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Sandunga, la sal y pimienta del Istmo

Cuarta y última parte

En 1884, en la página 956, la Real Academia Española incorpora a su diccionario la palabra sandunga: “f. fam. Gracia, donaire, salero”; y “sandunguero: que tiene sandunga”.

Eso era todo. Como ha sido su costumbre durante siglos, no investigó el origen de la palabra (“total, es de esos gitanillos”, debió pensar); como el término no era de Madrid, pues no importaba.

En la edición de 1889, los inútiles académicos ya arriesgan una posible etimología alemana, pero, con dudas, por lo que la inscriben con interrogación: “Sandunga. /(¿Del al. Salzung, salazón?). F. fam. Gracia, donaire, salero”.

Para la edición de 1914, los dudosos académicos se arrepienten y le quitan la dudosa etimología, por lo que aparece igual que al principio.

En 1927 le incorporan el significado que se la da en Chile: “Jarana, jolgorio, parranda”.

En 1936, con grandes esfuerzos de investigación, le agregan que en Puerto Rico significa lo mismo que en Chile. En la edición de 1950 le quitan Puerto Rico. En 1956, algún académico que no andaba borracho se lo adiciona de nuevo.

En 1970 le agregan a Colombia, que usa sandunga para lo mismo que en Puerto Rico y Chile, dicen.

En 1985, por fin se dan cuenta que en Extremadura se dice sandunga a “extraer piquitos de hilo de algodón en forma de zig zag, que se emplean para rematar algunas labores”. Muy explícitos, ¿no?

En 1989 le quitan lo de “salero”, dejando nomás, “gracia y donaire”, pero agregan que en México (Méj.) y Perú, también se usa la palabra para lo mismo que los otros países apuntados antes. (Por supuesto, los otros inútiles académicos mexicanos, ni pío).

En 1992, en la última edición de su mamotreto, algún otro académico quiso justificar su trabajo agregando que es de “Or.inc.”; es decir, de origen incierto. Agregan salero y le quitan a Perú la dicha de decir que usan sandunga para jarana y jolgorio, pues lo eliminan.

Esta es la historia de la palabra investigada por la parvada que vegeta en la calle de Felipe IV en Madrid. No hay que quejarse mucho, pues en el siglo XIX Guillermo Prieto denunciaba que escribieran sandeces sobre el español de México, como “Aguacate: fruta parecida a la palta, mantecosa e insípida por lo que se come con sal”.

Un siglo después, en la edición de 1984 aún no le cambiaban y no es sino en 1992 que le agregan su origen indígena: “árbol de testículos”.

Sandunga gitana

Los textos que he consultado, en general, coinciden en que la palabra sandunga aparece en Andalucía durante el siglo XVIII al mezclarse una voz africana (bantú) que designa pimienta (ndunga) con sal (sar) fonetizada a la manera andaluza; sardunga, luego sandunga.

Sal y pimienta, para señalar el garbo y la sensualidad de las gitanas. Lo más probable es que llegara primero a Cuba (donde se usa de más antiguo que en nuestro país) y luego a México.

El investigador español Pedro Carbonero afirma. “En mi opinión, sandunga es muy probablemente un préstamo del caló. De hecho, está registrado en los diccionarios gitanos (DG, ADC, VDJ; etc.). B. Dávila y B. Pérez (1943), en Apuntes del dialecto caló o gitano puro, recogen sandunga con el sentido de ‘donaire, gracia, garbo, gracejo’ como un término de origen caló, que se emplea en el ámbito de los gitanos andaluces y en el lenguaje del cante flamenco”. (Estudios dedicados al profesor Ropero. Pedro Carbonero y Miguel Ropero (Edit. Juan Santana Marrero, 2007).

Y del Congo en Dominicana

Por su parte, Roberto Guzmán, miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, informa que “Don Fernando Ortiz en su ‘Glosario de afronegrismos’, publicado por primera vez en 1923, reclama para “sandunga” el origen africano.

En el Congo la voz ‘ndunga’ es una clase de tambor o cierto instrumento musical. La voz sandunga se usó en Andalucía y luego en Cuba. En Angola “ndonga” es la sal de ese país.

“Al final de sus explicaciones acerca de la voz sandunga, el autor citado antes asegura que la voz procede del Congo donde “ndungu” es pimienta, picante.

Derivados de la voz sandunga son “sandunguear”, que es conducirse con sandunga; sandungueo que es la acción y efecto de sandunguear y el sandunguero que es “que tiene sandunga”.

Por otro lado, Luis Delgado Aparicio-Porta, para justificar ese origen negro y andaluz, en su trabajo La etnomusicología y el sabor, en el apartado “Hablo de la Sandunga”—obviamente se refiere a “su sandunga”, la antillana— escribe:

“Para terminar debo afirmar que fue Emile Fauré en ‘Les Trois Gouttes de Sang’ –París 1929 quien afirma: ‘que una sola gota de sangre de negro en un lago de sangre de blancos basta para darle el germen de las cadencias decisivas’. Esto es lo que yo llamo la ¡Metáfora del Café con Leche! Hablo de la Sandunga, ese mágico componente que señalo permanentemente y que no es sino la blanca “sa” o salero de Andalucía, en España, mientras que “Ndungue” es la prieta pimienta africana, que viene del criollo mestizo, y que al mezclarse lo europeo con lo africano y lo antillano se impregna en lo que nos dice Cheo Feliciano: ‘Soy el único negro que suda miel por los poros’”.

No caben acá tantos ejemplos que no dejan lugar a duda de que “sandunga” es de origen gitano español; en la Península abundan…he hallado rastros de antiguas cuecas en Chile y Uruguay, en canciones muy viejas de Cuba y…

La sensualidad, fundamental…

Hay un libro cuya primera edición, en Sevilla, data de 1882. Es Cantos populares españoles, de Enrique Rodríguez Marín (en esta obra contabilicé cerca de una docena de versos con la palabra “sandunga” en diferentes cantos).

Ahí, Antonio Machado Álvarez (padre del poeta, más famoso por Serrat), en el prólogo, apunta la definición del deseo del andaluz, refiriéndose a las mujeres de Andalucía, donde la delgadez de la cintura en muy apreciada, pero “más aún el garbo”:

“Hay, sin embargo, un distintivo especial de las mujeres nacidas en esta bendita tierra […] nos referimos a la gracia, al salero, a la sandunga, a eso que se celebra con el clásico ¡olé! […].

“Esta es la verdadera nota del pueblo andaluz […] con sandunga, todo lo perdona, sin ella, Venus de Milo andando por las calles le tiene sin cuidado”.

Eso lo captó Cuba y el Istmo de Tehuantepec. Un ejemplo: el poeta cubano Emilio Ballagas publicó en 1930 un poema sobre una negra que tenía “sandunga”, donde se percibe la gracia y sensualidad de María Belén al caminar:

Elegía de María Belen Chacón

María Belén, María Belén, María Belén.

María Belén Chacón, María Belén Chacón, María Belén Chacón,

con tus nalgas en vaivén,

de Camagüey a Santiago, de Santiago a Camagüey.

En el cielo de la rumba,

ya nunca habrá de alumbrar,

tu constelación de curvas.

¿Qué ladrido te mordió el vértice del pulmón?

María Belén Chacón, María Belén Chacón…

¿Qué ladrido te mordió el vértice del pulmón?

Ni fue ladrido ni uña,

ni fue uña ni fue daño.

¡La plancha, de madrugada, fue quien te quemó el pulmón!

María Belén Chacón, María Belén Chacón…

Y luego, por la mañana,

con la ropa, en la canasta,

se llevaron tu sandunga,

tu sandunga y tu pulmón.

¡Que no baile nadie ahora!

¡Que no le arranque más pulgas

el negro Andrés a su tres!

Y los chinos, que arman tánganas adentro de las maracas,

hagan un poco de paz.

Besar la cruz de las claves.

(¡Líbranos de todo mal, Virgen de la Caridá!)

Ya no veré mis instintos

en los espejos redondos y alegres de tus dos nalgas.

Tu constelación de curvas

ya no alumbrará jamás el cielo de la sandunga.

María Belén Chacón, María Belén Chacón.

María Belén, María Belén:

con tus nalgas en vaivén,

de Camagüey a Santiago…

De Santiago a Camagüey.

 

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