CRÓNICAS DE LA ÍNSULA
Entre los municipios de los Valles Centrales que tuvieron Ayuntamientos muy cuestionados están Santa Lucía del Camino, Tlacolula, Xoxocotlán y Oaxaca de Juárez. Xoxocotlán vivió una larga noche negra, no sólo en estos últimos tres años del priista “El Lobo”, Héctor Santiago Aragón.
Antes los ediles se llevaban el 10, 20 o 30 por ciento del costo de las obras, éste personaje se llevó de polvo y paja todo el dinero destinado a obras que no construyó. ¿Y nadie se dio cuenta?, más bien parte de ese saqueo entró, muy seguramente, a la cuenta los de la Auditoría Superior del Estado (ASE).
Limpiándose la cara de sus millonarios desvíos en el Congreso cuando fue líder ahí, el flamante presidente de Xoxo, Alejandro López Jarquín, perredista, declaró que unos 600 millones de pesos no fueron comprobados por su antecesor. Tal como sucedió al término del trienio del perredista José Julio Antonio Aquino, quien salió bajo los mismos escándalos, a la llegada del Lobo priista nada pasó.
Tlacolula, dos trienios salvajes
Tlacolula vivió dos trienios salvajes, el primero con Cony Robles Altamirano, mujer de horca y cuchillo que además de meter a toda su familia a la nómina municipal, mandaba a golpear a los regidores que se atrevían a disentir de sus designios. Ninguna obra dejó para la posteridad, no obstante los más de 41 millones de pesos anuales que recibió. Pero eso sí, su rancho rebosó de caballos pura sangre que sacaba a pasear en las fiestas patrias.
El sucesor de la cacica priista fue el panista Pedro Ruiz. Un desaforado que llenó las colonias y fraccionamientos de mototaxis, muchos de su propiedad. Tampoco hizo alguna obra que pudieran presumir sus nietos. Ninguna de las necesidades del pueblo atendió. Ni edificó la universidad de Tlacolula, proyecto pretencioso; ni reactivó el hospital materno-infantil que está en obra negra, tampoco terminó la Escuela de Policías. Un solo día a la semana Tlacolula tiene agua potable. Para acallar las protestas amenazó a sus críticos y pesan sobre él acusaciones de amenazas cumplidas.
Fausto Díaz Montes, ex intelectual oaxaqueño, hoy presidente de Tlacolula ha declarado que recibió el municipio endeudado, saqueado y lleno de irregularidades. Todo el equipo de cómputo inservible. ¿Procederá jurídicamente?
Larga pesadilla de Santa Lucía
La pesadilla de Santa Lucía del Camino duró seis años, primero con Pedro Cabañas que le compró a Amador Jara la candidatura del PRD por un millón de pesos mensuales. Tuvo la desdicha de ganar y se le hizo fácil no cumplir. Lo echaron del poder y habilitaron al síndico, quien sí supo agradecer dilapidando el erario entre sus benefactores. No alcanzaron los recursos para atender las necesidades del municipio, que llegó a carecer hasta de los servicios más elementales: basura, agua, seguridad.
Con el siguiente todo fue peor, Galdino Huerta. Un maleante extorsionador que clausuró desde empresas grandes y escuelas privadas hasta humildes talleres mecánicos que no pagaran sus impuestos exagerados que más parecía cobro de derechos de piso de la delincuencia organizada. Aquí el actual edil, Raúl Cruz, contrario a los otros, casi nada dice, ni siquiera amenaza, apenas un par de pequeñas quejas.
La Ciudad de Oaxaca, es donde más se notan los malos gobiernos. Luis Ugartechea inició la exagerada invasión del Centro Histórico y endeudamiento del municipio y el siguiente, Javier Villacaña, llevó ambas fallas al clímax. Comerciantes establecidos calculan que el comercio informal creció hasta un 500 por ciento con Villacaña.
Los desfalcos municipales son escandalosos, pero hasta ahora no hay nada jurídico, sólo palabras, ruido para entretener a los ciudadanos, pues como siempre se cubrirán unos a otros. Así pavimentan su camino cuando en dos años los actuales presidentes hagan lo mismo. Y si la historia no les parece larga, volveremos a empezar.
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