+ La primera presidenta mexicana llegó después de 200 años de vida democrática y luego de 71 años de la obtención del sufragio femenino en nuestro país. Y sin embargo, cuando se habla de quienes nos dieron matria, solo se recuerda a unas cuantas.
El primero de octubre, Claudia Sheinbaum Pardo asumió como primera presidenta de México y esto es producto de décadas de la lucha de las mujeres, desde el Movimiento Sufragista, hasta la conquista de poder votar y ser votadas (1953).
“No llego sola, llegamos todas… Llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si naciéramos siendo mujeres u hombres podemos realizar sueños y deseos. Sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, las que nos pensaron libres y felices”, dijo en su discurso como presidenta.
Lo significativo de ese martes 1° de octubre, también fue que por casi una hora, en la Cámara de Diputados, “órgano de representación más inmediato del pueblo, donde está centralizada buena parte de los más grandes debates y de las decisiones de importancia nacional”, mujeres encabezaron los tres poderes en que se divide el ejercicio del Poder Soberano de México: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Claudia Sheinbaum Pardo asumió el Poder Ejecutivo; Ifigenia Martínez y Hernández (+), Presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados del Poder Legislativo le entregó la banda presidencial y le tomó la protesta. Estuvo presente Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, del Poder Judicial.
“Llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas… las bisabuelas que no aprendieron a leer y a escribir porque la escuela no era para niñas. Llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes, a las mujeres anónimas, las heroínas anónimas que desde su hogar, las calles o sus lugares de trabajo lucharon por ver este momento”
Ifigenia Martínez y Hernández (Ciudad de México, 16 de junio de 1925-Ciudad de México, 5 de octubre de 2024), dijo del hecho: “El haber sido parte de la transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida”, escribió cuatro días después del acontecimiento y un día antes de su fallecimiento a los 99 años.
Ella fue la primera mexicana en obtener una maestría en Economía en Harvard, en dirigir la Escuela Nacional de Economía y en recibir la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz de la Cámara de diputados por su contribución a la lucha por los derechos humanos y la igualdad de género. Ella fue “la Corregidora del México Contemporáneo”, como la bautizó Porfirio Muñoz Ledo (+)
El hecho de tener una presidenta, es una conquista de las féminas a lo largo de la historia. La primera presidenta mexicana llegó después de 200 años de vida democrática y luego de 71 años de la obtención del sufragio femenino en nuestro país. Y sin embargo, cuando se habla de quienes nos dieron matria, solo se recuerda a unas cuantas como Leona Vicario, Josefa Ortiz o la Güera Rodríguez.
Y siendo que las mujeres ofrecieron la vida misma, a sus hijos, su patrimonio económico. Dirigieron grupos combatientes, organizaron reuniones, estuvieron en el campo de batalla y como “correos”, entre otros. De ello podemos enterarnos en la investigación “Inventoras de la matria, Sobre las huellas visibles e invisibles de las mujeres en la Independencia de México”, coordinado por Blanca E. Rivera del Río. (México 2023).
El libro colectivo sobre la lucha de las mujeres en la Independencia, buscó resignificarlas como agentes políticos, protagonistas de sus historias. Hay entonces, huellas de muchas mujeres que participaron, muchas fusiladas, olvidadas, encarceladas, condenadas al suplicio e invisibilizadas…
“Era necesario visibilizar mujeres reales creando zonas de contacto heterogéneas y pluriculturales, no solo en sus roles estereotipados de seductoras y sediciosas, también indígenas y afrodescendientes que lucharon con sus compañeros y en algunos momentos fueron clave y otras más sin parentescos; mujeres reales cuya lucha es igual de válida que la de otras heroínas bastante visiblizadas pero idealizadas en un imaginario de nación homogénea. Los roles más socializados son heroínas, mártires, generalas, espías, seductoras, sediciosas y estrategas”.
“Este trabajo es un homenaje a las mujeres, es inspiración para nuestra lucha, es motivación para seguir siendo valientes, fuertes, insistentes y persistentes porque, aunque pensemos que nuestras voces no se escuchan nuestras acciones son ejemplo, son las semillas que germinarán en el jardín del tiempo, o como describe la poeta Rubí Huerta en esta obra “en el jardín insurgente”. ¡Nunca más la historia sin mujeres!
Ernestina Gaitán Cruz
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.
