CRÓNICAS DE LA ÍNSULA
En Oaxaca se puede constatar en estos días lo que dice Murice Joly, que “la política es territorio del diablo”, en una metáfora para ubicarla entre las peores expresiones humanas, en contraste con lo que debería ser, la mejor actividad de los ciudadanos para resolver sus problemas sociales. En vez de acercarnos a estados de tranquilidad, una vez remontada la intensa etapa electoral, seguimos en la violencia.
Las balaceras dónde cayeron candidatos y candidatas a puestos de elección popular, constituyen los peores precedentes en la vida política estatal, y siguen. En Juchitán hubo asesinatos que aún no se aclaran, y no tiene para cuando. En Pochutla el antiguo cacique local, Raymundo Carmona, también pasó por esto. Perdió la elección finalmente. No será presidente por cuarta ocasión.
En San Pedro Mixtepec (Puerto Escondido) el señor de horca y cuchillo que casi se reelige en el cargo de presidente municipal, Fredy Gil Pineda, desató un pleito con Santa María Colotepec unos días antes de la elección del 1 de julio, en un lance posibilitado extrañamente por jueces del estado, presentó una controversia constitucional para desalojar oficinas de Colotepec de terrenos que ambos reclaman y que aún están en litigio. Con ello, denunciaron los de Colotepec, buscaba ganar las simpatías de los votantes de su municipio. Hoy está siendo impugnado por múltiples irregularidades en el proceso electoral y su elección podría caer.
Las agresiones continúan en esta época poselectoral, ahora en municipios de Valles Centrales, con guerritas de papel, de mantas en los puentes peatonales o con balaceras. La búsqueda de conservación de poder en toda su intensidad.
Cuilápam, violencia creciente
En Cuilápam de Guerrero, fue baleada la casa del actual presidente municipal, Javier Moreno Colmenares, perredista, la madrugada del miércoles pasado. El mismo que perdiera las elecciones municipales con que intentaba reelegirse en el cargo. Durante los últimos años, la violencia ha crecido en ese municipio, así como la inconformidad de los ciudadanos.
Javier Moreno, es quien permite que el ex Convento de Cuilápam de Guerrero sea usado para bodas y fiestas, lo que trascendió fuerte al realizarse una boda de personas vinculadas al actual gobierno del estado. También quien declaró, con toda su sinceridad, que hace buen uso del 10 por ciento que indebidamente le quita a las empresas constructoras. Sin, embargo, esta profusa balacera donde se vio inmiscuido parece más propio de la delincuencia organizada.
No es extraño que ciudadanos de varios municipios muestren preocupación frente a las actuaciones de sus gobernantes, bastante atípicas en medio del incremento de la violencia y de “tiraderos” de cadáveres.
La reelección en Oaxaca ha resultado contraproducente, como hemos visto, donde los presidentes quisieron reelegirse es donde hubo más violencia y problemas poselectorales. Compra de voluntades para emitir el voto y ahora, hasta de autoridades electorales, según el candidato ganador de Cuilápam, Diego Moisés Pérez de la Cruz, de Morena, impugnado por el perredista que puso todo el poder y erario municipal para su reelección.
No vemos una actuación plenamente imparcial de las autoridades electorales, de pronto parece que recibieran órdenes, línea. La negociación de decisiones ha confrontado a municipios, se tiene que recurrir a instancias federales, entre tanto la inestabilidad afecta a las municipalidades.
www.revistaenmarcha.com.mx, lc.blas@gmail.com y @blaslc