A RESERVA.- En 2013 catorce entidades federativas realizarán elecciones locales, Oaxaca es una de ellas, la elección seguramente presentará sesgos interesantes respecto a la política de alianzas y la ausencia de acuerdos políticos en beneficio de la ciudadanía. Es decir, la política perversa de echar montón sin ton ni son.
En el trámite aliancista, donde priva la negociación de cuántos somos y cuánto nos toca, el PAN -desde el principio- dejó ver su disposición de coaligarse y amarró con nudo ciego al PRD afirmando que no importaban sus litigios internos, quedara quien fuera en la presidencia del PRD estatal, irían con la izquierda. Evidentemente no les queda de otra.
Hasta hace muy pocos días, el Partido del Trabajo y su escasa militancia se había mantenido alejado, cuando menos, a la coalición PAN-PRD que se venía cocinando desde el año pasado para competir en las elecciones Oaxaca 2013 que renovarán al Congreso del Estado y 152 ayuntamientos que se rigen por la vía de partidos políticos.
En las negociaciones político-partidarias el PAN invitaba abiertamente a las dos fuerzas de “izquierda” que conformaron la coalición de la paz y el progreso en las elecciones locales del 2010 y las federales recientes del 2012; por supuesto dicha coalición permitió potenciar el voto conservador y lograr para la derecha posiciones inesperadas a las que hoy no están dispuestos a renunciar aunque tengan que compartir las mieles del poder con los “izquierdosos” en las curules, claro mientras no se toquen temas trascendentales o hasta escabrosos que por demás les va bien a las y los legisladores ligth oaxaqueños cuya actuación ha dejado mucho que desear en cuanto a eficacia y autonomía.
Por su cuenta el PT, en consecuencia, y para asegurar su supervivencia acepta formar parte –otra vez- de la coalición, no sin algunas voces que se oponen en nombre de la pureza pejista que claro fue en los últimos años el aliento que mantuvo de pie al PT. Su dirigencia resaltó que el gobierno de coalición logrado en 2010 ha dado resultados, por ello en coalición se podrán ganar las elecciones a diputados locales y para presidentes municipales.
Claro que los resultados se ven desde las prebendas obtenidas y ojo, nunca se menciona siquiera los principios comunes, la agenda pública o el bienestar general. Es obvio que lo que interesa en esta coalición son las cuotas y espacios que pueda lograr cada partido en su beneficio.
El Partido Movimiento Ciudadano (MC), antes Convergencia, otro de los que conforman el bloque de “izquierda”, también integrante de la coalición de la “paz y el progreso” que gobierna en Oaxaca desde hace dos años, por cierto, partido que ha impulsado al ahora gobernador Cué Monteagudo en su carrera electoral desde que abandonó su casa natal: el PRI, sin dejar jamás la tutela de Diódoro Carrasco Altamirano, también priista arrepentido, hoy al parecer todavía panista ratificado.
Pues, resulta que MC ha venido de traspié en traspié, desde antes del cambio de nombre hasta el día de hoy, conflictos que comenzaron en 2011 al conformarse dos bloques opuestos, uno liderado por Benjamín Robles cuyo mote “cara sucia” podría ampliarse a las manos y Saúl Díaz, presidente estatal de entonces; en el otro, Margarita García en la secretaría general, Alberto Esteva y David Concha.
El brete alcanzó dimensiones enormes hasta llegar a la toma del edificio antiguo de Convergencia por parte de los propios integrantes del Comité Estatal inconformes con su dirigencia, ya que luego del cambio de nombre a MC –al que Margarita García se opuso rotundamente, enfrentando al propio dirigente nacional Dante Delgado-, Saúl siguió siendo el dirigente estatal, siempre con el apoyo absoluto de Robles y Margarita, con sus huestes lograron carteras en la dirigencia.
El grupo de Saúl Díaz parece disminuido cuando Benjamín Robles registra su candidatura al senado desde el PRD, cambiando inesperadamente su militancia con la consabida molestia de su líder nacional, lo que es aprovechado por el grupo contrario quienes acusan de despojo y desvío de fondos al aún dirigente Saúl Díaz, quien pide la expulsión de Margarita García.
Así las cosas en MC todavía dividido y con un árbitro nombrado desde la instancia nacional -José Soto Martínez- quien debe resolver, esta vez, los agarrones por los espacios electorales y el encargado de tomar todos los acuerdos políticos en el proceso electoral.
MC al parecer se mantendrá firme en la decisión cupular de ir este año electoral solo, por su cuenta y riesgo, desairando una y otra vez las insistentes invitaciones del PAN y del PRD con la instrucción nacional de competir sin alianzas ni coaliciones, lo que resulta interesante en consecuencia de la posibilidad de una alianza fáctica, mas no invisible con MORENA, lo cual sin duda disputaría innumerables votos a la coalición ya denominada “por la paz” en Oaxaca. De otra manera las cuentas pondrían en duda la permanencia del registro en Oaxaca.
Claro que no se puede obviar la misma posibilidad de participación de MORENA con el partido estatal –Partido Unidad Popular- con sesgo indigenista y hasta ahora con muy pocos votos en elecciones anteriores, tan pocos que apenas lo mantiene en el escenario electoral.
Lo que es absolutamente cierto es la complicidad nuevamente de la derecha, y algunos de la “izquierda”, con la finalidad de mantenerse en el poder que hace dos años le confirió la voluntad popular llevada por el hartazgo frente al autoritarismo y a los malos gobiernos, corruptos e impunes; sin embargo, la alternancia que la ciudadanía logró no se ha concretado en cambio alguno ni la esperada transición democrática.
Es imprescindible la reflexión ciudadana frente a la experiencia, el balance de lo esperado y lo obtenido; las cuentas alegres de los partidos y sus cotos de poder no son nuestras, el sentido del voto tendría que ser el reflejo de nuestra realidad.