EXPRESIONES.- El colorido y folklore oaxaqueño estuvo en todo su esplendor este lunes, allá en la Rotonda de la Azucena, hoy conocido como el Auditorio Guelaguetza.
Y aunque los tiempos han cambiado y la fiesta de los oaxaqueños ha tomado un cariz diferente, más turístico y mercadológico, todavía sigue patente la bonhomía tradicional del oaxaqueño, la gran variedad de opciones culinarias, sus tradiciones, su alegría y diversidad cultural plasmada en sus ahora ocho regiones.
Oaxaca es color y ofrenda, a pesar de todo.
A pesar de sus múltiples problemas sociales, de su extrema pobreza, de ese chantaje y presión política que año con año la Sección 22 del Magisterio oaxaqueño con sus organizaciones satélites perpetran para sacar raja del erario público y que hoy se ha apaciguado gracias a que les adelantaron sus emolumentos y a las millonarias concesiones que otorgó el gobierno federal y estatal para sus agremiados; a pesar de la inseguridad latente y patente y a la corrupción e ineficacia de quienes se dicen responsables de la seguridad pública y de la procuración de justicia.
A pesar de todo, Oaxaca está de fiesta y dispuesta a darle a propios y extraños ese sabor único de nuestras tradiciones y riqueza cultural, ese corazón sencillo que soporta todo y que siempre tiene algo que ofrecer, aunque su extrema pobreza ahí siga, aunque el olvido de nuestras autoridades se diluya en apoyos esporádicos y poco firmes, aunque muchos desean que nos sigamos jodiendo, Oaxaca sigue de pie, firme y con ese fervor de persistir en lograr un mejor presente y un mejor destino.
Oaxaca con su Guelaguetza y sus dos Lunes del Cerro sigue dando a México y al mundo lo mejor de sí, aunque siga olvidada y marginada.
Oaxaca de Juárez, Oax., martes 23 de julio/2013
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