MUJERES Y POLÍTICA.- Más fondo que forma. Es necesario analizar de fondo la violencia obstétrica y no sólo de forma.
La forma en que se ha abordado este tema paralizó a quienes integran el Congreso local, muchos de ellos, es claro, sin el más mínimo interés de revisar la iniciativa.
En el fondo lo que no se dice públicamente ni se comenta a los cuatro vientos es el interés económico que hay detrás de lo que implicaría tipificar la violencia obstétrica.
Sí, la salud convertida en una industria de jugosos resultados financieros para una determinada clase de médicos.
La forma también ha marcado esta propuesta legislativa que fue elaborada por organizaciones civiles con experiencia en el tema, como Nueve Lunas.
En el fondo plantean la necesidad de tipificar la violencia obstétrica no como una forma de criminalizar al personal médico, sino busca es cambiar prácticas que lesionan a las mujeres antes, durante y después de un parto.
En suma esta propuesta que tiene que ver con los derechos humanos de las mujeres está cruzada por el interés económico; eso detonó algunas reacciones y, por otro lado, hay una clara desinformación que provoca entre la opinión pública más desinformación.
Un ejemplo. Cada día el Hospital General “Aurelio Valdivieso”, atiende cerca de 30 partos, en tanto que otros 10 ó 12 más se subrogan a clínicas, sanatorios u hospitales particulares.
Los mayormente beneficiados son Hospital Molina, Clínica Reforma y Sanatorio del Carmen, más otra especializada ubicada en la Colonia Volcanes.
Entre los propietarios están el Secretario de Salud, German Tenorio Vasconcelos, y Arturo Molina, presidente de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico de Oaxaca. Las partes y el todo. El fondo y la forma.
Salvo contadas excepciones donde aún persiste la ética profesional, cada parto cuesta en promedio en la práctica médica privada entre 25 y 30 mil pesos y si es cesárea el costo se incrementa sustancialmente.
Saque usted sus conclusiones. ¿Es o no un negocio ayudar a la cigüeña?
En esta entidad, nos explican las expertas, el 53 por ciento de los embarazos terminan en cesáreas, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que éstas se utilicen únicamente cuando peligra la vida de la madre o el producto, pero resulta más cómodo “programar” estos nacimientos, porque se adecúan, incluso, a los horarios de quienes atienden a las mujeres, bajo un sin fin de pretextos que no siempre o casi nunca se justifican.
En fin, hay mar de fondo en el caso de la violencia obstétrica. Mucho hay que discutir sobre ella y entrar a un debate serio, porque lo que se está discutiendo son los derechos de las mujeres y no otra cosa.
PRESIDENCIABLES EN CELOFÁN
En 2012 elegiremos un nuevo presidente o presidenta. Las ofertas ya iniciaron y los productos que se nos ofrecen, sin duda, vienen envueltos en celofán, pero como dice el popular refrán “no todo lo que brilla es oro”.
¿Qué tenemos que hacer como ciudadanía?
Debemos elegir lo menos peor, eso es lo que nos toca. No hay otra. Recordemos que el sistema partidista se ha convertido cada vez más en una caja fuerte de difícil acceso para quienes no militamos en ellos y la clase política escoge sólo entre los grupos de esa elite especial, poder que a veces se hereda y otras se construye con poder económico.
Peor aún, a veces son las dos cosas juntas y mucho peor es cuando el poder político se construye sustentado en el más execrable de todos nuestros males: la corrupción.
Ser candidato o candidata, entonces, depende de la clase política y del poder económico y no de los intereses de la ciudadanía, de los principios fundamentales, de los deseos de un mejor país para todas y todos. Por supuesto que no.
Vamos por partes.
El problema fundamental se centra en cómo algunos medios, en especial los que venden y compran, crean estereotipos, imágenes, que son más de forma de que de fondo.
Cada uno e, incluso, la candidata, han caído y nos han demostrado que en el fondo nada tienen y poco saben.
Josefina Vásquez Mota piensa que las mujeres somos buenas en economía porque administramos bien la casa. No dudo que administrar una casa requiere de un gran trabajo y mucha sabiduría; el pecado de la hoy precandidata panista se centra en que siendo mujer no tiene ninguna expectativa para las mujeres en otros espacios que no sea la casa, el espacio privado al que por mucho tiempo se ha reducido a las mujeres.
Entonces, qué alternativa nos ofrece a las mujeres doña Josefina Vásquez Mota. No pudo con la mafia de la educación y hasta se mostró ciertamente sumisa.
El otro panista, Ernesto Cordero Arroyo tiene otros defectos, no sólo el dispendio con el que corrige su imagen física y con el que camina para lograr su objetivo, sino porque tiene una visión del mundo distinta a la que usted y yo vemos todos los días.
Si le preguntan de pobreza su respuesta es vacía como los estómagos de millones de personas en este país; no puede, por supuesto, aceptar que la pobreza ha crecido porque él tendría que aceptar su responsabilidad.
Como Secretario de Hacienda, Cordero considera que basta un sueldo de seis mil pesos “para vivir bien”, aunque claro está, él no sabe qué significa ganar seis mil pesos porque su sueldo hasta hace unos meses era 24 veces más alto.
El problema es que no sólo no conoce la realidad de la gran mayoría de la población mexicana sino que la inventa.
Enrique Peña Nieto tiene en su contra muchas cosas, hechos y un circulo de amigos que nada le favorecen. Demasiado para quien aspira al trono de este imperio roto en que vivimos.
El tan comentado tropezón en la Feria Internacional del Libro es apenas un reflejo de lo que es y también de lo que no es el aspirante priista. ¡Qué miedo!
Andrés Manuel López Obrador y a pesar del cambio extremo de la estrategia no deja de ser mesiánico y temerario.
Y como en otros casos, los derechos de las mujeres lo tienen sin cuidado, para ellas no hay cambio. Lo que sí hay que reconocer es que lleva seis años en campaña y a la sombra en los medios de comunicación. El producto en este caso es de otra naturaleza.
Ser candidato implica militar en un partido político no hay de otra, tener poder: dinero y relaciones, complicidades o compadrazgos con otros políticos; indispensable ser joven, carismático y un poco metrosexual o en su caso ser madurito, pero con cierto “sex appeal”.
Enrique Peña Nieto, el posible candidato del PRI, Ernesto Cordero, Josefina Vásquez Mota, ambos del PAN, y el mismo Andrés Manuel López Obrador candidato de la “izquierda” pasan por ese nuevo sistema de hacer lo que llaman política y les resulta imposible sustraerse, son como figurines.
Pero a la ciudadanía deben interesarnos muchas cosas más de quienes serán candidatos a la Presidencia de México en 2012, como saber:
Quiénes son sus amigos cercanos.
Antes de la política a qué se dedicaban.
Cuáles son los titulares más importantes que los han beneficiado.
Con quiénes se les relaciona.
Qué opinan de la violencia.
Qué harían para –ahora sí– evitar la pobreza.
Cómo resolverían el problema de la falta de empleo o de oportunidades para la gente joven.
Como enfrentarían al demonio desatado por Felipe Calderón y que se llama guerra contra el narcotráfico.
A qué partido político pertenecen y quiénes están detrás de esos partidos.
Cuáles son sus afanes más apremiantes.
Quiénes conforman su equipo de trabajo.
Qué empresas, industrias y grupos de poder financiero… están interesados en que ellos lleguen.
Hay muchas preguntas que responder antes de jalar el gatillo; es decir, antes de emitir su voto, porque recordemos que aunque no lo creamos a veces o se nos olvide, la ciudadanía tiene en sus manos el poder para decidir.
Usted no quite el dedo del renglón, sea analítico, crítico y en cuanto pueda lea más en los diarios y revistas y déjese llevar menos por lo que difunde la televisión mexicana, en especial la comercial y la que producen los monopolios.
No quite el dedo del renglón sobre algo que nos resulta fundamental: la corrupción y la violencia, dos flagelos que hoy nos tienen en la peor de todas las circunstancias, con más pobreza y menos expectativas.
Así de simple. No se deje llevar en esta andanada de cosas vacías, hay que ver el fondo y no la forma.
@jarquinedgar