EXPRESIONES.- Con eso de que ahora las redes sociales nos acercan mucho más a causa de la fluidez de la información, a veces nos acerca tanto que surgen tremendos frentazos entre los que se supone saben y los que se suponen no saben.

Definitivamente, en ese afán de los políticos por estar “presentes” en todos lados, corren el riesgo de encontrar hormas de su zapato por doquier.

Y todo a causa de que nuestra endeble educación no nos da ya ni para leer adecuadamente una revista Kalimán, Chanoc, Memin Pingüín o el Libro Vaquero, no se diga leer a Saramago, Borges, García Márquez, Cervantes Saavedra o Savater.

La lectura en la actualidad se ha reducido a una literatura de poca profundidad y calidad que ha creado lectores de literatos de ocasión y no de verdaderos escritores que aporten profundidad y amenidad a temas humanos, históricos, políticos o sociales.

Hoy cualquiera escribe y hoy cualquiera lee, menos los políticos, que por la idiosincrasia actual debieran aprenderse por lo menos tres libros básicos de los cuales poder comentar y enorgullecerse, al menos, para no hacer el ridículo como lo hizo tantas veces Vicente Fox, en su época dorada, o en este momento Enrique Peña Nieto, quien involucró por su ignorancia a su hija, que se supone tiene buena educación, pero no tolerancia y paciencia con la prole que se burló de su señor padre.

¿En dónde está nuestra educación, entonces? ¿En qué nivel podemos considerar nuestro intelecto que las grandes elites de la política se evidencian ante el populacho?

Lo único que salva este bochornoso asunto es que ese populacho que tanto manipulan y a veces menosprecian, tiene la oportunidad de soltar ese sarcasmo natural del mexicano que hace mofarse de la clase más pudiente de nuestra sociedad: la superflua clase política.

Oaxaca de Juárez, Oax., martes 6 de diciembre/2011

rampuga@prodigy.net.mx confusiopuga@hotmail.com