EXPRESIONES.- No cabe duda que la decisión de Andrés Manuel López Obrador, de separarse de los partidos de izquierda, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, será un dilema difícil de sortear para quienes constituidos en tribus y con el ánimo esquizofrénico por hacer de México un país de “social-demócratas” pretenden acceder al poder presidencial ayudados por esos 16 millones de votos que logró AMLO en el pasado proceso electoral y que en estos momentos no saben si se unirán a MORENA o se diluirán en el PRD, PT o Movimiento Ciudadano.

El proceso puede ser traumático, dice Manuel Camacho Solís, aunque no dijo para quien.

Algo similar dedujo Jesús Ortega al opinar que “la gente podrá optar ahora por una izquierda con visos de extremismo y un programa anacrónico, o una izquierda moderna, progresista, social demócrata, libertaria, como la que nosotros pensamos que podemos representar”.

Las diferencias están claras, mientras el mejor jugador de las izquierdas tiene visos de extremismo y es anacrónico, la opción que ponen en la mesa los llamados “Chuchos” es una izquierda moderna y progresista al estilo “Marcelo Ebrard”.

Traumático el asunto, ¿no creen ustedes?

Porque el debilitamiento de las corrientes de izquierda puede dar cauce a la desaparición de algunos partidos políticos, que no tendrán más alternativa que entrarle a la “modernidad” de Marcelo o seguir en el “anacronismo” de Andrés Manuel.

Mientras tanto, el PRI empieza a ejercer ya el poder y el PAN a evaluar seriamente en volver a ser su aliado.

Esquizofrénico y traumático el asunto de la política nacional.

No hay una mejor definición a estas alturas.

Oaxaca de Juárez, Oax., miércoles 12 de Septiembre/2012.

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