MI OPINIÓN.- No cabe duda que la transición y la alternancia política requiere de oficio político a toda prueba.
Por ejemplo, el gobierno de Gabino Cué en Oaxaca, a medida que transcurren los meses de ejerció se perfila como un parteaguas en la historia de este pujante estado, donde la conciliación de las diferentes fuerzas populares dan paso a la estabilidad gubernamental y a los avances significativos, especialmente en el apartado social.
La prepotencia del pasado no muy lejano, que tanto distanció a las autoridades del pueblo, ya no existe. En cambio ahora el Gobierno del Estado hace una política de puertas abiertas, donde todos los ciudadanos tienen acceso a las instancias gubernamentales sin mayores dificultades.
Es cierto. Los asuntos se ajustan a una agenda programática, pero todos se atienden de manera institucional y transparente.
El esfuerzo institucional que el Gobierno del Estado hace para darles a los ciudadanos el derecho a las audiencias, no sólo es del señor gobernador, sino de todos los funcionarios cercanos a él.
Por ejemplo, me consta la entrega de tiempo completo de Benjamín Robles Montoya, Jorge Castillo Díaz, Vivianne Moorman Gómez, Jaqueline Escamilla Villanueva, Héctor Iturribarria Pérez, Benjamín Rojas Bolaños y David Concha Suárez, secretarios del titular del Poder Ejecutivo.
Siendo el despacho del señor Gobernador la imagen efectiva de atención ciudadana, el resto de las dependencias estatales no se quedan atrás, pues también hacen lo suyo para atender de la mejor manera posible a las personas que buscan solucionar algún problema.
Esta actitud de humana atención a la gente también ha llegado a las presidencias municipales, como en la Ciudad Oaxaca de Juárez, que preside Luis Ugartechea Begué, por citar sólo un ejemplo.
Mejorar el trato a los ciudadanos y ciudadanas no ha sido cosa sencilla ni fácil para los funcionarios públicos. El pueblo está muy lastimado por la prepotencia gubernamental de otras administraciones.
La desconfianza de los ciudadanos se explica por los malos tratos que recibieron, pero afortunadamente las cosas están cambiando para bien de todos.
Algo muy importante que debo subrayar en este modesto comentario es que los oaxaqueños también hacen lo suyo. Su actitud es conciliadora, saben que el diálogo transparente y directo es el camino adecuado.
Por lo tanto, no pierden la oportunidad para valorar la responsabilidad de los servidores públicos que se esmeran para que todo marche como debe de ser, sin caer en rezagos y desatenciones.
Es mi opinión y nada más…
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