían esos machos poderosos. Se les hace agua la boca cuando se cuenta en las iglesias, como el señor Abraham, ya apocalíptico, había rechazado a su mujer anciana para incorporar a una jovencita a su lecho.
Lo consideraban normal; era el uso corporal de la mujer lo que predominaba y predomina. Los feminicidios modernos, porque siempre existieron en el pasado, que reivindican esas costumbres pese a la libertad que asumen muchas mujeres, tiene la misma respuesta de antaño, con la impunidad que hay de muchos casos.
No puede exigirse un cambio, si la sociedad que sigue aceptando el predominio del macho, no cambia.
Los que leen Las mil y una noches, celebran el triunfo de Scherezada
Las costumbres reiteradas en las familias aquí y en el resto del mundo se evidenciaron durante la pandemia. Las violaciones a menores y las agresiones a mujeres y los mismos feminicidios, se recrudecieron.
Eso significa que hay una cultura profunda y terrible en la que predominan los instintos sobre el respeto. Y que las mujeres son las principales víctimas. Las agresiones han sido en todas las clase sociales. Igual que el uso y desecho.
Eso lo vemos a diario en mujeres que aparecen muertas, violentadas de todas maneras, como si el demonio se apoderara de los asesinos.
Cierta literatura que exacerba esas posturas ha sido de la más leídas a través de los tiempos.
Y no se refieren a pornografía o a los libros llamados obscenos. Al que me voy a referir es un libro de cuentos que ha gustado según los sondeos al 86 por ciento de sus lectores.
Hay ediciones infantiles. Me refiero a Las mil y una noches (Alma, Clásicos ilustrados 2019). En él se celebra el triunfo de Scherezada por haber logrado que el sultán Schariar, le perdonara la vida.
La colección de cuentos que se llama así, aborda otros temas, pero el central y más conocido es el del sultán y su esposa, la cuentista.
El hombre tras la traición de su primera esposa, decide matar a todas las mujeres que pasen por su vida como sus esposas, un día después de estar con ellas.
Así, ha matado a miles en pocos años. Al casarse Scherezada, sabedora esta de lo que le espera, le empieza a contar cuentos que el sultán disfruta y así, pasan mil y una noches, tiempo en el que el sultán ha decidido quedarse con aquella mujer ingeniosa.
La gente celebra el triunfo de Scherezada al quedarse ya instalada como esposa permanente, pero lo que está celebrando es la vida de la joven al lado de un hombre asesino y misógino, que ha matado a miles de mujeres.
Ese es el triunfo que se celebra en esa historia. Cuento poco edificante para los niños pero que los propios padres les compran. Habrá que analizar cuantas situaciones de misogismo aceptan y estimulan las mujeres en esa hilera de costumbres y preceptos morales que les imponen y que no toman en cuenta cuando condenan y señalan culpables, con el dedo acusador.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.