La histórica sesión terminó al filo de la medianoche, después de casi 14 horas de debate parlamentario en una jornada histórica que convierte a Uruguay en el primer país del mundo en legalizar esta droga.
El proyecto pasará ahora para su debate a la Cámara de Senadores, en donde el oficialismo cuenta con la mayoría necesaria que requiere para avalar el dictamen, por lo que la despenalización total es ya un hecho.
La incertidumbre se mantuvo en la sesión, ya que el gobiernista Frente Amplio sólo tenía garantizados 49 de los 50 votos que necesitaba para aprobar el proyecto que fue impulsado desde el año pasado por el presidente José Mujica.
El suspenso culminó luego de que el diputado Darío Pérez confirmara, aunque con críticas, que votaría a favor de la iniciativa. Al comienzo de la sesión, el diputado oficialista Sebastián Sabini, advirtió que la ley “no busca ser un ejemplo para el mundo ni para la región”, sino resolver los problemas que la violencia del narcotráfico provoca en Uruguay.
La inédita ley prevé la inscripción de consumidores en el Instituto de Regulación y Control de Cannabis, un nuevo organismo público que otorgará licencias de plantación de marihuana a privados. El nuevo órgano será el responsable de fiscalizar el cumplimiento de las normas referidas a la marihuana y sancionará a quienes incumplan las leyes.
La iniciativa es muy diferente a la que el año pasado presentó Mujica y que otorgaba al Estado el monopolio para la producción y comercialización de la marihuana. Ahora, el Estado sólo podrá otorgar licencias para la distribución de la droga, lo que implica que regulará y controlará el mercado, pero no podrá producir.
La ley permite la compra de hasta 40 gramos mensuales de marihuana en la red de farmacias, pero para adquirirlas el consumidor debe estar registrado y su identidad se mantendrá en reserva. También autoriza y regula el autocultivo personal de hasta seis plantas de cannabis por hogar, así una producción colectiva de la droga en clubes de membresía integradas por un mínimo de 15 y un máximo de 45 socios.
La nueva ley autoriza la producción para fines de investigación científica y de uso medicinal, además de que permite la producción del cannabis no psicoactivo conocido como cáñamo industrial. Al igual que en el caso del tabaco, no está permitido fumar marihuana en espacios públicos cerrados y tampoco conducir cualquier tipo de vehículos bajo el efecto de la droga, ni se publicitará la sustancia.