Periodismo libre y comprometido

Search
Search
O A X A C A Clima de Hoy
Violencia feminicida

La violencia feminicida: Historias de mujeres que callaron por años

+ Callar ante los maltratos en una relación de pareja, no contarle a la familia ni a las amistades porque da vergüenza, suponer que la violencia es normal, esperar a que el hombre cambie para bien y no creerlo capaz de matarlas, son lecciones aprendidas por generaciones de mujeres en este país.

Por Ernestina Gaitán Cruz

Oaxaca de Juárez, Oax.- Sobrevivientes hablaron sobre las humillaciones, el control psicológico, los golpes en distintas partes del cuerpo, el haber sido aventadas contra la pared o el suelo, ser minimizadas y ser estranguladas y sin embargo dicen, no pudieron escapar, no pudieron irse por temor a las críticas, por no preocupar a la familia, por carecer de recursos económicos y de trabajo y porque en sus casas les dijeron “tu elegiste y te aguantas”.

No denunciaron por temor y desinformación, porque se han sentido solas. En las comunidades y poblaciones cercanas a la capital, no se denuncian porque los agresores son los familiares, a veces las figuras de autoridad: padres, abuelos, hermanos, tíos. La familia lo sabe, los vecinos lo saben, pero no se atreven a hablar. Y se dan casos en que se obliga a las jóvenes a casarse con sus violadores, para que los hijos no crezcan sin padre.

Al respecto, la abogada Patricia Olamendi Torres, especialista en temas de violencia contra las mujeres, pidió a las autoridades y a la ciudadanía ser vigilantes de las leyes.

Patricia Olamendi | Foto: Revista Abogacía, David F. Uriegas

“Se sigue diciendo que por costumbre se llevó a la chamaca, la violó, pero se casó con ella, la embarazó y tiene que ser madre a los 11 ó 12 años… Han tomado el cuerpo de las mujeres y el de las niñas, de una manera arbitraria y siguen defendiéndolo como costumbre”.

Patricia Olamendi Torres

Se deben conocer las leyes para que se apliquen. En México existe la de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Norma Oficial Mexicana (NOM) 046 Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la prevención y atención y la NOM 047 para la Atención a la Salud del Grupo de 10 a 19 años para que las mujeres de todas las edades conozcan sus derechos y los hagan valer.

Y está en proceso para el Estado de México, lo cual sentaría un precedente, la Ley Mariana Lima Buendía que busca que todas las muertes violentas de mujeres se investiguen con perspectiva de género, que se recolecte y salvaguarde la evidencia y que los funcionarios omisos sean sancionados. Lleva el nombre de la joven que fue asesinada por su esposo César Hernández Ballinas, quien dijo que ella se había suicidado.

Irinea Buendía, madre de la joven y quien durante 13 años ha luchado por la justicia para su hija, ingresó el 8 de agosto del 2023, una iniciativa en el Congreso del Estado de México para que la sentencia dada al homicida de su hija, sea ley y se pueda denunciar a los servidores públicos corruptos, omisos, negligentes que cometen falencias que obstruyen la investigación y la justicia.

Irinea Buendía | Foto: El País, Nadya Murillo

La madre de la primera mujer cuya muerte fue investigada con perspectiva de género en México, dijo que en todos los estados del país, más del 90 por ciento de las carpetas de investigación no llegan a tener una sentencia condenatoria…

“El mensaje que siguen mandando a los asesinos feminicidas es que pueden matar a quien quieran y no pasa nada”.

Irinea Buendía

En este sentido, la doctora Patricia Olamendi pidió a las legisladoras, se sumen a la causa de las mujeres: “respeto a nuestro cuerpo, a nuestras decisiones y dignidad. “Hoy que logramos que tantas mujeres accedieran a puestos de representación política por el principio de la paridad de género que desde los años 90 peleamos en los tribunales, esperamos que se sumen porque ya es insoportable vivir en un país donde no quieren a sus mujeres”.

Respecto al Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia contra las Mujeres, “pionero en el país”, la Doctora Olamendi Torres dijo:

“En Oaxaca hasta se inventaron que debe haber tratamiento sicológico y no debe ser así. Quien comete un delito tiene que pagar, no a reeducarlos. Nadamas les enseñamos cómo golpear mejor sin que se note. Si hay delito ¡que paguen! … Las mujeres van porque intentó matarla con cuchillo, estrangularla, quemarla; van con fractura. Esas son las violencias y no se reparan con pláticas para los agresores”.

Con una lección brutal, desde niña aprendió a callar

Anerola de 40 años y un hijo de 21 y otro de 11 años, aprendió desde niña que las mujeres no deben hablar de la violencia que viven en sus hogares, porque les puede ir muy mal y quedar con la culpa de haber provocado una tragedia. Así que ante algún problema con su pareja, debía quedarse callada.

Cuando iba en primaria, su madre le platicó que una señora muy bonita que andaba por el pueblo con un rebozo enrollado en la mano, estaba así porque cuando tuvo problemas con su esposo, lo contó a sus hermanos. Ellos fueron a reclamar al hombre y en el pleito, el marido le cortó la mano a ella y uno de sus hermanos, lo mató.

Foto ilustrativa

La lección fue brutal y se quedó grabada y asimilada por la niña Anerola. Cuando a los 17 años se casó y al poco tiempo su esposo (10 años mayor que ella), aumentó las agresiones que iniciaron desde el noviazgo, no habló de ello, porque su mamá -quien también vivió violencia intrafamiliar- le decía es tu marido, tienes que soportar y tu elegiste y te aguantas.

Así vivió violencia física, emocional, económica y el alejamiento de su familia. En una ocasión por esta razón se hicieron de palabras y, dice, como tenía el patrón de conducta de que su padre golpeaba a su madre después de agredirse verbalmente, ella le reclamó a su esposo y en presencia de su suegra, la golpeó. La madre de él, evitó que la pateara. A casi 20 años de distancia dice que hubo amor, pero los patrones de violencia los superaron.

“Yo buscaba golpes y él buscaba a quien golpear; encajábamos bien”, relata.

Su suegro tuvo 15 mujeres y 30 hijos y la esposa sobrevive a la violencia. En una de esas agresiones, de un puñetazo el señor tiró a su esposa abajo de la cama. Al levantarse, se pegó con el filo del metal de la cama, volvió a caer y desde entonces, su ex suegra sufre ataques epilépticos.

Como varias mujeres, antes del matrimonio, Anerola se dijo que ella no permitiría maltratos como los vividos por su madre. Ella tenía una licenciatura, buen trabajo y buen salario. Pero cuando fue violentada, le dio vergüenza que lo supieran, como si hubiera sido su culpa. Recuerda cuando le lastimó la cara, ella buscó cubrirse con mucho maquillaje para que la gente no se diera cuenta.

Esa vida de violencia hubiera seguido. Pero un día, su hijo, de entonces dos años, la sorprendió cuando dijo “papá pum, pega a mamá” y con su puñito hizo el ademán de golpear. Entonces deseó no educarlo en ese ambiente y se dijo:

“Nosotras educamos a estos hombres que van a repetir el patrón en su vida adulta.

Si se hubiera quedado, dice, iba a haber más agresiones, incluso “accidentes” como cuando él le cerró la puerta del coche y le lastimó un dedo que mantuvo entablillado por dos semanas, claro sin contarle a nadie cómo había sido. En una de esas, “me hubiera mandado al otro mundo”.

Años después logró salir. Se salvó por un grupo de Al-Anon. Aprendió a hablar de lo que le pasaba, a no tener vergüenza ni culpas. Supo que muchas mujeres de diversas condiciones vivieron violencia intrafamiliar y hablándolo entre todas, entendió la influencia cultural y los patrones de conducta grabados a fuego desde la niñez y que avivan la violencia.

No se debe permitir ninguna agresión. Ni aceptar que tú lo hiciste enojar por eso te pegó y tú eres la culpable. Se debe buscar ayuda, como los grupos de Al-Anon. Ahora a la distancia, comenta que aprendió “a vivir el hoy y respetar el 50 por ciento en las relaciones con la pareja, con las amistades, con la familia. La violencia viene por educación.

“Hemos golpeado a los hijos e hijas, a nosotros nos golpearon igual y con resentimientos. Repetimos ese patrón y no nos damos cuenta hasta que lo hablamos. Por eso no te quedes callada”.

De reina de belleza a mujer sin voluntad

Lourdes es una mujer de 55 años. Tiene un hijo y dos hijas mayores con vidas propias. Hace más de 10 años su esposo se fue de la casa porque tenía un nuevo amor. De no haber sido así, nunca se hubiera separado y tal vez estuviera muerta, porque la violencia aumentaba cada día, dice.

Con lágrimas recuerda los 25 años de matrimonio en que pasó de ser casi una reina de belleza -participó en el concurso estatal y fue finalista-, a una mujer que cada día perdía voluntad y dignidad, sin poder de decisión ni para comer, vestir o salir sola a menos que fuera con su agresor.

Foto ilustrativa

En ese tiempo, él tuvo relaciones con varias mujeres, mientras en su casa la convivencia era un infierno para todos. Y al pasar los meses y los años, él se volvió más cínico pues cuando ella aparecía ante los hijos con señales de violencia, él decía “qué mueble tan tonto con el que te golpeaste”.

Ella veía con naturalidad que después de agredirá, él, un político prominente, se arrepintiera, le dijera que la amaba, que ella provocaba la violencia. Que lo comprendiera porque estaba presionado. Y le enviaba las clásicas flores y ella lo perdonaba. Lourdes creía que así era el amor. Los altibajos de la vida en pareja.

En los primeros años de matrimonio empezaron las señales que ella no supo entender: empujones, pellizcos y comentarios de menosprecio. Hasta los últimos tiempos en que la ahorcaba en el dormitorio, la arrinconaba contra los muebles y la agredía hasta quedar exhausto o la aventaba contra la pared hasta sangrarla.

Ello más las humillaciones públicas en los mejores sitios a los que la llevaba y le elegía lo que debía comer porque ella, decía él, era incapaz; ni siquiera sabía cómo masticar. Y si estaban en alguna comida con gente “de poder”, ella estaba pendiente de algún gesto con que él la controlaba para que ella “se comportara bien”.

La familia de Lourdes nunca supo nada, porque se iban a preocupar y no remediarían nada y porque al fin era su vida, ella había elegido y tenía que asumir las consecuencias. Ahora después de muchas lágrimas y terapias, sabe que vivió en una relación violenta y debió haberlo hablado.

Cada día trata de superar los traumas. Quedan huellas. Aún no puede mirar de frente ni a las amigas. Tampoco va sola a una tienda departamental. Recuerda que la primera vez que se atrevió a ir sin su agresor, durante varios días dio muchas vueltas para atreverse a entrar y cuando lo hizo, salió rápido. No se sentía segura y le daba pena que la vieran y notaran que era una mujer sin valor, decía.

¿Denunciarlo? Jamás siquiera lo pensó. Porque no le iban a creer, porque su familia sabía que él era un buen hombre que la mantenía con lujos, porque ella no tenía dinero, porque con su poder como político seguramente las instancias de justicia no le harían caso a ella y porque si se enteraba, seguramente la mataría antes de continuar con el trámite.

Sabe que después de ella, ha vivido con varias parejas, a las que igual maltrataba. Ahora ya ni se llevan bien. Simplemente no tienen trato. Y desde hace varios años, José vive con una mujer que llegó con dos hijos pequeños. Lourdes sabe, porque algún chofer de él le contó, que a su actual pareja, la agrede con saña, igual que hizo con ella y sabe que la mujer todo lo soporta, en silencio.

Si me tocas, te mato

Juana Arsenia tiene 75 años y 19 de haber vuelto a nacer. Sobreviviente de seis operaciones delicadas por las múltiples agresiones de su esposo en más de cuatro décadas de matrimonio, hoy se sabe fuerte y capaz de matarlo en defensa propia.

Por indicaciones del médico que la atendió hace 19 años cuando por una golpiza más le quitaron y acomodaron órganos internos, dice, comenzó a correr y a competir. Esa actividad la salvó porque se recuperó, adquirió confianza, se sintió reconocida y querida y lo más importante, le perdió miedo a su esposo.

En entrevista cuenta que ha obtenido más de 300 reconocimientos entre diplomas, trofeos y medallas que cuelgan en las paredes de su casa, lo mismo que fotografías, juguetes de peluche y obsequios de autoridades y funcionarios estatales, municipales, representantes deportivos y de compañeros corredores.

Hace casi dos décadas creyó que todo lo malo había pasado. Sin embargo las secuelas de la violencia que le ejerció su esposo, continúan. Actualmente espera fecha para una nueva operación por afectaciones en discos lumbares. Esto como consecuencia de las múltiples veces en que su esposo la dejó golpeada y tirada de espalda sobre las alcantarillas.

Gracias al deporte, a los reconocimientos y muestras de afecto, se siente viva y querida y es que no conoció el amor de una pareja. Nunca tuvo un hombre que la acompañara, que la llevara siquiera a comer un taco, dice con tristeza. Y es que de jovencita la casaron a la fuerza con quien sería su maltratador, un hombre que no eligió y menos amó.

Recuerda que un día que fue por agua en su pueblo, Polo simplemente la agarró a la fuerza y la jaloneó para levársela a vivir con él. Ella se salvó porque se aferró a un árbol, luego llegó su madrastra quien la defendió y se escapó a su casa. Sin embargo al día siguiente su propio padre, don Ricardo le anunció que debía casarse. Polo lo había presionado con denunciarlo a la policía y es que estaba en libertad condicional por acusaciones falsas. Se tuvo que casar.

Ahí empezó el maltrato. Se cumplió lo que le había anunciado su suegra, que cargaría con hijos en la espalda, los brazos y jalando. Que soportaría que el “macho” de su hijo la tratara mal y anduviera con otras mujeres que le pasarían enfrente presumiendo los regalos de él y ella. Juana Arsenia, debía atenderlo y mantenerlo.

Así pasaron 40 años es que además de soportar los maltratos, también fue violada por el esposo y así tuvo a sus tres hijos y dos hijas. En cada ocasión se quería morir, abrirse el vientre y arrancárselos. Pero los tuvo, los ama y ahora dice “tanto que no los quería y tan chulos mis hijos a quienes quiero tanto”.

Y sin embargo sobrevivió. “Vivo por la voluntad de Dios”, dice al recordar esos tiempos y cómo se atrevió a hacer caso a lo que por años, sus vecinos, familiares, amistades, conocidos y médicos le decían: que dejara a ese hombre, que lo denunciara o que ya no permitiera más maltratos.

No lo hacía porque cuando se tiene miedo, se tiene miedo, dice. Relata que caminaba con la cabeza agachada y cubierta. No veía a los ojos a la gente y apenas si hablaba porque se sabía una persona sin valor después de tantos años que su esposo Polo Cuevas se lo repetía. Por eso ni intentaba defenderse. Sólo tenía miedo.

Pero después de su última operación hace 19 años todo cambió. Empezó a correr por indicaciones médicas y encontró su fuerza, su poder y confianza. Al correr sentía que volaba, que sus pies no tocaban el piso y que estaba entre los suyos, quienes la fueron conociendo y admirando; la empezaban a querer.

Foto Ilustrativa

Por eso cada año festeja su edad cronológica y también celebra los años de haber vuelto a vivir, luego de un coma de cuatro días y una embolia de los que se recuperó lentamente. Fueron meses en que estuvo vulnerable y presa fácil del esposo que, aun así, no perdió ocasión para insultarla y agredirla. Por eso, ella pensó en diferentes formas de defenderse desde agua hirviendo, disparos, cuchillo o golpes con una roca. Un día lo esperó en un camino y al subirse al coche y él darse cuenta de sus intenciones quiso desbarrancar el vehículo, pero se salvaron los dos.

Ahí él vio su determinación. Y después ante algún intento de agresión, ella se atrevió a contestarle y a advertirle que, si le volvía a poner una mano encima, no lo iba a contar. “Si me vuelves a tocar, te mato” le dijo y desde entonces acabaron los maltratos.

Ernestina Gaitán Cruz

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.

septiembre 2023
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930  
Scroll al inicio