+ Ante la industrialización de los alimentos y el alza en la canasta básica, durante la ponencia “Hablemos sobre lo que comemos” organizada por el IISUABJO, la Dra. Charlynne Curiel recomendó regresar a los mercados locales y/o consumir lo que producimos.
Oaxaca de Juárez, Oax.- Una de las consecuencias que el neoliberalismo como sistema económico ha traído es la dificultad para que las personas accedan a comer bien, sobre todo porque comer saludablemente cuesta mucho dinero, y la canasta básica se ha encarecido drásticamente, dijo la académica e investigadora de la UABJO, la Dra. Charlynne Curiel.
Tan solo en la primera quincena de agosto de 2022, la canasta básica subió 13.80%; registrando un índice en precios de alimentación mundial del 45%, en un período de 9 meses, agregó la socióloga.
Además, “según datos de COPARMEX, 52 millones de personas en México no pueden adquirir la canasta básica, lo que agudiza esta situación”, añadió durante su ponencia “Hablemos sobre lo que comemos”, en la víspera del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre), organizada por el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (IISUABJO).
Ante este panorama, recomendó regresar a los mercados locales o zonales, para buscar los alimentos producidos de manera tradicional o bien generarlos propiamente haciendo uso responsable de la tierra, decir cultivar sin fertilizantes ni pesticidas, para de esta forma asegurar una alimentación sana.
Durante esta actividad académica, dirigida al alumnado del Instituto, la docente de nuestra Universidad, afirmó que la alimentación saludable ayuda a cubrir las necesidades nutricionales requeridas para que el cuerpo funcione correctamente, así como combatir y prevenir enfermedades.
Sin embargo, ésta se vuelve cada vez más compleja debido a la industrialización y masificación en la producción de alimentos, mismas que se popularizaron con la aparición de cadenas de supermercados que nos brindan productos, los cuales durante más de 40 años nos han hecho creer que “son comida”.
Detalló que se ha generado el consumo desmedido de refrescos, azúcares, comida chatarra, procesada e industrializada y el crecimiento de cadenas de restaurantes de “comida rápida”, con presencia en la mayor parte de las ciudades grandes y medianas.
Agregó, que este acceso masificado a alimentos de dudosa calidad nutricional, así como la falta de información sobre el contenido de los productos, perjudican de manera importante nuestra salud y economía.
En relación a ello, mencionó que actualmente hay 870 millones de personas en el mundo que sufren desnutrición, 3 millones que mueren anualmente por la insuficiencia en el consumo de frutas y verduras y 36 millones a causa de enfermedades provocadas por una mala alimentación, a lo que se suman mil millones de personas que viven con obesidad.