Diario Ejecutivo
Silvio Rodríguez estuvo el viernes en un concierto gratuito en el zócalo de la ciudad de México. A la misma hora, en Los Ángeles, California, Estados Unidos, se apresuraban a dar la última revisión al acta final de la Cumbre de Las Américas.
El concierto de Silvio tuvo un enfoque político: apoyar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como posible líder un movimiento democrático en América Latina.
La Cumbre de las Américas tuvo dos agendas: una oficial, para intentar mantener la hegemonía estadounidense sobre el continente americano. La otra para tratar de desarticular esa hegemonía.
Las canciones de Silvio tuvieron un doble mensaje: el de quienes las escuchan para oír solo lo que quieren entender (una letra cargada de poesía humanista) y el otro, el cariz político (que impregnado de humanismo propugna por una nueva realidad latinoamericana) que ha impreso en cada una de sus letras.
En la cumbre de las Américas alrededor de 40 países se sumaron a levantar la voz contra de la exclusión y del bloqueo a Cuba.
En el concierto de Silvio se escucharon canciones de una Cuba digna y orgullosa de sí misma.
En la Cumbre de las Américas, la agenda no oficial estuvo liderada de alguna manera, con la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, por la posición del gobierno de México a favor de una nueva dignidad de América Latina y de terminar la actuación facciosa de la Organización de Estados Americanos, como organismo coordinador de los destinos del subcontinente.
En su concierto, Silvio Rodríguez dedicó a Andrés Manuel López Obrador, su canción “El necio” que dice: “Yo quiero seguir jugando a lo perdido/ Yo quiero ser a la zurda más que diestro/ Yo quiero hacer un congreso del unido/ Yo quiero rezar a fondo un “hijo nuestro”.
En la Cumbre de las Américas el presidente estadounidense reconoció que hay que enterrar al neoliberalismo. “Hay que terminar con esa corriente económica y adoptar políticas que fomenten trabajos mejor pagados. Tenemos que actualizar nuestra receta, desde mi punto de vista, para el crecimiento económico. En mi opinión, es hora de enterrar el neoliberalismo y la economía de goteo”, dijo el mandatario estadounidense en la agenda no oficial del evento. Esa agenda no oficial que fue liderada por Andrés Manuel López Obrador quien declaró muerto al neoliberalismo (para México) hace más de dos años.
En el concierto, Silvio cantó: “Ojalá se te acabe la mirada constante/ La palabra precisa, la sonrisa perfecta/ Ojalá pase algo que te borre de pronto/ Una luz cegadora, un disparo de nieve/ Ojalá por lo menos que me lleve la muerte/ Para no verte tanto, para no verte siempre/ En todos los segundos, en todas las visiones”. No se refería al neoliberalismo, pero sí, mientras cantaba, al Tío Sam se le desdibujaban la sonrisa perfecta y la palabra precisa.
En la Cumbre de las Américas se aprobaron medidas para frenar, limitar, detener, intimidar la migración, ante la ausencia de los cuatro mandatarios que más envían migrantes a Estados Unidos: México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Mientras tanto, participantes de la Cumbre de los Pueblos, se manifestaban afuera de la sede oficial de Los Ángeles, en rechazo a la segregación de Cuba, Nicaragua y Venezuela del encuentro; también festejaron las voces que luchan por la democracia desde abajo y la justicia social en todo el hemisferio.
En el concierto de Silvio, el cantor (me repugna la palabra cantautor) aplaudía la congregación de mexicanos reunidos en su entorno y agradecía “estas manifestaciones del pueblo de México” y cantó “para todos aquellos mexicanos que creen que es posible un futuro mejor”.
En la Cumbre de las Américas países como México, Argentina, Chile, Bolivia, Belice, Bahamas, Barbados, San Cristóbal y Nevis y Antigua y Barbuda, además (o junto a) de las naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), criticaron la exclusión a Cuba y/o manifestaron su oposición a la forma en que se ha manejado la Organización de Estados Americanos (OEA). Con ello lograron que la agenda no oficial se convirtiera en el verdadero espíritu de la reunión.
En el Concierto de Pablo, estuvo la mexicana Vivir Quintana y se hizo un recordatorio de Vicente Feliú (el cantor cubano que murió en diciembre pasado). Pero detrás de la voz de Pablo estuvieron toda una cauda de músicos latinoamericanos que lograron hacer de la trova lo que es hoy: desde los mexicanos Óscar Chávez, Amparo Ochoa, José De Molina, Judith Reyes, León Chávez Teixeiro, Margarita Bauche, Chava Flores, Jorge Saldaña, o Pancho Madrigal, hasta estadounidenses como Pete Seeger –cómo olvidar su concierto la Facultad de Filosofía y Letras en los años 60s-, Joan Baez, Leonard Cohen y Bob Dylan, o el belga Jacques Brel, los franceses George Brassens, Juliete Greco, Yves Montand, o los griegos Mikis Teodorakis y Melina Mercouri. Desde luego los españoles Paco Ibáñez, Víctor Manuel, Ana Belén, Patxi Andión, Luis Eduardo Auté, Raimón, Serrat, Joaquín Sabina y todos aquellos que hicieron aquel famoso y único disco de Aguaviva (quizá el primer experimento en español de música de protesta, utilizando ya elementos electrónicos y deformaciones de voces). Claro, los latinoamericanos Víctor Jara, El Temucano, Violeta Parra, Patricio Manns, Atahualpa Yupanqui, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Horacio Guarany, Mercedes Sosa, los Guaraguao, Soledad Bravo, Mejía Godoy, Facundo Cabral y tantos nombres que de momento no recuerdo a todos. Pero todo ellos estuvieron el viernes atrás de Pablo.
En la Cumbre de las Américas estuvo presente en sentimentalismo anodino de la democracia estadounidense, por lo que para Joe Biden el efecto fue un éxito, aunque la agenda no oficial, impulsada desde hace años por el presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo (y eso lo dirá la historia) mayor impacto quizá que la oficial.
En el concierto de Pablo también estuvo el sentimentalismo (de algunas canciones que podrían considerarse románticas por su poesía) de muchos que oyeron sus canciones, pero no las escucharon.
La Cumbre de las Américas fue una llamada de atención a Estados Unidos, por las nuevas voces latinoamericanas que no se quedan calladas.
En el concierto de Pablo se recordaron esas nuevas voces que “Más de una vez /Me han echado a la calle/ Por reír donde debo estar llorando /Por llorar donde debo estar riendo/ Por callar donde debo estar hablando/ Por hablar donde debo estar callado”,
En el zócalo de la ciudad de México y en Los Ángeles, California, Cuba estuvo presente. Y el presidente Andrés Manuel López Obrador, también.
Dice el filósofo del metro: cuando la cumbre truena, la lumbre quema.
Roberto Fuentes Vivar
Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.
Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.
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