CRÓNICAS DE LA ÍNSULA
Más que una elección de Estado, lo que se viene en Oaxaca en una elección con razón de Estado.
Hay fuertes razones de este tipo que la hace singular y de importancia un poco superior a las de otras entidades.
Aquí se juega el futuro de la reforma educativa, política pública central y muy cara al actual gobierno federal emanado del PRI.
Este proceso de reforma es la única que avanza, a pesar de los recortes presupuestales, con las decisiones de poder, incluso aplaudidas por congruentes, la suspensión del pago a 2 mil 200 profesores “comisionados” por el sindicato.
Medida de la SEP que afectó tanto a la parte oficialista del sindicato magisterial SNTE, como a la otra parte no oficialista pero igualmente sumida en esos beneficios ilegales, la CNTE.
Adiós a los “comisionados”, duro golpe
Hay quien compara este golpe a las camarillas sindicales del magisterio con el asestado al quitarle el IEEPO a la Sección 22. Es una acción que resienten de inmediato al sacarles prácticamente el dinero de sus bolsas. Pueden las dirigencias de pronto quedarse sin los cuadros con quienes se rodean y maniobran.
Esta medida podría incluso ser más dura que el congelamiento de las cuentas bancarias del sindicato y de sus líderes, tan duro que los dirigentes de la S-22 tuvieron que hacer de tripas corazón y solicitar ser atendidos por el director del “nuevo IEEPO” para tratar este asunto, reconociendo en los hechos la autoridad del Instituto que ellos ya no controlan.
En Oaxaca la nueva política educativa no puede ir más aprisa ni más a fondo porque al frente del “nuevo IEEPO” dejaron al mismo funcionario que también era director antes del famoso “decretazo”, Moisés Robles.
Evidentemente, éste y otros ineficaces fueron sostenidos por el gobernador Gabino Cué.
La idea es terminar el sexenio cubriendo a los miles de “aviadores” de ellos que cobran de 28 mil pesos en adelante, los más cercanos, y que cobran nada menos que en la nómina de la Dirección General del IEEPO.
Hay un recurso de petición de información al respecto muy reciente que podría ser de mayor escándalo. Misma a la que están dando largas en el IEEPO, piden que sea ratificada cual si fuera una demanda ante el Ministerio Público.
Pero, como dicen, si algo está mal cuidado que puede ponerse peor. Han pasado más de 35 años de caos en el sistema educativo, que al menos poner orden en el ámbito administrativo es algo.
La destrucción educativa sostenida contra generaciones de oaxaqueños es irreparable, mejorar la de las nuevas generaciones sí es posible, pero eso requiere más que reformas laborales, y en eso debiéramos avanzar, en mejora la calidad educativa.
Hemos visto que Oaxaca no le interesa mucho al centro federal. En el año 2006 la dejaron desangrar durante más de medio año. “Que se pudra Oaxaca”, se llegó a escuchar.
Y en otras ocasiones la expresión es que puros problemas damos, puras notas rojas de muertos y enfrentamientos entre pueblos indígenas “hermanos”.
La contribución oaxaqueña al PIB nacional es ínfima; el 97 por ciento de los recursos del gobierno estatal vienen de la federación. ¿A quién le ha importado Oaxaca?
Tres aspirantes contra el caciquismo
Por eso iniciamos esto diciendo que quizá ahora sí podría ser importante por esa fuerte razón de Estado: la permanencia de esa única reforma estructural que aún sobrevive, la educativa y no tanto por salvar la educación de los oaxaqueños.
Además de otras urgentes acciones para impulsar algún crecimiento económico en el estado, la educación no es algo que interese a los regímenes autoritarios o caciquiles.
Lo más probable es que el PRI retorne al gobierno de Oaxaca, en vista de la pulverización de la llamada oposición, de ahí la importancia de quien ese partido designe como candidato a gobernador.
Varios aspirantes han mencionado en sus periplos la necesidad de dejar atrás en la entidad cacicazgos o autoritarismo: lo ha dicho Samuel Gurrión (a pesar de haberse beneficiado con José Murat y Ulises Ruiz); también Mariana Benítez Tiburcio y el ex dirigente empresarial Gerardo Gutiérrez Candiani.
Es evidente que no les conviene que José Murat o Ulises Ruiz se alcen con la afirmación de sus pretensiones al lograr imponer a su candidato y dejarlos fuera a ellos, pero no por eso es menos cierto el riesgo.
Volveríamos muy seguramente a la connivencia del gobierno con la camarilla de la S-22; al condicionamiento a los inversionistas para asentar aquí sus empresas; a la toma de decisiones sin planificación.
Entre todos quienes aspiran al poder estatal, de todos los partidos, no hay aún quien haya demostrado calidad de estadista, lo que es mucho pedir, pero si hay equipos —el aspirante y su equipo es una dualidad inseparable— que ya dieron muestra de su incapacidad para hacer siquiera un gobierno regular en esta ínsula de pobreza que es Oaxaca.