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Antonio Turok, un fotógrafo mexicano varado en NY el 11 de septiembre de 2001

NUEVA YORK, E.U., septiembre 11.- Como todas las grandes historias, esta tiene un comienzo sencillo.

El viaje del fotógrafo mexicano Antonio Turok, quien visitaba la ciudad de Nueva York para cobrar unas regalías por la publicación del libro: “Chiapas: El fin del silencio”, terminaría en una odisea hacia el lado más oscuro del hombre.

La mañana del 11 de septiembre de 2001, el sonido del teléfono irrumpió en el departamento ubicado en la calle 89, cerca de Central Park.

La voz de la hermana de Antonio emergió de la bocina.

–Me dijo que prendiera la tele que había habido un accidente, que un avión que se había estrellado contra las torres gemelas.

El fotógrafo de 56 años de edad nacido en el Distrito Federal, encendió el televisor. Mientras hablaba con ella, el segundo avión dio el golpe de gracia al WTC.

“Fue entonces que entendí que no era un accidente, sino un ataque premeditado”.

Sin más, el ex corresponsal de guerra tomó su cámara y se internó en el corazón de las tinieblas.

–Una sensación muy extraña sentía en el ambiente. Todo el mundo estaba consternado. Veía a la gente asustada, como pasmada… contemplando la tremenda columna de humo negro. Sólo dos inmensas nubes negras.

Turok avanza contra la corriente. Algo lo impulsaba a seguir, a llegar al lugar del que todos querían escapar.

–¿Por qué chingados me tengo que meter?, pensaba.

Las inmediaciones de la “zona cero” estaban acordonadas por militares. Pero eso no iba a detener a Antonio, quien llegó a tan sólo cinco cuadras del infierno, hasta el corazón financiero de EEUU: Wall Street.

En las horas y los días subsecuentes, las cosas se aclararon.

Los ataques del 11 de septiembre se atribuyeron al grupo radical Al Qaeda, quien secuestró cuatro aviones, dos de ellos se impactaron contra las torres gemelas, uno más cerca del Pentágono y el último nunca llegó a su objetivo.

Salir de Nueva York era imposible. Varado por dos semanas. Antonio se dedicó a retratar las reuniones colectivas, a las personas que buscaban a sus queridos entre las decenas de muertos sin rostro… sin nombre.

Los atentados causaron más de seis mil y dos mil 973 muertos.

Al dejar atrás las sirenas, el humo, la ceniza, el dolor… y llegar de nuevo a México, el corazón de Antonio Turok –el hombre que desde los 14 años encontró su gran amor al robarle una cámara Leica 1936 a su padre– está lleno de tristeza y reflexiona:

“El 11-S es un reflejo de la intolerancia humana. Ahora vamos a decir antes y después del 11-S. Nos ha marcado brutalmente. Hay que recordarlo los próximos cinco mil años para que el ser humano evite este tipo de eventos, no sé si seremos capaces, pero de que hay que tratar de hacerlo… hay que tratar de hacerlo”.

Incluyen a cinco mexicanos fallecidos en memorial de 11-S

El nombre de cinco de los 16 mexicanos de cuyo fallecimiento en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se tiene información fidedigna, fueron incluidos en el memorial para las víctimas, inaugurado hoy en Nueva York.

Los mexicanos incluidos en el memorial son Antonio Meléndez, Antonio Javier Álvarez y Leobardo López Pascual, originarios de Puebla, así como Juan Ortega Campos, de Morelos, y Martín Morales Zempoaltécatl, de Tlaxcala.

“Las autoridades de este país no tenían la evidencia, principalmente en lo referente al ADN (de las demás víctimas), por lo que no los pudieron incluir en el memorial”, explicó Carlos Manuel Sada Solana, el oaxaqueño cónsul general de México en Nueva York, en entrevista con Notimex.

El Consulado de México en esta ciudad rindió homenaje a las 16 víctimas identificadas con suficiente certidumbre, además de los otros mexicanos que no han podido ser reconocidos de manera plena.

“Estamos aquí reunidos para rendir un homenaje a los mexicanos de los que tenemos conocimiento que fallecieron o desaparecieron, y también a los otros que perdieron la vida o que fueron afectados y de los que no se tiene conocimiento”, afirmó Sada.

Los otros 11 mexicanos fallecidos en el 11-S y reconocidos de manera oficial por el Consulado de México en Nueva York son Arturo Alba Moreno, de la ciudad de México; José Manuel Contreras Fernández, de Jalisco; Germán Castillo García, del Estado de México; José Guevara González, de Aguascalientes, y Fernando Jiménez Molina, de Oaxaca.

También se encuentran Alicia Acevedo Carranza, Víctor Antonio Martínez Pastrana y Juan Romero Orozco, de Puebla; Jorge Octavio Santos Anaya, de Aguascalientes; Margarito Casillas, de Jalisco; y Norberto Hernández, de origen incierto.

La ceremonia fue celebrada en la sede consular de México en Nueva York en el décimo aniversario de la tragedia.

Mientras tanto, Joel Magallán, director de Asociación Tepeyac, una de las más activas organizaciones en brindar ayuda a las familias de las víctimas del 11-S, afirmó que tiene conocimiento de al menos otros tres mexicanos que fallecieron en los atentados, pero sin disponer de sus nombres.

De acuerdo con Sada Solana, las familias de los 11 mexicanos no incluidos en el memorial han recibido apoyos de organismos comunitarios en Nueva York, aunque no así del gobierno de la ciudad, que no los ha incluido en ninguno de los programas de asistencia para las víctimas del 11-S.

Divulga la NASA fotos y video de ataques del 11-S, vistos desde el espacio

El astronauta Frank Culbertson, el único estadunidense ausente en la Tierra durante los atentados de 2001, captó con su cámara la enorme humareda del derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York, en unas fotos y vídeo divulgados hoy por la NASA.

La mañana de los ataques, el 11 de septiembre de 2001, Culbertson se encontraba a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, en inglés) junto con dos astronautas rusos y a 250 kilómetros de distancia cuando, según recuerda, vio la bola de humo que se erigía desde la zona de Manhattan.

Al sólo enterarse de lo que estaba ocurriendo, porque se lo comunicaron sus superiores, Culbertson comenzó a documentar los ataques en fotografías porque la ISS sobrevolaba en esos momentos el área de Nueva York.

“Cuando la vi por la ventana, tomamos el vídeo justo cuando colapsaba la segunda torre. No sabía que ocurría exactamente, pero supe que era algo verdaderamente malo porque había una gran nube de escombros que cubría Manhattan”, señaló Culbertson, según un comunicado divulgado por la agencia espacial estadounidense.

“Allí fue cuando verdaderamente se volvió algo doloroso porque fue como ver una herida en el costado de tu país”, agregó Culbertson, entrevistado por la NASA con motivo de la conmemoración del décimo aniversario del 11-S.

En una carta que publicó al día siguiente de los ataques terroristas, Culbertson señaló: “el mundo cambió hoy. Lo que haga o diga es poco en comparación con la trascendencia de lo que ocurrió a nuestro país al ser atacado”.

“Es horrible ver el humo que emanaba de las heridas hechas a tu país desde semejante perspectiva. La dicotomía de estar en una nave espacial dedicada a mejorar la vida en la Tierra y ver cómo esa vida es destruida mediante unos actos terribles y deliberados sacude la psique, no importa quién eres”, enfatizó Culbertson.

“Las lágrimas no fluyen de la misma manera en el espacio. Es difícil describir lo que siente; era el único estadounidense fuera del planeta en un momento como este” y sin poder consolar a sus seres queridos, dijo Culberton, de 62 años de edad, y jubilado de la NASA desde 2002.

Para Culbertson, los ataques suscitaron una reacción visceral y “abrumadora” al enterarse de que un amigo y colega suyo, de sus tiempos en la Academia Naval de EU, Charles Burlingame, fue el piloto que falleció cuando el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra el Pentágono.

 

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