Era 1776 cuando apareció el ya clásico libro de Adam Smith “Investigación sobre causas y naturaleza de la riqueza de las naciones”, que sentaría las bases teóricas e ideológicas y que inauguraría el despliegue de un sistema económico y político basado en el predominio del capital privado, donde sus actores claves serían hasta hoy las empresas, los individuos y los consumidores, en otros términos el capitalismo.

La tragedia que está pasando nuestro país en buena medida está sujeta a dichos mecanismos de oferta y demanda de “mercancías”: droga y armas principalmente que representan jugosos negocios, sólo por debajo del petróleo y las remesas para nuestro país, pero Estados Unidos quizá no podría sobrevivir un día sin drogas.

La presión de las empresas armamentistas y de los consumidores adictos y temporales, más aún los distribuidores que son a la vez un mal necesario para dicho mercado, son algo así como cuatro considerando al propio Estado gringo los actores de la tragedia mexicana que se ubica del otro lado.

De este lado los actores principales: el Estado mexicano que incluye los tres poderes y los tres niveles de gobierno por un lado y, por otro, los delincuentes que incluye a los capos y sus sicarios que los acompañan.

Pero se encuentran también los consumidores nacionales que conforman el llamado mercado nacional que tanto adquieren armas como también consumen droga.

Es el mercado el que está ocasionando el daño colateral y hay desde luego una tipología de actores involucrados, “la mano invisible” que soñó Smith hace casi dos siglos y medio, en que el capitalismo extrae un bien común de los actos interesados de los individuos.

Sin embargo, no previó hechos enigmáticos de permeabilidad de la desigualdad, la delincuencia y la guerra en que ahora está sumido el país; incluso, los últimos rincones donde hasta hace poco reinaba la tranquilidad, hoy son escenarios de masacres, extorsiones y robos, donde la nota roja se intensifica.

No creo que nos encontremos en la cúspide y que el fenómeno irá bajando; en realidad se intuye que después del 2007, cuando el gobierno de Calderón declaro la guerra al narco, dio luz verde para que México se arme y éstas son las causas que sólo sacudieron el avispero.

Hoy se ve incontrolable, a pesar de que cuando hay captura de alguno de los actores se hacen de manera espectacular, no hay nada que apunte a verificar el mercado o el sistema económico, como sí ocurrió a nivel global en 1890 y en la crisis de 1930, cuando se dio un giro al manejo de la economía, cuando se activó un Estado fuerte y activo.

Pero mientras esto no acurra, seguiremos padeciendo los efectos del mercado.

(*) Profesor-investigador del Instituto Tecnológico Superior de San Miguel El Grande, Tlaxiaco.